El padre del precandidato republicano nació en México, pero Romney mantiene posturas muy duras sobre el tema de la inmigración, lo cual lo aleja de los votantes hispanos.
Un botón de Mitt Romney junto con otro original de la
campaña presidencial realizada en 1968 por George Romney, padre del
precandidato. ( Foto: Chip Somodevilla/ AFP)
“Su padre nació en México. ¿Es usted mexicoamericano? ¿Podría ser el primer
Presidente hispano?”, le preguntaron a Mitt Romney en una entrevista en la
cadena en español Univision. “Me encantaría ser capaz de convencer a la
gente de eso, sobre todo en las primarias de Florida, pero creo que no sería
sincero de mi parte”, bromeó Romney, conciente de su problema para atraer a los
votantes hispanos. “Mi papá nació en México, y estoy orgulloso de mi herencia,
pero era hijo de ciudadanos estadunidenses que vivían en México en aquel
momento. Él nunca habló español, tampoco sus padres. Así que no puedo atribuirme
ese honor. No creo que la gente pensara que estoy siendo honesto si les dijera
que soy mexicoamericano”.
Romney no suele hablar sobre la historia de su familia en México, y nunca ha
visitado a sus primos al sur de la frontera. Pero sí los mencionó durante uno de
sus mítines, antes de las primarias en New Hampshire: contó que su padre nació
en México y presentó la historia de su familia
como la de una más de las de
“miles de inmigrantes que vienen a Estados Unidos (EU) en busca de oportunidades
económicas. Nos convertimos en una nación que atraía innovadores de todo el
mundo. Está en nuestro ADN”.
FAMILIA EMIGRANTE
La historia, aunque ya se conocía, prendió como la pólvora. Las grandes
cadenas de televisión estadunidenses viajaron hasta Colonia Juárez, en
Chihuahua, para encontrar a los Romney mexicanos. En internet, se debatía sobre
si Romney podía ser considerado hispano.
Al igual que el presidente Barack Obama, el candidato republicano tiene una
historia familiar compleja. Sus antepasados viajaron a EU por razones
religiosas, y tuvieron que marcharse, por los mismos motivos, una generación más
tarde.
La familia Romney es originaria de Inglaterra; William fue alcalde de Londres
en el siglo XVII, y otro antepasado, George, fue un famoso retratista del siglo
XVIII, según la biografía familiar escrita por Thomas C. Romney en 1984.
“Características importantes y distintivas de los varones de la familia son
una cabeza grande y cuadrada; una enorme mandíbula, ojos azules y pelo claro,
predominantemente. Las características mentales y emocionales particularmente
evidentes son una voluntad indomable y una determinación férrea, que se ve
reforzada por el coraje y la honestidad de sus propósitos, admirada incluso por
aquellos que no están de acuerdo con ellos en cuanto a sus juicios”, escribió
Thomas.
En 1837, el tatarabuelo de Mitt, Miles, conoció en Londres a varios
predicadores mormones que habían sido enviados desde EU por el fundador de la
Iglesia, Joseph Smith. Cuatro años después, Miles y su familia llegaron a Nueva
Orleans y después se unieron a la colonia mormona de Smith en Nauvoo, Illinois.
Miles Park Romney, bisabuelo de Mitt, nació allí en 1883; pero la familia y
muchos habitantes de las colonias dejaron Nauvoo al año siguiente, luego de que
Smith fuera asesinado por una turba. Miles Park ayudó a establecer asentamientos
mormones en Saint George, Utah, y en Saint Johns, Arizona. Tuvo cuatro mujeres y
30 hijos. Cuando el gobierno de EU (donde la poligamia era ilegal y castigada)
acusó a los mormones de rebeldía, fue perseguido y encarcelado por “cohabitación
ilegal”, se le confiscaron sus propiedades y llegó a huir de los federales
gracias a que se escondió en una furgoneta, según la biografía de Thomas.
Mitt menciona brevemente a su bisabuelo en su libro de 2004 Turnaround,
en el que habla sobre su gestión de los Juegos Olímpicos de Invierno de
2002 en Salt Lake City, Utah, pero no dice que tuviera varias esposas. “A pesar
de que emigró, mi bisabuelo nunca perdió el amor por este país”, escribe. “Tenía
una lealtad permanente a América”.
El padre de Mitt, George, nació en Chihuahua y regresó a los cinco años a EU.
Creció en un entorno humilde, pero logró convertirse en empresario de la
industria del automóvil, en gobernador de Michigan y en candidato a Presidente
de EU, aunque perdió la nominación contra Richard Nixon en 1968.
En esos años se
habló sobre su elegibilidad, al haber nacido en México, algo que suponía un
problema mayor incluso que el hecho de que fuera mormón.
Debate organizado por NBC News entre Romney y Newt
Gingrich en Tampa, Florida, el 25 de enero pasado. Foto: Chip Somodevilla/ AFP
ALEJADO DE LOS HISPANOS
La historia de la familia de Romney ha sido un filón para los críticos por
las posturas en inmigración del candidato. Muchos le han recordado que de
existir el muro que él propone para separar EU y México, su familia no podría
haber emigrado cuando lo necesitó.
El ex gobernador de Massachusetts ha sido muy duro en materia de inmigración,
porque sabe que atrae a la base conservadora del Partido Republicano, que le
acusa de ser demasiado moderado.
Romney califica de “amnistía” cualquier propuesta, aun limitada, para
solucionar el problema de los 11 millones de indocumentados. Criticó a Rick
Perry, gobernador de Texas, por las ayudas a los estudiantes indocumentados en
las universidades públicas, y a Newt Gingrich cuando propuso legalizar a los
indocumentados que llevan más de dos décadas en el país, que tengan familiares
directos y no hayan cometido delitos.
Romney ha prometido que si llega a la Presidencia vetará la Development,
Relief and Education for Alien Minors Act (llamada DREAM Act), la cual concede
la ciudadanía a los jóvenes que llegaron como ilegales a este país, tras pasar
por la universidad o el Ejército, mientras propone como solución para los
indocumentados, que se “autodeporten” y pidan la residencia desde sus
países.
En Carolina del Sur, Romney hizo campaña con Kris Kobach, secretario de
estado de Kansas, bien conocido como el arquitecto de las leyes antiinmigración
de Arizona y Alabama. En respuesta, el grupo de republicanos latinos Somos
Republicans decidió apoyor a Newt Gingrich, quien es moderado en el tema.
“Apoyamos a Gingrich porque tiene una idea más abierta de lo que es la
inmigración.
Pero más que todo, porque Romney ha recibido el apoyo de Kris
Kobach, que ha estado detrás de legislación antiinmigrante en EU y ha trabajado
para grupos opuestos a los inmigrantes. Y no estoy hablando sólo de inmigración
ilegal, sino a la de cualquier tipo. Además, Romney dijo que si fuera Presidente
vetaría la DREAM Act, y no nos gusta porque nos parece que no es en el mejor
interés del país ni de nosotros”, explica Antonella Romero, portavoz de la
organización.
Las agresivas posturas en inmigración podrían suponer un importante problema
para Romney si resulta ser el candidato republicano. El voto hispano es clave en
estados tan disputados como Florida, Colorado y Nevada. En 2008, Obama consiguió
67 por ciento del voto de los latinos, frente a 31 por ciento que votó por su
adversario John McCain.
Según una encuesta de las cadenas Univision y ABC publicada
esta semana, en una elección entre Romney y Obama, 67 por ciento votaría por
Obama y 25 por ciento por Romney. Además, 41 por ciento de los hispanos tiene
una imagen desfavorable de Romney, frente a 28 por ciento favorable.
Romney, acompañado de su esposa Ann y su hijo Craig, habló
en Miami ante una organización hispana el pasado 27 de enero. Foto: Emmanuel
Dunand/ AFP
INMIGRANTES, NECESARIOS PARA GANAR
Los rivales saben que este es un flanco débil por donde atacar al candidato.
Newt Gingrich calificó la idea de la “autodeportación” como “una fantasía”, y lo
acusó de no “mostrar humanidad por las personas que ya se encuentran aquí”. “No
soy antiinmigrante, soy pro inmigrante”, se defendió Romney. El candidato afirmó
que le gusta la inmigración y que sabe que “ha sido una extraordinaria fuente de
fortaleza de este país”, y agregó que los inmigrantes lideran la creación de
empresas, por delante de los ciudadanos estadunidenses, y contribuyen de manera
importante a la economía y la cultura de EU. “Pero la inmigración ilegal debe
parar o se harán esfuerzos para pararla. Y eso sería un error. Quiero más y no
menos inmigración legal”.
También ha sido polémico un documento de campaña sobre el liderazgo de EU
distribuido el pasado otoño, en el que Romney se refirió a México como un futuro
Estado fallido. “Debemos contener a los Estados fallidos o en vías de serlo,
como Somalia, Yemen, Afganistán, Pakistán y, en un alarmante grado, nuestro
vecino del sur, México. Estos son países con gobiernos débiles que están
arruinados por la pobreza, enfermedad, luchas internas, refugiados, drogas y
crimen organizado. Y se han convertido en refugio de terroristas, piratas y
otros tipos de redes criminales”.
Aun así, la campaña de Romney intenta llegar a los votantes latinos. En
Florida, que vota este 31 de enero, está emitiendo anuncios en español. En uno
de ellos, Craig, el hijo del candidato, habla en español sobre libertad y
oportunidades. Pero Florida, donde el voto cubanoamericano mayoritario es
tradicionalmente conservador, no es representativa del voto nacional
hispano.
Romney sabe que no puede llegar a la Casa Blanca sin el apoyo de 40 por
ciento de los votantes hispanos, que en su mayoría son mexicoamericanos.
“Lo sorprendente es que Romney no ha demostrado ningún interés por utilizar a
su favor sus raíces mexicanas ni por ganar el voto hispano”, escribió Jorge
Ramos, el presentador mexicano de Univision que preguntó a Romney por
sus orígenes. “Lo que le permitirá a un republicano ganar la nominación de su
partido le puede costar la elección general. Es una simple cuestión de
números”.
Beatriz Barral
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