El periódico El País de España, uno de
los más influyentes en el ámbito internacional, será dirigido por primera
ocasión por una mujer, Soledad Gallego-Díaz. Foto: EFE.
Pedro Sánchez Pérez Castejón
tiene 47 años y es desde el 1 de junio de 2018, el jefe del Gobierno de España.
Pertenece al Partido Socialista Obrero Español, y como muchos de los cambios en
política en el mundo (siendo México la excepción, por ahora), llegó a esa
posición cuando por casos de corrupción el anterior jefe del Gobierno, Mariano Rajoy
Brey (Partido Popular), hubo de demitir al quedarse sin apoyos en el Congreso
Español para sostenerse en el cargo.
El caso de corrupción implica
a gobiernos emanados del Partido Popular, del cual era representante Rajoy. Una
investigación reveló que en el PP llevaban una contabilidad paralela, cuyo
recurso provenía de “donaciones” que empresarios hacían luego de ser
favorecidos con contratos por parte de gobiernos del PP, los cuales habían
obtenido por medio de sobornos. Mayormente esos recursos los utilizaban en el
partido para financiar campañas políticas.
Luis Bárcenas, el ex tesorero
del PP, designado directamente en tal posición por Mariano Rajoy, ha sido
condenado a prisión por el caso de corrupción, lo cual llevó directamente a que
el ex jefe del gobierno español se viese obligado a dimitir.
Independientemente que el
caso suena harto conocido en México, empresas que sobornan a funcionarios de un
gobierno para quedarse con obras (Odebrecht), o dineros que se van al partido
para financiar campañas políticas (Odebrecht, caso Chihuahua, también
Veracruz), y que en este país nadie es juzgado, ni sentenciado, y mucho menos
renuncia por vergüenza o dignidad (Gerardo Ruiz Esparza, Rosario Robles, Eviel
Pérez Magaña, por mencionar algunos), la cuestión es que el gobierno de España
se ha renovado por un exhibido caso de corrupción que toca a funcionarios, hoy
ex funcionarios, y partido político.
Pedro Sánchez, el nuevo Jefe
del Gobierno, ha llegado para dar un cambio a la política española, y en ello
ha echado mano de las mujeres. De cuatro mujeres que eran parte del gabinete de
Mariano Rajoy, el día de ayer Sánchez dio a conocer parte de su equipo de
colaboradores y por lo menos ocho, son mujeres:
Carmen Calvo, doctora en
derecho constitucional será Vicepresidenta y Ministra de Igualdad, Teresa Ribera
será juramentada como Ministra del Medio Ambiente, y Carmen Montón, Ministra de
Sanidad, al tiempo que Pilar Cancela y Margarita Robles están a la espera de su
nombramiento al ser cercanas colaboradoras de Pedro Sánchez.
Llaman la atención tres
nombramientos de Sánchez. Dos en el área económica, donde María de Jesús
Montero, licenciada en medicina y cirugía, estará a cargo del Ministerio de
Hacienda, mientras Nadia Calviño, economista, licenciada en derecho, será la
titular del Ministerio de Economía, y es conocida por su afinidad a la política
económica europeísta; de hecho hasta hace unos días fungía como directora de
presupuestos de la Comisión Europea.
El tercer nombramiento que
destaca es el de Meritxell Batet como Ministra de Administraciones Públicas y
quien asumirá el tema de la crisis territorial. Batet es diputada, originaria y
representante de Barcelona, una de las provincias que integran Cataluña,
precisamente el centro de la crisis territorial.
Con la inclusión de estas
ocho mujeres –por el momento- el gobierno de Pedro Sánchez se va pintando para
ser el más feminista y europeísta que haya tenido España, sentando un
precedente para los gobiernos futuros.
El mismo día que Sánchez dio
a conocer parte de su gabinete, integrado mayoritariamente por mujeres, se supo
que el periódico El País de España, uno de los más influyentes en el ámbito
internacional, será dirigido por primera ocasión por una mujer, Soledad
Gallego-Díaz, una periodista de 67 años de edad con más de 30 de experiencia
laborando en el diario español, donde ha sido corresponsal en ciudades como
Bruselas, Londres, Paris, Nueva York, además de directora adjunta, columnista
de televisión y articulaste de El País.
También fue noticia que la
Canciller de Ecuador, María Fernanda Espinosa, será quien presidirá la 73
Asamblea General de las Naciones Unidos, y que con ello se convierte en la
cuarta mujer en obtener esa posición de liderazgo internacional.
En México, fuera de la cuota
de género que fue impuesta para las candidaturas y que obliga a los partidos
políticos a seleccionar mujeres, tengan o no credenciales, para ocupar el 50
por ciento de los cargos de elección popular, son muy pocas las mujeres que son
consideradas para posiciones políticas de alto nivel. Destaca por los desvíos
señalados la ex perredista Rosario Robles como Secretaria de Estado con el
Presidente Enrique Peña Nieto, y la Senadora con licencia y ex Procuradora,
Arely Gómez en calidad de Secretaria de la Función Pública con escasos
resultados. De 32 gobernadores, únicamente una es mujer, Claudia Pavlovich en
Sonora.
En los candidatos a la
Presidencia de la República, en el tema del empoderamiento de la mujer, es
Andrés Manuel López Obrador el que lleva la delantera, no solo porque ha dado a
conocer quiénes serían los miembros de su gabinete en caso de ganar la elección
(contra la opacidad y el hermetismo del resto de los abanderados, en la
materia), sino porque ocho de las posiciones políticas gubernamentales las ha
encomendado a mujeres.
La ministra en retiro Olga
Sánchez Cordero como Secretaria de Gobernación, Graciela Márquez Colín, experta
en historia económica por la Universidad de Harvard, como Secretaria de
Economía; Rocío Nahle, ingeniera química, en Energía, Luisa María Alcalde,
maestra en derecho por la Universidad de Berkeley en la Secretaría del Trabajo
y Previsión Social; la promotora cultural Alejandra Frasto como Secretaria de
Cultura, Josefa González Blanco a cargo del Medio Ambiente, Irma Eréndira
Sandoval, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México y
coordinadora del laboratorio anticorrupción de la misma casa de estudios, como
Secretaria de la Función Pública, la ingeniero agrónomo, María Luisa Albores en
calidad de Secretaria de Desarrollo Social.
Aparte, López Obrador tiene
dos cercanísimas colaboradoras, de las cuáles no ha dicho si colaborarán con él
de ganar la elección, pero que han sido pilares en su campaña: la presidenta de
Morena, Yeidckol Polevnsky, y la coordinadora de la campaña a la Presidencia de
la República, Tatiana Clouthier.
José Antonio Meade, el
candidato a la Presidencia de la República por la alianza del Partido
Revolucionario Institucional, tiene a Vanessa Rubio, una mujer que le ha
acompañado en calidad de subsecretaría en tres de las secretarías que ha
encabezado el abanderado priísta, Desarrollo Social, Relaciones Exteriores y
Hacienda. En esta última, Rubio fue la primera mujer en encabezar la
Subsecretaría de Hacienda y Crédito Público, además de haber sido catedrática
del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.
En el equipo de Ricardo
Anaya, aunque hay más mujeres en posiciones de niveles distantes a la política
de alto impacto y la toma de decisiones, dos destacan: Josefina Vázquez Mota
como su asesora política, y Xóchitl Gálvez, aunque esta última siempre destaca,
particularmente en los temas de la protección y la defensa de los pueblos
indígenas.
A los políticos mexicanos les
falta altura de miras para integrar equipos con diversidad de género, con
mujeres expertas en sus áreas como se está viendo sucede en el mundo, pues con
excepción de López Obrador, en el resto de los partidos y equipos, la mujer
sigue siendo relegada.
Lo que veremos ahora en
España, con un gabinete que llega para acabar con la corrupción, alentar la
economía y la integración europea en la administración de Pedro Sánchez, es el
caso de las mujeres al poder, y resulta un buen ejemplo para observarlo.
(SIN EMBARGO/ ADELA NAVARRO BELLO /06 DE JUNIO 2018)
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