miércoles, 7 de junio de 2017

BENDITA DEMOCRACIA: EL PRI PERDIENDO GANA


El presidente Enrique Peña Nieto, está feliz pero no tanto. El domingo 4 de junio, su partido –suyo, de él— el PRI, salió airoso en el Estado de México y Coahuila, dos elecciones que pudieron en duda el espíritu democrático de la contienda.

La palabra fraude volvió a instalarse como parte de una jerga que refería a una práctica superada y olvidada.

En el Edomex, se desplegó una burda y tramposa –no podía ser de otra-- elección de Estado, en eso coinciden MORENA y el PAN y todo México.

La estrategia del voto del miedo dirigida a los indecisos como el afirmar que vamos a convertirnos en otra Venezuela, desempeño su papel.

Allá en Coahuila, uno de los hermanos Moreira, Humberto, candidato a diputado por el Partido Joven, señala fraude y acusa al gobernador, su brother. Como para morirse de risa.
Por lo pronto las multitudinarias movilizaciones en contra del fraude electoral ya se hicieron presentes y podrían desbordarse.

En la cuna del presidente Peña, el PRI obtuvo 57 mil menos votos que el partido de AMLO. A sus aliados del PVEM, PES y PANAL, les fue tan mal que perdieron su registro.

Sin embargo, por cosas de nuestra curiosa democracia la votación de todos dan el gane a Alfredo del Mazo, quien apenas gobernará con el 33% de los votos emitidos, o sea con algo así como el 12% del apoyo ciudadano y hasta con un 80% de la gente en contra. Una raquítica minoría que representa una disminuida legitimidad.

Una verdad de a peso es que MORENA y las izquierdas fueron las más votadas por los mexiquenses, incluso en bastiones priístas y en el llamado corredor azul. Delfina obtuvo 4 de cada 10 votos emitidos y 7 de cada 10 mexiquenses votaron en contra del PRI.

El PAN y el PRD juntos, apenas hubieran llegado al tercer lugar.

Al ser los votos nulos (176, 168) mayores que la diferencia entre Del Mazo y Delfina (168, 385), es obligatorio el conteo de voto por voto, casilla por casilla.

DIVIDE Y VENCERÁS

Fragmentar el voto y dividir a la izquierda y a la derecha e incentivar las candidaturas independientes, fueron la clave del triunfo de Alfredo del Mazo el domingo.

Impedir la declinación del candidato del PRD Juan Zepeda, a favor de Delfina Gómez, fue otra.

La candidatura de Josefina Vásquez Mota, inicialmente contemplada por los operadores presidenciales para bajarle votos a MORENA, se desinfló en el camino y con ella la figura triunfadora de Ricardo Anaya, del 2016.

Lo que sí quedó claro es que el dinero y la maquinaria pudieron más que el hartazgo. Y ahí si calcularon mal los operadores del Peje. El problema, es que no se sabe por cuánto tiempo.

La polarización social, es algo que se sabía que existía y ahora quedó más que evidente.

HACIA LA DEMOCRACIA BONZAI

La tónica parece ser que de ahora en adelante los candidatos se conformarán con gobernar con un tercio del pastel. La mayor minoría definirá el gobierno en turno.

Así de pobre se ve el futuro en materia de legitimidad de los gobernantes. Esa debilidad tarde o temprano cobrará su factura. Al tiempo.

A lo anterior agréguese, que eso le pega directamente a la representación de los votados, pues la misma será escasa o muy deficitaria.

Y si a eso le sumamos, la ilegalidad con que se obtienen los votos –no su conteo--, el tema asume niveles alarmantes.

Pero, se con ánimo de moler la borrega, añadimos la desconfianza creciente en el árbitro electoral –el que se encarga de contar los votos--, pues la cosa se pone del cocol, diría el Tata Arvizu.

Entonces, nos damos cuenta que nuestra democracia, no es tan de a deveras como se presume y ni tan sana como se piensa. En esta jornada la democracia mexicana no pasó su prueba del ácido.

LECCIONES DE LA LECCIÓN: ESQUIZOFRENIA PURA

Lo único cierto, es que estas elecciones dejaron como lección que las alianzas serán importantes en 2018, así sean como revolver el agua y el aceite, como en el caso de la anunciada entre el PAN y el PRD, como para poner inquieto en su tumba al filósofo del derecho Norberto Bobbio, autor del libro “Derecha e izquierda”, quien ante las dudas sobre ellas creía en su real existencia dentro del espectro político, a pesar de tesis como la Tercera Vía, enarbolada por el sociólogo Anthony Giddens, destinada a renovar a la socialdemocracia, en una época en donde el populismo no era usado para etiquetar a los enemigos.

Así la situación, es previsible es que la carrera por la sucesión –con tapado y todo— ya inició dentro del PRI, con independencia de cómo queden los resultados finales, es decir si Peña Nieto, como monarca sexenal (Daniel Cosío Villegas, dixit) se impondrá sobre el INE y la voluntad de los votantes en el Estado de México o si Coahuila se entrega al PAN, para asegurar a un aliado natural de la casa presidencial como “El Cerillo” Ricardo Anaya, sobre cuya yugular ya se fueron Margarita Zavala, Felipe Calderón y Rafael Moreno Valle, quienes ven en una posible debacle electoral, el fin de los sueños presidenciales del presidente panista.

Y aunque bien posicionados en el ánimo de Peña, por los resultados obtenidos quedaron Miguel Angel Osorio Chong y Enrique Ochoa Reza, éste y solo éste tendrá en sus manos los hilos de la candidatura dentro del tricolor y será quien al final de cuentas elegirá al candidato, ya sin el ritual de la supuesta consulta a los sectores como la parafernalia de antaño exigía y alguna vez hizo decir en un acto de telepatía al otrora sempiterno cacique de la CTM, Fidel Velásquez Sánchez, al presidente cuando le presentó al ungido por el dedo presidencial a la usanza de los destapes priístas: “Nos leyó el pensamiento, señor presidente”.

Si las bases se encaprichan y así lo ve conveniente Peña, como jefe real del PRI, a más tardar en octubre habrá candidato y quien deberá remar a contracorriente ante la mala imagen de quien lo escogió, en esas cosas que rayan en la esquizofrenia.

Quedó demostrado de paso en esta elección que Andrés Manuel López Obrador, a pesar de sus años en la farándula vuelve a caer en los mismos errores y de que Peña Nieto, es un déspota, que usa el aparato de gobierno para provecho de una camarilla. 

Con la ruta marcada y las estrategias exitosas más que probadas, la segunda vuelta del 2018, está cantada entre dos tipos de formación priísta de origen y de dudoso talante de demócratas, que no escuchan…


(EL PORTAL DE LA NOTICIA/COLUMNA INVITADA / LA VIÑA DEL SEÑOR/ 07 JUNIO 2017)    

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