La ausencia de Joaquín Archivaldo Guzmán
Loera se está dejando sentir en Sinaloa, con encuentros cada vez más violentos
entre los distintos grupos del narcotráfico avecindados; el Gabinete de
Seguridad del Gobierno del Estado tiene detectados al menos dos frentes en la
guerra por los territorios entre las facciones del cártel de Sinaloa: uno, el
que encabeza Archivaldo Guzmán contra Los Dámaso y, otro, el de los Beltrán
Leyva contra Aureliano Guzmán Loera. Las alertas al interior del gobierno de
Mario López Valdez ya se encendieron, y los civiles pagan su cuota de
inseguridad con cientos de familias desplazadas de Badiraguato, incluyendo la
madre del capo sinaloense, que fue rescatada en una avioneta con destino a
Culiacán
Sinaloa.- El gobierno de
Mario López Valdez al tratar de evadir la crisis de seguridad en la disputa
violenta que mantienen las diferentes facciones que conforman el cártel de
Sinaloa, señaló que los sucesos ocurridos en la sierra de Badiraguato –ubicado
en pleno Triángulo Dorado–, solo se trataba de “disputas entre familias”, y que
las amenazas de enfrentamientos entre grupos rivales solo quedaron en rumores.
Ante este panorama adverso,
de una ruptura abierta al interior del cártel, el Gobierno del Estado realizó
un tour con medios locales y nacionales por los poblados que, del 7 al 11 de
junio, fue tomado por los Beltrán Leyva, ahora bajo el mando de Alfredo Beltrán
Guzmán, hijo de Alfredo Beltrán Leyva “El Mochomo”, procesado en la Corte
Federal de Columbia, Washington.
En la visita guiada, los
medios tuvieron la oportunidad de documentar la soledad de las casas de
comunidades de Arroyo Seco, Huixiopa, La Palma, La Tuna y San José del
Barranco, ahora inundadas de militares y policías, y todas ellas ubicadas en el
mismo camino, a cuatro horas por tierra desde Culiacán.
De acuerdo con fuentes de la
Secretaría de la Defensa Nacional y de la Policía Ministerial del Estado, la
incursión del grupo de decenas de hombres armados en la comunidad de La Tuna el
11 de junio pasado, fue encabezada por el jefe de pistoleros de Alfredito
Beltrán apodado “El Chamacón”, que iba en busca de Aureliano Guzmán Loera,
alias “El Guano”, jefe regional que opera el trasiego de enervantes en toda esa
zona y hermano de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera.
De los hechos quedan solo
versiones contradictorias entre los pobladores de la región y las declaraciones
de los mandos de seguridad pública de Sinaloa, como el general en retiro Moisés
Melo García, que sostuvo que no hubo personas muertas en los ataques de la
gente del “Chamacón”.
FOTO: RASHIDE FRIAS / CUARTOSCURO.COM.-
Batalla en la sierra
Pero según habitantes de La Tuna, que hablaron con
policías ministeriales, uno de los hombres asesinados fue Ángel Guzmán, sobrino
del Chapo.
A Ángel Guzmán lo
sorprendieron en su casa, una pequeña vivienda cerca de la casa de doña María
Consuelo Loera Pérez, madre del capo, y fue abatido a tiros después de
prenderle fuego a techo de madera y lámina.
Los relatos señalan que el
sobrino de “El Chapo”, que trabajaba para Aureliano Guzmán, intentó defenderse,
pero fue superado en número. Además, otros dos jóvenes de las confianzas de “El
Guano” fueron acribillados en plena calle. En la refriega, cinco sicarios de
los Beltrán Leyva también murieron.
A doña Consuelo Loera no la
tocaron, como se dijo en las primeras versiones difundidas, sino que solo
irrumpieron en su vivienda de una sola planta, con una fachada rosa mexicano, y
pidieron las llaves de un vehículo todoterreno y cuatro cuatrimotos.
A ella, después que se
marcharon los pistoleros, la sacaron en una avioneta que despegó de una pista
clandestina cercana, y fue enviada a la ciudad de Culiacán, donde su hija
mayor, Bernarda Guzmán Loera, tiene su residencia.
Una semana después que subió
el Ejército junto con la Policía Ministerial en un convoy de más de 90
elementos, se documentó que nada más la casita de adobe de Ángel Guzmán estaba
perforada por las balas, así como cuatro camionetas.
La casa de la madre de “El Chapo” estaba sin
personas, con la puerta de acceso al patio abierta de par en par, sin rastros
de violencia. Contiguo al domicilio se encuentra un establo con vacas y
becerros, y suficiente alimento para varios días.
Según el alcalde priista de
Badiraguato, Mario Valenzuela López, unas 250 familias de La Tuna, Arroyo Seco,
Huixiopa y La Palma abandonaron sus hogares debido a que los grupos armados
avisaron que podrían ocurrir enfrentamientos.
“Me informó la gente que no
llegaron de forma violenta; llegaron normal, sin armas, y les avisaron que se
salieran por el probable enfrentamiento que podría darse en esa ruta”, declaró
López Valenzuela.
Las mismas versiones no
confirmadas por el Gobierno del Estado señalan que tras la irrupción de los
pistoleros de Alfredito Beltrán, los hombres de “El Guano” arribaron para la
defensa, pero el choque entre los bandos ya no ocurrió.
A partir del 13 de junio el
Ejército, la Marina y la Policía Ministerial colocaron puntos de revisión en la
ruta que va de Bacacoragua, al término de la carretera estatal
Badiraguato-Otatillos, hasta La Tuna, además que a tres kilómetros de San José
del Barranco hay un puesto de control militar permanente.
LAS SECUELAS DEL CRIMEN DE ERNESTO
Los desencuentros entre el
grupo de Alfredito Beltrán Guzmán y “El Guano” comenzaron, según testimonios
recogidos en Badiraguato, desde el asesinato de don Ernesto Guzmán Hidalgo,
medio hermano de “El Chapo” Guzmán.
El 11 de abril de 2015
apareció en las inmediaciones de Bacacoragua, Badiraguato –ahí vivía Ernesto–
su cuerpo sobre una bolsa de plástico junto al cadáver de Raúl Astorga, un
joven de 27 años.
A don Ernesto le arrancaron
el dedo índice de una mano, y lo dejaron en una de las bolsas del pantalón, en señal
de acusación de “dedo” o soplón.
La Procuraduría General de
Justicia no ha esclarecido el crimen, pero las versiones de los badiraguatenses
advierten que, siendo Ernesto Guzmán padre de Patricia Guzmán Núñez, esposa de
“El Mochomo”, abuelo de Alfredito Beltrán, “El Guano” no le tenía confianza, y
lo acusaba de soplón.
En la sierra se sabía que con
“El Chapo” Guzmán en prisión, “El Guano” actuaba de forma violenta.
Versiones de la Policía
Ministerial aseguran que el Alfredito, conocido desde adolescente como “Tito”,
comenzó construir una estructura propia y a tomar fuerza, sobre todo con la
liberación de Rafael Caro Quintero, que domina la otra parte de Badiraguato.
El asesinato de don Ernesto
tuvo represalias, pues en diciembre de 2015 fueron asesinados el jefe de
pistoleros de “El Guano”, Cristóbal Muro Valdez, alias “El 02”, junto con siete
de sus sicarios en San José del Barranco, contiguo a La Tuna, y un hermano de
éste, Luis Alberto Muro Valdez, quien se encontraba preso en el penal estatal
de Culiacán, también fue asesinado.
Culiacán y Navolato, choque
entre Iván Archivaldo y Los Dámaso Dos semanas antes del conflicto en la sierra
de Badiraguato, las células comandadas por Iván Archivaldo Guzmán Salazar
chocaron contra las de Los Dámaso en una balacera que dejó tres sicarios
muertos en pleno Centro de la sindicatura de Villa Juárez, municipio de
Navolato (contiguo a Culiacán). El grupo de pistoleros denominado Los Chimalis
se enfrentó contra Los Montana el 28 de mayo al filo de las 03:00 horas.
Los cuerpos de los tres
hombres quedaron en una camioneta de la línea Infiniti color blanco, de modelo
reciente, sobre el bulevar principal de Villa Juárez.
Al llegar elementos de la
Policía Municipal navolatense a resguardar la escena, un grupo armado que viajaba
en al menos 25 camionetas se llevaron los cadáveres.
De acuerdo con la Policía
Ministerial y el Ejército, Los Chimalis trabajaban para Dámaso López Núñez “El
Licenciado”, pero tras conflictos internos se pasaron al lado de los Chapitos o
Los Menores, como ya se le dicen a los hijos de Guzmán Loera.
En cambio Los Montana –así le
apodan al jefe de la célula, “El Montana”–, operan para “El Licenciado” y su
hijo “El Mini Lic.”.
Palmo a palmo, ambos grupos se disputan
territorios de narcomenudeo en Villa Juárez y el sur de la ciudad de Culiacán,
lo que ha dejado una oleada de asesinatos en ambos municipios.
La noche del viernes 10 de
junio, cinco días después de celebrarse las elecciones donde resultó ganador el
candidato del PRI Quirino Ordaz Coppel, un comando de alrededor de 30 sicarios
uniformados como militares, con equipo táctico y cascos, tomaron la colonia
Lombardo Toledano ubicada en la zona norte de la ciudad de Culiacán, y se
enfrentaron a balazos contra Carlos René Uriarte Vargas.
En la balacera quedó
abandonada una camioneta de modelo reciente color verde oscuro, atravesada
sobre la avenida Álvaro Obregón, la principal de la capital, con cristales y
carrocería perforados por las balas.
A pesar de los testimonios de
los vecinos, que hablaron al sistema de emergencia 066, ninguna patrulla ni
unidad del Ejército arribó al lugar sino tres horas después, cuando los
pistoleros de Iván Archivaldo lograron privar de la libertad a Carlos René
Uriarte, y arrastrar la unidad baleada con una camioneta Tacoma.
Al día siguiente los
habitantes del sector mostraron decenas de casquillos, fachadas de casas y
locales comerciales baleados. El gobierno de Malova hizo “mutis” de nuevo.
El cuerpo de Carlos René
apareció por la mañana, a las 06:30 horas, a un lado de la intersección de la
carretera México 15 con el libramiento La Costerita, al sur de la ciudad.
La guerra se extiende Días
después de que los grupos armados sacudieron Badiraguato, el jueves 16 de junio
el grupo de los Beltrán Leyva que controlan la zona serrana del municipio de
Rosario, al sur del estado, desmembraron y decapitaron a siete leñadores
originarios de la comunidad de Cacalotán, pueblo cercano a la sierra.
La procuraduría general de
justicia dio a conocer en voz del subprocurador Martín Robles Armenta, que el
múltiple homicidio estaba relacionado con los Beltrán Leyva, y que tenía
conexiones con el deceso de dos sicarios que se enfrentaron al Ejército en la
zona de El Quelite, municipio de Mazatlán.
Los muertos que la autoridad
no confirma
“Esa área ha sido un corredor
problemático en muchos de los casos donde también el Ejército ha tenido sus
incursiones en el área de monte en ese corredor, y también más al norte del
puerto de Mazatlán, donde en las últimas fechas se dio un enfrentamiento por parte
de elementos del Ejército, por allí cerca del área de El Quelite; el 11 de
julio al hacer un reconocimiento de monte elementos del Ejército se enfrentaron
con delincuentes que se encontraban en un campamento”, reveló.
El miércoles 22 en la noche,
Juan Carlos Landeros Mariscal, alias “El 90”, fue ejecutado en compañía de tres
jóvenes más en la gasolinera de la entrada de la cabecera municipal de Cosalá.
Los otros tres fueron
identificados como Luis Miguel Acosta, José Ramón Jáquez y Amalio Nájera
Hernández.
El comandante de la Tercera
Región Militar, el general de división Alfonso Duarte Mujica, confirmó que “El
90” era el jefe de la plaza de Cosalá para Ismael “El Mayo” Zambada, y que los
informes del Ejército señalan que ayudó enviando gente a la zona de Badiraguato
en conflicto.
“Tenemos conocimiento de que
algunos elementos de ellos fueron a apoyar las acciones que se están llevando a
cabo en Badiraguato, entonces es como una reacción a este conflicto que se está
llevando a cabo entre los grupos armados “, señaló en entrevista con los medios
en Mazatlán.
(SEMANARIO ZETA/ REDACCIÓN ZETA/ LUNES, 27 JUNIO, 2016
12:00 PM)
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