domingo, 16 de octubre de 2011

SE FUE EL JERARCA PRIISTA...MILTON CASTELLANOS, UN POLITICO DE CONTRASTES; EL DE LAS MAYORES OBRAS Y EL REPRESOR



MILTON CASTELLANOS EVERARDO, EX GOBERNADOR DE BAJA CALIFORNIA
 La mañana del lunes 10 de octubre, trascendió la noticia de la muerte del ex gobernador, una de las máximas figuras del PRI en Baja California. En marzo había cumplido 91 años. Deja 17 nietos y 28 bisnietos, además de un largo camino en el claroscuro de la política, en la era del partido tricolor en el presidencialismo absoluto.

 Sergio Haro Cordero
 Milton Castellanos Everardo fue un político de contrastes. “Bueno, honesto, sincero, cabal, un ejemplo”, resumió su hijo Milton Emilio, parado sobre el púlpito de la Catedral de Mexicali, a unos metros de la urna que contenía las cenizas del ex gobernador –uno de los íconos del priismo-, ante cientos de familiares, amigos y simpatizantes.

El ex gobernador fue duro pero conciliador, amable pero drástico en sus planteamientos. Le tocó la época de oro del sistema presidencialista vinculado al Partido Revolucionario Institucional (PRI), caracterizado por su verticalismo y lo central e inobjetable de las decisiones.

A Milton Castellanos se le recordará por las grandes obras que impulsó en la entidad -con el apoyo de Luis Echevarría-, como la canalización en Tijuana, el Centro Cívico en Mexicali, la urbanización en el estado y el apoyo a productores agrícolas.

Pero la otra cara tuvo que ver con la dureza ante la oposición, la antidemocracia y la cerrazón ante los movimientos -por un lado, del panismo en el tema electoral- o el ya incipiente movimiento social contra las tarifas eléctricas y la mano dura contra los grupos de izquierda, como el estudiantil, o la represión a los simpatizantes de la Liga Comunista “23 de Septiembre”.

 Contexto que se dio en un agitado periodo que significó su sexenio -1971 a 1977-, y que de paso abarcó el intento de sometimiento a las voces críticas no sólo de políticos, sino de periodistas.

El caso de Don Jesús Blancornelas, co-fundador de ZETA, es claro ejemplo: El entonces director de La Voz de la Frontera lo incomodó con la posición del diario a favor de las críticas ciudadanas contra las tarifas eléctricas, y Milton, en la cumbre del poder, utilizó la forma más pragmática, comprando el periódico y “renunciando” a su director, a quien de paso se le cerraron las puertas en los medios en la entidad.

Castellanos Everardo fue un hombre de frases, acomodadas con maestría y de acuerdo al momento. Una buena parte de éstas con la carga que significaba su gusto por los toros, como cuando la preguntaron sobre la gestión de Milton junior al frente de la alcaldía de Mexicali.

 El colmilludo ex gobernador decía: “Hay que dejarlo torear sus toros, yo ya toreé los míos”.

O lo que dijo al reportero en lo que a la postre fue su última entrevista con este Semanario, en febrero de 2010 en Mexicali, en el preámbulo del 30 Aniversario de ZETA:

“Nosotros no nos hubiéramos atrevido a hacer muchas de las cosas que hoy se hacen”, citó en referencia a las tropelías de los panistas.

Y según su propia versión -anotada en su libro “Del Grijalva al Colorado. Recuerdos y Vivencias de un Político”-, en su respuesta al Presidente Luis Echeverría cuándo éste le comento que se le mencionaba positivamente como candidato del PRI al gobierno de Baja California, y el Ejecutivo federal le advertía que el cargo “no es una perita en dulce”, a lo que Castellanos Everardo repuso: “No, señor, es un toro difícil, pero tiene lidia…”.

Tiempos agitados Milton Castellanos fue gobernador del estado de noviembre de 1971 a noviembre de 1977. Eran tiempos de efervescencia política en todo el país, ya entonces con 40 años de hegemonía priista, de partido único, la antidemocracia en pleno.

Eran los tiempos de la agitación estudiantil, de las luchas populares, del inicio del resquebrajamiento del PRI-gobierno.

 En su libro “Del Grijalva al Colorado” -editado por la UABC-, Don Milton narra su experiencia antes, durante y después de su mandato.

No niega su fuerte amistad con Luis Echeverría Álvarez, quien a la postre lo designó candidato a la gubernatura de la entidad. Pero nunca narra los “lunares” de su administración.

Uno tuvo que ver con el encarcelamiento de una docena de jóvenes universitarios, a quienes se vinculó con la Liga Comunista “23 de Septiembre”.

El 1 de mayo de 1974, un accidente de auto alertó a las autoridades, ya que en el vehículo -conducido por una universitaria- se localizó lo que llamaban “propaganda subversiva”.

Aprehendieron a cuatro maestros y tres estudiantes, después detuvieron a siete más, entre éstos cinco mujeres que encarcelaron en Mexicali.

La respuesta no se hizo esperar y empezaron las grandes manifestaciones en las afueras de la cárcel de Mexicali, por lo que optaron por trasladar a los “ subversivos” a la Penitenciaría de Tijuana, donde permanecieron casi ocho años.

Una de las mujeres -hoy una respetada maestra y sindicalista- tuvo sus dos hijos encarcelada. Otras referencias tienen que ver con el agitado movimiento estudiantil de la época, primero con la toma de los terrenos en el Club Campestre -un año antes de que llegara Milton a la gubernatura- y el otorgamiento de los terrenos que ahora tiene la Máxima Casa de Estudios en Otay, pero una vez en su periodo, se vino la lucha por la baja en las tarifas de los camiones y el respeto a la credencial de estudiantes en el transporte urbano en Mexicali.

Ante la cerrazón de gobierno y transportistas, los preparatorianos universitarios optaron por las medidas radicales, como la “toma” de decenas de camiones que se llevaron a los campos de la “Prepa” Mexicali, en plena Avenida Zaragoza; la paralización del transporte público por varias semanas y la presión de los transportistas, hasta que finalmente el Gobierno del Estado -encabezado por Milton Castellanos- tomó la decisión y los camiones fueron rescatados con el uso de la fuerza pública.

También en esa época los estudiantes arrebataron los terrenos del Parque Hidalgo, la sede beisbolera de los Águilas de Mexicali, para adjudicarlo a la preparatoria y las incesantes negociaciones con los líderes estudiantiles; aunque Milton prefería dialogar con la parte priista del movimiento, donde ya aparecían figuras como Rodolfo Fierro, o muchos ligados al PRI. Pero otros eran más radicales, y con ellos también el político-gobernador se sentó a dialogar.

“Era duro, pero razonable, quería imponerse y no nos dejábamos, nos quiso callar, dominar, pero no pudo”, refiere uno de los participantes.

Caso aparte es el de los transportistas en Tijuana, con los camiones Azul y Crema, originalmente organizados como cooperativa y que Milton ayudó a aplastar para beneficiar a su amigo y transportista Guillermo Castellanos.

Prensa y poder
 En su libro “La Canción del Progreso”, una suerte de historia del periodismo bajacaliforniano, el escritor cachanilla Gabriel Trujillo expone:

“Milton Castellanos, por más transformador de la entidad, no es un gobernador sin errores, ni su gobierno se libra de escándalos de corrupción. Y cuando eso sucede, La Voz de la Frontera, conducido por Jesús Blancornelas, le pone el cascabel al gato”.

Trujillo no compara la reacción de Milton con la de sus antecesores, Braulio Maldonado o Eligio Esquivel, y considera que “para él, los periodistas son gente que cumple con su tarea, a su favor o en su contra.

No son sus enemigos o sus amigos. Sólo hacen una labor que, al destapar desaciertos, obstaculizan la buena marcha de su gobierno”.

Castellanos Everardo no se enfrentó o amenazó, o cortó publicidad, sino que optó por comprar el periódico y despedir al -para él- incomodo director.

El propio Jesús Blancornelas relató ese pasaje en su libro “Pasaste a mi Lado” -citado por Trujillo-, en el cual textualmente refiere:

“Quien sabe cuánto le pagaron a Mario Hernández y a sus socios por el periódico. Y quien sabe de dónde salió ese dinero. Alguien dijo que fueron 32 millones de pesos, pero lo que haya sido, Milton se quitó de encima la crítica a su gobierno, que no se le puede regatear, fue bueno, pero que particularmente se negó en todo al ponerse al lado de los mexicalenses cuando se peleaban las tarifas eléctricas”.

 “Le habían dolido mucho las críticas de La Voz -escribió Blancornelas- pero más aquella grandiosa manifestación en donde los ciudadanos, velas en mano, lo obligaron a subirse al templete creyendo en él, le pidieron capitanear la batalla contra la CFE”.

De acuerdo al co-director fundador de ZETA, después de ese mitin, el gobernador habló con él para decirle:

“Don Jesús, me está Usted poniendo a las patadas con Sansón”, en referencia al Gobierno Federal que encabezaba su muy cercano amigo Luis Echeverría.

Eso fue en diciembre de 1973 y, de acuerdo a Blancornelas, su despido fue endosado al no ser admitido en ningún diario de la entidad, por eso su traslado a Sonora, donde dirigió el diario El Imparcial, de la familia Healy.

Lo curioso es que el propio Milton Castellanos incursionó, casi una década después, en la creación de otro diario en Mexicali –Novedades-, donde junto con un grupo de inversionistas locales, iniciaron la aventura -con un fuerte grupo de empresarios del centro del país- para lanzar el rotativo que no tuvo mucho éxito y terminó de apagarse en esa etapa la devaluación de principio de los 80s.

Siempre lúcido Manejando su propio automóvil, despierto, vivaz, completamente lúcido, Milton Castellanos llegó a su oficina la mañana del lunes 25 de enero de 2010 para su cita con ZETA.

Se preparaba una edición especial de aniversario y, por más de dos horas, Don Milton compartió detalles, hechos, anécdotas y -por supuesto- su visión de la política.

 Habló del PRI, de sus expectativas, de los errores y, muy cauto, de las omisiones del panismo en el gobierno. No ocultaba su seguridad de que el PRI pudiera regresar al poder -salvando inercias y divisiones- y se emocionaba al mencionar su próximo libro, no sin antes obsequiar y autografiar el de sus vivencias políticas.

 Milton Castellanos Everardo fue, hasta el último día de su vida, el 10 de octubre de 2011, un priista de cepa, un ideólogo de su partido. El jerarca del PRI se ha ido. .

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