El plan para neutralizar al líder del
sindicato petrolero comenzó semanas antes del ascenso de AMLO, quien posee
documentos de inteligencia sobre el líder petrolero. El gobierno cierra el
cerco
Desde 1978, el líder sindical
fue vigilado por las áreas de inteligencia del Estado, que reportaron denuncias
de secuestro, venta de plazas y hasta robo de combustible, por las que nunca
fue investigado, ya que el grupo que controlaba entonces el sindicato, lo
protegió y encumbró.
La estrategia para disminuir
el poder de Carlos Romero Deschamps en el Sindicato de Trabajadores Petroleros
de la República Mexicana (STPRM) comenzó semanas antes de que asumiera la
presidencia Andrés Manuel López Obrador y después de una reunión con
representantes del propio líder y, por separado, con la disidencia.
Al andamiaje para su
protección le dio forma el líder petrolero desde diciembre de 2017, cuando una
encuesta le mostraba que López Obrador tenía posibilidades reales de alcanzar
la Presidencia de la República. El 11 de diciembre de ese año, organizó una
Convención Extraordinaria en la que, cumpliendo con los estatutos para la
votación, se reeligió por cuarta ocasión y hasta el 31 de diciembre de 2024
como secretario general. Después hizo lo mismo con los 36 delegados sindicales,
todos leales a él.
A pesar de que la disidencia
impugnó la elección, por haberla adelantado un año, y lo mismo hicieron contra
los procedimientos de elección de delegados, el entonces secretario del
Trabajo, Roberto Campa, le entregó la toma de nota ese mismo diciembre de 2017,
con lo que quedó legalmente constituida la dirigencia sindical, controlando con
ello más del 90% de las operaciones sensibles de Pemex.
Para el 17 de octubre del
2018, fueron elegidos 11 de los 36 delegados, todos leales a Romero Deschamps,
con lo que reafirmó el control del sindicato, porque se trató de secciones
ubicadas en los estados más importantes para el gremio, por número de afiliados
o por instalaciones que controlan, entre ellos, Tamaulipas, Guanajuato, Ciudad
de México, Hidalgo, Oaxaca, Tabasco, Campeche, Chiapas y Veracruz.
En los encuentros informales,
relataron fuentes cercanas a estas reuniones, López Obrador se comprometió con
el sindicato a una renovación legal y en la que se escucharía a los agremiados,
que de acuerdo a los registros suman 93 mil 510. Fue entonces que la estrategia
se echó a andar y comenzó con el armado de proyectos de reforma para cambios normativos
que obligarán a transparentar la vida sindical, establecer mayores controles
democráticos y facilitar las denuncias e investigaciones sobre actos de
corrupción internos. Sólo falta la aprobación de las reformas en materia
laboral que se prevé se discutan y voten en el próximo periodo de sesiones del
Congreso.
Desde hace 16 años, el líder
de izquierda se ha mantenido en contacto con personajes de la disidencia
sindical, varios de ellos de Pemex, y desde entonces le fueron entregando
documentos sobre el grupo de Romero Deschamps y quiénes podrían ser sus
sucesores, los cuales por ahora serían tres y no son afines a Carlos Romero,
pero tienen ya un liderazgo local en sus respectivas zonas: Campeche, Tabasco y
Tamaulipas.
Como parte de la estrategia,
López Obrador colocó a Octavio Romero, director de Pemex, y a Marco Herrería,
director corporativo de Administración y Servicios, dos personajes de su
confianza quienes desde 2012 comenzaron a aprender de las entrañas del
sindicato petrolero, por la documentación y testimonios que les fueron
entregando desde entonces los petroleros disidentes.
Además esos liderazgos
regionales han asumido la tarea, en el último año, de trabajar con los
secretarios de secciones del STPRM que les permita aglutinar una fuerza
consistente con los trabajadores, eso definirá la sucesión. Y el último
elemento, es que la secretaria del trabajo, Luisa María Alcalde, ha retenido el
reconocimiento público de toma de nota de Romero Deschamps, bajo el argumento
de las impugnaciones que existen por las elecciones internas y las
modificaciones legales que se están implementando.
ejecentral entrevistó a
funcionarios del gobierno, trabajadores de Pemex y revisó los archivos
históricos de Romero Deschamps, que muestran a un hombre que como método anuló
a la disidencia para mantenerse en el poder junto con su grupo, al que las
propias autoridades llamaban “los mafiosos del norte”.
SALTO AL PODER
Por décadas, Carlos Romero
Deschamps ayudó a concentrar el poder en un sólo grupo sindical, que
encabezaban los tamaulipecos Joaquín Hernández Galicia, La Quina, y Salvador
Barragán Camacho. Y es que a finales de la década de los 70 el STPRM vivía una
revuelta, y esa coyuntura fue aprovechada por el actual líder petrolero. Fue su
momento clave, pues esto le dio un pase directo al grupo de poder que
controlaba al sindicato.
Lo consiguió en 1978, cuando
en tan sólo un mes desplazó a los grupos que no le eran afines dentro de la
Sección 35 del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana.
El lograrlo, también fue bien visto por el gobierno, quien premió a Romero
Deschamps no investigando las denuncias que había en su contra por robo de
combustible, venta de plazas, golpear a sindicalistas y hasta por secuestro.
La vida de Carlos Romero
Deschamps ha sido vigilada por los órganos de inteligencia desde 1978, tanto
por el Departamento de Investigaciones Políticas y Sociales (DIPyS) de la
Secretaría de Gobernación, como por la Dirección Federal de Seguridad (DFS). A
partir de documentos y testimonios históricos y actuales, ejecentral logró
documentar las lealtades que estableció el líder sindical, su ascenso y cómo ha
pretendido negociar en las últimas semanas para impedir que se emita una nueva
convocatoria para elecciones dentro del sindicato y así conservar el poder
cinco años más, como lo plantea la toma de nota.
Sin embargo, confirmaron las
fuentes consultadas, el gobierno de López Obrador espera que el Congreso
apruebe las últimas reformas en material laboral, lo que a mediano plazo obligará
a convocar a nuevas elecciones en las delegaciones del sindicato en las que se
garantice el voto libre y secreto.
DE LA 35 AL CONTROL TOTAL
La sección 35 del STPRM vivía
una revuelta en la primavera de 1978. Cinco agrupaciones se disputaban el poder:
el Grupo Unificador Mayoritario (GUM), que dirigía Héctor Martínez González; el
21 de abril, de Faustino Maldonado; el Grupo Pro Unificación (GPU), de Mauro
Cerón Vázquez; el Grupo de Acción Sindical (GAS), de Ignacio Toledo Prado, y el
Movimiento de Integración Sindical, de Jesús Terrón Serrano. Todos buscaban la
aprobación de La Quina.
›En ese contexto, Romero
Deschamps trazó una estrategia, en abril de 1978 viajó a Madero, Tamaulipas y
se apersonó en la oficina de Joaquín Hernández Galicia para hacerle una
promesa: “eliminar a tantos grupos”. Y para ello fijó una fecha. “Antes de que
feneciera el mes de mayo sólo habría un grupo”.
El reporte del Departamento
de Investigaciones Políticas y Sociales (DIPyS) de la Secretaría de Gobernación
establece que al tener compromisos con Romero Deschamps, La Quina aceptó sin
empacho su proposición. Además ceder le beneficiaba, pues se afianzaba la
política del norte.
Como primera jugada, el 15 de
mayo de 1978, Carlos Romero Deschamps, secretario general de la Sección 35 del
STPRM fue nombrado presidente del GUM. Al mismo tiempo el destronado Héctor
Martínez González fue acusado por el desfalco de más de 12 millones de pesos.
Cinco meses después, el 4 de
octubre de 1978, Romero Deschamps convocó a una Asamblea General Ordinaria y
frente a más de mil 200 petroleros, el líder inició un ataque directo en contra
de Jesús Terrón Serrano, del Movimiento Independiente Sindical.
—Eres un demagogo. Te has
dedicado a buscar posiciones personales —le respondió Serrano.
—Les pido olvidar sus
rencillas personales y trabajar en bien del sindicato —intervino Faustino
Maldonado Guzmán, exlíder de uno de los grupos de la sección.
Pero el conflicto no culminó
en la Asamblea. Dieciséis días después, el 20 de octubre de 1978, se concertó
la insurrección. “De las 18:00 a las 19:00 horas de hoy, en el domicilio
particular del líder petrolero y comandante del Tercer Grupo de la Policía
Judicial Federal, Jesús Terrón Serrano, se llevó a cabo una junta de oposición
al secretario general de la Sección 35 de este sindicato, Carlos Romero
Deschamps con asistencia aproximada de 300 trabajadores”, se lee en el reporte
elaborado por el entonces director de la DFS, Miguel Nazar Haro.
En el concilio se acordó
boicotear una asamblea prevista para el 8 de noviembre de 1978 que se
desarrolló en el cine Clavería. Ese día 100 miembros del Movimiento
Independiente Sindical gritaron y aventaron cohetes. Ante el reto, Romero
Deschamps se enfureció tanto que retó a golpes a Terrón Serrano. Se dieron
puñetazos y patadas. Hubo tres lesionados y la asamblea estuvo a punto de ser
disuelta.
La oposición en la Sección 35
crecía, por lo que antes de que terminara 1978, Carlos Romero Deschamps buscó a
La Quina y le pidió expulsar del sindicato a Jesús Terrón Serrano. La batalla
por el control de la sección 35 sirvió de ensayo para el posterior control del
STPRM.
Sin embargo, Deschamps
advirtió otro mecanismo para conservar inmunidad, buscar el poder político por
medio de una diputación. Y en marzo de 1979 logró la precandidatura como
diputado federal por el PRI al Distrito XXVIII de Azcapotzalco, pese a las
acusaciones en su contra por sus opositores en la Refinería 18 de marzo y en la
de Miguel Hidalgo en Tula, de haber desfalcado 3 millones de pesos, vender
plazas e incluso por secuestrar.
Otro reporte del Departamento
de Investigaciones Políticas y Sociales de la Segob ponía de manifiesto que el
líder petrolero no gozaba de muchas simpatías entre las base obrera. “Un gran
número de trabajadores comentan, en forma reservada, que Romero Deschamps, no
cuenta con la simpatía de los electores de su distrito, como tampoco ha sabido
aglutinar a los trabajadores de la Sección en el Grupo Mayoritario que él
preside y que en los mítines que ha llevado a cabo, la mayoría de los
asistentes son trabajadores petroleros siendo principalmente transitorios que
se ven forzados a acudir, porque en caso contrario no se les proporciona
contratos de trabajo”, planteaba el reporte.
En noviembre de ese año,
supuestos trabajadores denunciaron por medio de notas periodísticas un saqueo
de gasolina y petróleo de la Refinería 18 de Marzo en Azcapotzalco. Se trataba
de pipas de doble fondo propiedad de Romero Deschamps. Sin embargo en un
reporte fechado el 19 de noviembre de 1979 por la DIPyS, se narraba que el
Departamento Jurídico de Petróleos Mexicanos desmintió la nota “tachándola de
totalmente falsa”.
Las acusaciones no prosperaron.
La Procuraduría capitalina informó el 29 de mayo de 1979 que no ejercería
acción penal en contra del secretario general de la Sección 35 por carecer de
fundamento las acusaciones vertidas en el acta SC/275/79 por privación ilegal
de la libertad y amenazas en contra de un agremiado.
SEGUNDO SALTO, LEGISLADOR
Al rechazo a la figura del
líder petrolero también se alió el PAN. De acuerdo con el espionaje efectuado
por la Segob, el candidato a diputado federal por el mismo distrito por el que
competía Romero Deschamps, Genaro Medina Valdez, denunciaba que Petróleos
Mexicanos utilizaba fondos de la empresa para promover la campaña del
sindicalista.
“Es uno de los protegidos del
cacique mayor Joaquín Hernández Galicia, quien lo propuso (…) dicho elemento ha
sido acusado de lesiones, amenazas y secuestro en contra de un obrero petrolero
y que aún no ha sido juzgado por las autoridades”, según reportó uno de los
agentes infiltrados en Acción Nacional.
Nada impidió que el sindicalista ingresara a la Cámara de Diputados.
Ese fue el comienzo de su
vida parlamentaria. Desde 1994 hasta la fecha ha saltado de la Cámara de
Diputados a la de Senadores. Lo que causó que trabajadores del Sindicato
petrolero promovieran en marzo de 2014 un juicio político en contra Romero
Deschamps por ejercer como senador y al mismo tiempo ser el secretario general
del STPRM. Hecho que contraviene el artículo 36, numeral IX, del Estatuto
Sindical, que indica como causa de renuncia a puestos de dirección o
representación sindical el desempeño de un cargo gubernamental.
No es la única denuncia. El
15 de marzo de 2018 socios sindicales del Sindicato Petrolero presentaron ante
la Procuraduría General de la República una denuncia en contra de los
dirigentes del STPRM por los delitos de fraude, perjurio y prevaricato,
presuntamente cometidos en agravio de los asociados al gremio. Por lo que se
abrió la carpeta de investigación NA/CDMX/SEIDF/0000390/2018 radicada en la
Unidad Especializada en Investigación de Delitos Cometidos por Servidores
Públicos y Contra la Administración de Justicia.
›Raúl Romero Maldonado, ex dirigente
del Frente Nacional Petrolero, aseguró en entrevista con ejecentral que
alrededor de 100 socios sindicalizados respaldan la denuncia. “Cuando le
tomaron la protesta de ley, Carlos Romero Deschamps jura cumplir y hacer
cumplir lo que dicen los Estatutos y no lo cumplió, y lo mismo pasó con los 36
secretarios generales de los Comités Ejecutivos. No han cumplido, son
cómplices”, señaló.
Otra de las luchas de los
trabajadores de Pemex es lograr que en las secciones y en las convenciones
ordinarias y extraordinarias se garantice el voto libre y secreto, porque desde
la llegada de Romero Deschamps al poder se impuso el voto a mano alzada.
A decir de Romero Maldonado,
desde tiempos de La Quina se implementó la jubilación forzada como método para
desactivar la disidencia; sin embargo, apuntó, desde la llegada de Carlos
Romero Deschamps se incrementaron. “Podemos hablar de arriba de 7 u 8 mil
gentes a nivel nacional que fueron jubilados tempranamente”, aseguró.
Así, cuenta, le pasó a él
cuando decidió participar en 1992 en la política sindical con miras a ser
secretario general de la STPRM. “Me enviaron de comisión a Guadalajara para
instalar unos sistemas de cómputo en unas terminales y de regreso me dicen:
‘felicidades, ya estás jubilado’”.
“Según ellos yo estaba
jubilado desde el 8 de mayo de 1992, pero yo soy notificado hasta noviembre de
1992. Lo hicieron así precisamente para que yo no tuviera la oportunidad de
presentar una demanda laboral porque yo no estaba de acuerdo a que me
jubilaran”. Ese era el mecanismo para disolver, sostuvo.
MADRUGUETE EN LA ELECCIÓN
El Comité Ejecutivo adelantó
su elección, por medio de una Convención Extraordinaria que llevó a cabo el 11
de diciembre de 2017, y en la que se reeligió, hasta el 2024, a Romero
Deschamps.
Las denuncias en contra de
esta convención llegaron desde los grupos petroleros disidentes a Romero
Deschamps, quienes presentaron escritos ante las autoridades argumentando que
se violó el artículo 148 del Estatuto del STPRM, que establece que el Comité
Ejecutivo General durará un ejercicio ordinario de seis años, del 1 de enero
del año siguiente a la fecha de la Convención al 31 de diciembre del año
correspondiente.
Es decir, Romero Deschamps
fue reelegido el 20 de octubre de 2012 en Convención Extraordinario, por lo que
su mandato culminaba el 31 de diciembre de 2018. Sin embargo, un año antes de
que finalizara su gestión el Comité Ejecutivo del STPRM inauguró su XXVI
Convención Extraordinaria, la cual según el artículo 128 de la normativa
interna podría celebrarse “siempre que las necesidades de la organización así
lo exijan”. MM
(EJE CENTRAL/ MARÍA IDALIA GÓMEZ Y ÓSCAR SANTILLÁN/24
DE ENERO 2019)
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