#DatosCerrados | El 12 de diciembre de
hace diez años fue el primer día de
la Guerra en contra del Crimen Organizado, una de las etapas más sangrientas en
la Historia reciente de México y que aún no encuentra fin. ¿Había razones
fundadas para mantener esta ofensiva? Por lo menos los documentos públicos no
pueden ser consultados. Felipe Calderón Hinojosa, Presidente de México de 2006
a 2012 y quien lanzó la ofensiva, dejó clasificada bajo reserva la Agenda
Nacional de Riesgos (ANR) de 2011, el año más violento de su sexenio.
Y
así inició una noche oscura que lleva 10 años. Foto: Cuartoscuro
Ciudad
de México, 12 de diciembre (SinEmbargo).– La Agenda Nacional de Riesgos (ANR)
de 2011, el documento elaborado por el Centro de Investigación y Seguridad
Nacional (CISEN) que indica el grado de vulnerabilidad del Estado, fue
reservado hasta 2018 por el entonces Presidente Felipe Calderón Hinojosa, lo
que impide conocer si en verdad había razones para mantener la estrategia en
contra del llamado crimen organizado.
Además,
los “factores determinantes” para que el Gobierno federal emprendiera la
llamada guerra o combate contra el narcotráfico, o de manera general, lucha
contra el crimen organizado” fueron declarados “inexistentes” por Los Pinos ese
año, cuando a Calderón le faltaban meses para dejar la Presidencia.
Según
el CISEN, la ANR es un producto de inteligencia y un instrumento prospectivo
que identifica riesgos y amenazas a la Seguridad Nacional, la probabilidad de
su ocurrencia, las vulnerabilidades del Estado frente a fenómenos diversos y
las posibles manifestaciones de los mismos. Este documento que debe ser
aprobado por el Presidente de la República cada año, permite orientar las
acciones, los mecanismos de coordinación y las políticas.
Cuestionado
su triunfo en las elecciones de 2006 y apurado para conseguir legitimidad, el
Presidente Felipe Calderón inició una estrategia de seguridad el 11 de
diciembre de ese año con la Operación Conjunta Michoacán que implicó el
despliegue en ese estado de seis mil elementos del Ejército, la Fuerza Aérea,
la Armada y la Secretaría de Seguridad Pública.
Los
años calderonistas transcurrieron y a pesar de que hubo varias advertencias de
que el costo de la ofensiva era una crisis de Derechos Humanos, el Presidente
no quiso o no pudo detenerse. En 2008, dio varios discursos triunfalistas. El
11 de junio de 2008 expresó:
“Eso
es lo que estamos haciendo, amigas y amigos colaboradores, enfrentando a la
delincuencia y derrotándola en una guerra, en una batalla que será de muy largo
plazo […] Soy partidario de que las batallas, las guerras se ganan,
precisamente, con información, con inteligencia y con estrategia […] Y estamos
escalando las potencialidades de inteligencia, particularmente en el nivel
federal, porque queremos y sabemos, verdaderamente, cómo vamos a ganar esta
guerra”.
Y
el 17 de septiembre del mismo año, dijo: “… Es imprescindible que todos los que
nos sumamos a ese frente común pasemos de la palabra a los hechos y que
declaremos, verdaderamente, la guerra a los enemigos de México y vayamos por la
victoria que la Patria reclama y a la que tiene derecho. Estoy convencido que
esta guerra la vamos a ganar y la vamos a ganar con el apoyo y la participación
de todos”.
En
sus palabras estaba la victoria, pero el entonces Presidente no pudo responder
cuáles eran los criterios para indicar que la guerra se estaba ganando o que
por lo menos, había una expectativa sustentada para ganarla. A la solicitud de
información con el folio 0210000150808 en la que se le requirió cualquier
elemento para la elaboración de sus discursos respecto al triunfo, Los Pinos
respondió que no contaba con información y el Comité de Información los declaró
“inexistentes”.
Así
llegó el 20 de enero de 2011, cuando Felipe Calderón negó haber pronunciado el
término “guerra”.
“Yo
no he usado el término “guerra”. Y sí puedo invitar a que se revisen todas mis
expresiones públicas y privadas. Yo no elegí el concepto de guerra. Yo he usado
permanentemente el término de lucha contra el crimen organizado y lo seguiré
usando”.
Más
allá de si la ofensiva se llamó “guerra” o “lucha” o “batalla”, 2011 fue el año
más violento del sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, según los conteos de
muertos del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (Inegi).
Ese año, se registraron 27 mil 213 muertes violentas, el número más alto en esa
categoría desde 1990. En el sexenio, el número de homicidios se incrementó en
150 por ciento.
Mientras
en México, el entonces Presidente clasificaba las razones de la guerra, la
Corte Penal Internacional de La Haya, Países Bajos, recibía una demanda en su
contra interpuesta por un grupo de abogados y 23 mil ciudadanos mexicanos que
pedían juicio para el ex Mandatario por responsabilidad individual en crímenes
de lesa humanidad. El legajo lo integraron con 50 mil muertos y 10 mil
desaparecidos. Además, describieron la
brutal forma en que en ese tiempo -como ocurre ahora mismo- se encontraba la
hora última en México. Era un panorama de despojo y desolación. Dijeron que era
la guerra.
Consulta de datos: Acta de la Décimo Cuarta Sesión
Extraordinaria
del Comité de Información en Presidencia de la República, Acta de la Primera
Sesión Ordinaria del Comité de Información en Presidencia de la República y
solicitud con el folio 0210000150808 en el INAI.
#DatosCerrados
publica cada semana un expediente clasificado del Gobierno federal y promueve
la liberación de su información para uso ciudadano.
(SIN
EMBARGO.MX/ LINALOE R. FLORES/ DICIEMBRE 12, 2016 - 12:05 AM)
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