Los oaxaqueños no están pelados ni están en contra del
desarrollo, aclaran líderes de la entidad días después de que el gobernador
Alejandro Murat anunciara en entrevistas con diversos medios de comunicación la
construcción del “Canal de Panamá mexicano”, obra que conectará el océano
Pacífico con el Atlántico y que, aseguró, traería cientos de beneficios
comerciales.
El problema, dicen, es que el gobierno no termina de
entender que en el Istmo de Tehuantepec, los megaproyectos no pueden pasar sólo
porque sí. La región libra varios conflictos provocados por inversiones
privadas y extranjeras que han provocado que los pueblos, desde los niños en la
escuela hasta los ancianos, estén divididos.
Alejandro Murat: en 4 meses su “sacar
adelante a Oaxaca” se queda en promesa de campaña
Ciudad de México, 23 de julio
(SinEmbargo).- En los días recientes, el Gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat
Hinojosa, anunció en diversas entrevistas la construcción del “Canal de Panamá
mexicano”, que buscará conectar los océanos Pacífico y Atlántico.
A dos medios dio detalles y
el tiempo en el que prevé tenerlo listo, pero no habló de la consulta indígena
previa que por ley debe realizarse. De inmediato, habitantes del Istmo de
Tehuantepec reclamaron que desde el inicio del proyecto ya se violenten sus
derechos.
El Universal tituló dicha
entrevista con la frase dicha por Murat: “Va Oaxaca por su propio ‘canal de
Panamá’”. Luego para The Huffington Post
aseguró que ese canal será su principal proyecto; que ya cuenta con 400
millones de pesos de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y se
planea una licitación para un tren rápido. Aseguró que se trata de una inversión
de parte del gobierno chino y de la empresa China Railway, quien fue la
encargada por unos momentos del extinto proyecto del Tren de Alta Velocidad
México-Querétaro.
Para Murat todo está listo
para poner en marcha las obras de infraestructura.
Esta es la primera
información que hay del proyecto. La SCT en su página de Internet no ha
publicado algo al respecto ni tampoco de la inversión de 400 millones de pesos
a la que se refirió Murat.
Pero para los pueblos del
Istmo de Tehuantepec, esta manera de anunciar las obras no es nueva y por lo
tanto enciende alarmas. En entrevista con SinEmbargo, Eleazar Ortiz Ramírez,
dirigente de la organización Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT),
criticó el sorpresivo anuncio y la detallada descripción cuando en las
comunidades no se ha comentado el proyecto en lo absoluto.
El proceso de consulta,
incluido en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)
para Pueblos Indígenas, incluye diferentes etapas: la primera son una serie de
acuerdos preliminares, luego una etapa informativa y finalmente una etapa
deliberativa que da paso a la etapa consultiva.
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De acuerdo con ese documento,
la potencia de la consulta reside en que es un instrumento a través del cual
los pueblos interesados pueden participar libremente en un diálogo con el
Estado, exponer sus puntos de vista e influir en las decisiones. Al final es el
Estado quien toma la decisión, pero debe salvaguardar los derechos de los
pueblos indígenas y tribales.
“Parece que el gobierno de
Murat no sabe lo que es hacer un proyecto en tierras de comunidades indígenas.
Si no consulta es muy difícil que pase su plan. Esperemos que el gobierno haga
la consulta y no mande represión, como también acostumbra. Ya tenemos ejemplos
aquí y en otros lados a los que llegan a reprimir a los pueblos cuando quieren
imponerse”, comentó Ortiz Ramírez.
Al respecto, Flavio Sosa
Villavicencio, integrante de la organización Comuna Oaxaca, señaló que la
“vialidad interoceánica” que anunció el actual Gobernador, no corresponde con
las urgencias de la entidad, “la crisis de gobernabilidad y autoritarismo que
estalló en 2006 no han tenido salida. El gobierno anterior, el de Gabino Cué,
debió ofrecer salidas a los problemas. Pero no ocurrió. Dejó la crisis de
credibilidad de las instituciones y la crisis económica que obliga a los
oaxaqueños a que se vayan a trabajar como esclavos a pesar del desarrollo que
aquí tanto se presume”.
El proyecto comprenderá los
300 kilómetros que hay entre Coatzacoalcos, Veracruz y Salina Cruz Oaxaca. Se
buscará rehabilitar los libramientos de Matías Romero y Salina Cruz para estar
a solo cuatro horas de puerto a puerto por vía terrestre.
De acuerdo con lo que dijo
Murat a El Universal, se trabajará en la licitación de un tren rápido para
añadirlo al cruce. Con todo eso estaría generando el corredor industrial “más
importante del mundo” porque se tendrá entrada por aire, mar y tierra.
Aseguró que ya se realizan
ajustes de tierra para que en su gobierno se pueda llegar a Veracruz en cuatro
horas.
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EL DAÑO A LAS COMUNIDADES
Sosa Villavicencio enumeró
varias implicaciones, como que no se ha tomado en cuenta a 16 pueblos indígenas
y afromexicanos que habitan en varias zonas del Istmo de Tehuantepec, que
además es una zona de gran riqueza en cuanto a biodiversidad.
Es también un lugar donde las
tierras son de propiedad social y comunal; es rica en minerales, está la
refinería Antonio Dovalí Jaime en Salina Cruz, que se ha convertido “en una
bomba de tiempo”, por los accidentes que se han registrado en los últimos meses
y está el conflicto con los parques eólicos, que han puesto a los pueblos de la
Barra de Santa Teresa en alerta y en conflicto permanente con autoridades y
empresas que quieren instalar ahí parques por la calidad del aire que es única
en el mundo.
“Se gobierna con absoluta
frivolidad, se actúa con mucha ligereza al decir que se echará andar ese
proyecto, cuando un gobierno democrático lo primero que debe hacer es dialogar
con los pueblos y comunidades, debe revisar la legislación internacional al respecto
y ahí está el Convenio 169 de la OIT para pueblos es específico y es la ley
máxima porque fue aprobada por el Senado. Eso se ignora y se echa a andar
cuando la realidad es la que dice que atiendas la crisis política y económica
que se viene arrastrando por años”, añadió Sosa.
Está el caso de las
comunidades de San Dionisio del Mar y San Mateo del Mar, que son los dos únicos
accesos a la Barra Santa Teresa, uno de los principales objetivos de Mareña
Renovable, la empresa de parques eólicos. Si una de las dos zonas cede el
territorio, la maquinaria entrará sin dificultad alguna.
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Ante la situación que la
región vive, San Dionisio del Mar es una localidad que se declaró autónoma y
desconoce a toda figura política hasta que no se entable un diálogo y una
consulta referente a la construcción de parques eólicos.
Los activistas coincidieron
en que la gente del Istmo no se opone porque sí a los proyectos, sino que
buscan que éstos respeten el medio ambiente, que haya beneficios reales y que
sobre todo se respeten sus usos y costumbres, esto porque la población de esa
región está fracturada a causa de los proyectos y de consultas indígenas que o
no se realizan o no se llevan de la mejor manera.
Está el ejemplo de la minera
en Valles Centrales. La pugna, contó Sosa, ha provocado que el pueblo esté
dividido, que haya niños anti minas y niños a favor de las minas, y hay una
secuela de violencia de encarcelados, de presos y de muertos, mientras la
minera extrae oro y minerales.
Ocurrió lo mismo con los
parques eólicos. Bettina Cruz, vocera de la Asamblea de los Pueblos Indígenas
del Istmo de Tehuantepec en Defensa de la Tierra y el Territorio, ha señalado
en diferentes ocasiones que tras la entrada de esos proyectos, la unión que
gozaba Juchitán se rompió y las familias comenzaron a pelar unas con otras.
“Parece que se no se entiende
que la consulta indígena es una obligación. Yo como campesino tengo mis
terrenos y por ahí van a pasar carreteras, por lo menos tienen que preguntarme
si estoy o no de acuerdo. Si lo estoy, entonces quiero que me paguen lo que
cuesta mi terreno, porque ahí es otro problema porque dan lo que quieren a los
campesinos y como ellos no pueden alzar la voz, se quedan con poco. Por eso es
necesario que la gente del Istmo esté organizada en un solo frente y que pidan
al gobierno la consulta para decir sí o no. Sólo así puede arrancar el
proyecto, pero no pueden imponerle una obra de ese tamaño a la gente”, concluyó
Ortiz Ramírez.
(SIN EMBARGO.MX/ DANIELA BARRAGÁN/ JULIO 23, 2017,
10:00 PM)
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