La
cabeza que acompaña este artículo, es tan solo una versión, o parte de ella,
que intentará revelar, más allá del anuncio público, la salida de Miguel Ángel
Osorio del Gobierno de la República y consecuentemente del círculo cercano del
Presidente Enrique Peña Nieto, esto como un acto deliberado en su defensa o en
represalia del jefe presidencial y no como una salida agraciada del ex
secretario de Gobernación rumbo a la Cámara Alta.
El
pasado 10 de enero se formalizó lo que días atrás -incluso semanas atrás- se
manejó o se pensó como extraoficial: la salida de Miguel Ángel Osorio Chong,
uno de los hombres más cercanos a Enrique Peña Nieto y el segundo en
importancia del Gobierno de la República.
A
finales de noviembre, en un evento, el Presidente de la República anunció la
salida de Antonio Meade Kuribreña de su gobierno y éste confirmó que “buscaría”,
lo que es un hecho, ser el candidato del PRI en la sucesión presidencial. Eso
significó que Peña había elegido a su secretario de Hacienda como su abanderado
y que los otros tres integrantes y aspirantes de su equipo serían desechados.
Desde ahí nació una división que se acentuó mayormente a los pies de Osorio,
quien de entrada fue el único secretario que no asistió al evento oficial del
relevo de Meade ni a su anuncio como precandidato.
El
murmullo de una fractura en el gabinete presidencial, a raíz del fallo del
Presidente, no se detuvo. Aurelio Nuño, ex secretario de Educación, dejó el
cargo a los días para convertirse en el próximo coordinador de campaña.
En
esos mismos días (y no antes) nació la intención de que el Partido Encuentro
Social, una fuerza enana vinculada fuertemente al poder de Osorio Chong,
firmaría una alianza con Morena y su candidato Andrés Manuel López Obrador. La
coalición quedó establecida el 13 de diciembre ante la autoridad electoral y el
acto culminó con la sospecha de Osorio como autor intelectual del abandono del
PES hacia Morena en menoscabo del candidato Meade.
Otra
pista en el enramado de resentimientos y venganzas políticas puede recogerse
días después, el 20 de diciembre, para ser precisos. Se anunció el arresto del
ex secretario General del PRI nacional, Alejandro Gutiérrez Gutiérrez, por el
delito de desvíos de millones de pesos de las arcas públicas de Chihuahua,
detención que encabezó la propia Policía Federal, cuerpo que depende de la
propia Segob.
¿Qué
tanto aportó o dejó pasar Osorio Chong como el encargado de la política interna
del país, como para no evitar que un escándalo local sacudiera, a meses de las
elecciones presidenciales, los pilares del PRI a nivel nacional y hoy tenga a
los cuadros más importantes del partido pensando en próximas detenciones o
incluso las propias, como es el caso de Manlio Fabio Beltrones?
Miguel
Ángel Osorio Chong “renunció” alegando que iría por una “una nueva
responsabilidad política” y es el Senado la supuesta encomienda. Si fuera
estrictamente su aspiración legislativa la razón de su renuncia al gabinete
presidencial, el priista lo pudo haber hecho en marzo, sin ningún impedimento,
para ser candidato y cumplir con los 90 días antes de la elección para
separarse de su cargo.
Sobre
el tablero político, las movidas previas pueden llegar a una conclusión: a
Osorio lo sacó el Presidente, ya no ayudaba en el gobierno, su herida por la
designación del candidato Meade no cerró y se le acabó la confianza. Lo echaron
antes de que hiciera más daño a la investidura presidencial y a su proyecto
electoral.
Los
cambios en el gabinete no terminaron con la salida de Osorio Chong de la Segob,
como tampoco con la de Luis Miranda Nava de la Sedesol. El jueves 11, el nuevo
secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete (quien fue sustituido en la
Secretaría del Trabajo por Roberto Campa), nombró como director del CISEN a
Alberto Bazbaz Sacal, quien por su parte renunció como titular de la Unidad
Antilavado de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. En su nueva
encomienda, Bazbaz Sacal reemplaza a Eugenio Ímaz Gispert.
(SEMANARIO ZETA/ ZOOM POLÍTICO/ ISAÍ
LARA BERMÚDEZ/ LUNES, 15 ENERO, 2018 12:00 PM)
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