Raymundo Riva Palacio
En Michoacán, no todo lo que parece es, y Guillermo Valencia Reyes es
quien mejor demuestra la paradoja. El alcalde de Tepalcatepec dijo la
semana pasada que no había condiciones para gobernar el municipio y que
como no deseaba ser parte del problema sino de la solución, pedía
licencia. El Cabildo se la negó, ante lo cual, horas después, acusó al
comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral en Michoacán,
Alfredo Castillo, de reunirse con los mismos delincuentes que le impiden
gobernar en Tepalcatepec. ¿Qué tiene que ver una cosa con otra?
Valencia Reyes tiene que ser visto en el contexto de su carrera política. Fue líder juvenil del PRI, diputado local, candidato perdedor a diputado federal y presidente municipal de Tepalcatepec. Creció de la mano de Jesús Reyna, gobernador interino cuando Fausto Vallejo estuvo hospitalizado en Indianápolis, y secretario de Gobierno en Michoacán. La relación entre ellos y el cómo actuaron juntos en el último año en Tepalcatepec, son el microcosmos de la crisis michoacana.
La solicitud de licencia que presentó Valencia Reyes es un gambito político de los dos. El alcalde de Tepalcatepec tenía más de 10 meses que no despachaba en el Municipio, y desde Morelia disponía del presupuesto y firmaba cheques sin rendición de cuentas. El Cabildo envió actas al Congreso local para pedir, ante su ausencia, que nombrara un nuevo alcalde. Pero el Congreso, bajo la influencia del gobernador interino, alegó que no tenía facultades para hacerlo y congeló la petición.
Tepalcatepec, la última frontera michoacana en la ruta de los precursores químicos para las metanfetaminas que entran por el puerto de Lázaro Cárdenas, se incendió. Junto con Buenavista y Tomatlán, ahí comenzaron los grupos de autodefensa civil, organizados por Juan José y Uriel Farías, apodados “El Abuelo” y “El Paisa”, que según un informe del CISEN de 2007, trabajaban Ismael “El Mayo” Zambada, Joaquín “El Chapo” Guzmán, y José “El Azul” Esparragoza. Los hermanos Farías están en los expedientes de “El Michoacanazo” y del empresario que importaba los precursores de China, Zhenli Ye Gon.
En contraparte, Reyna y Valencia Reyes han sido señalados en la prensa de tener vínculos con el mítico líder de La Familia Michoacana/Los Caballeros Templarios, Nazario Moreno, “El Chayo”, y su lugarteniente, Servando Gómez, “La Tuta”. Los dos niegan la imputación, aunque de manera sistemática sus críticas y denuncias se enfocan contra los enemigos del cártel local. Hasta ahora este contexto es meramente circunstancial en un estado donde los matices, las cañerías de la política y la delincuencia, se entreveran.
Reyna entró a la política en los 1970s, durante el gobierno de Servando Chávez, y se consolidó en la administración de su hermano Ausencio Chávez, a mediados de los 90, como procurador y secretario de Gobierno. Regresó a la esfera del poder con Fausto Vallejo, exitosísimo alcalde de Morelia en cuatro ocasiones. Para sorpresa de muchos michoacanos, Vallejo se alió para estabilizar su nuevo gobierno con quien muchos dentro y fuera del estado responsabilizaban de la toma del narcotráfico del estado, el gobernador Leonel Godoy.
La alianza fue forjada desde la campaña por Reyna, que creció con Godoy y fueron compañeros en la Casa del Estudiante. Godoy era, de los políticos michoacanos, el menos adecuado para ese tipo de acuerdos. Había recibido un Michoacán en crisis de seguridad de Lázaro Cárdenas Batel, y al estallar la guerra entre los cárteles en 2008, La Familia Michoacana se apoderó de la mayor parte del estado. Su gobierno y su familia, sin embargo, quedaron manchados por el cártel autóctono. Funcionarios muy cercanos a él estaban vinculados con La Familia, y su medio hermano, Julio César Godoy Toscano, se refería con reverencia a “La Tuta” como “tío”.
El conflicto de Valencia Reyes es abierto contra quienes son los jefe de plaza en Tepalcatepec –según el CISEN-, quien ahora, al negarse su licencia en el Congreso local, que ya no está bajo el yugo de Reyna, atacó a Castillo, cuya misión en seguridad es acabar con el cártel michoacano.“Denuncié a (‘El Abuelo’) por amenazas y el comisionado se fue a comer con su hermano”, acusó el Alcalde. “Mi hermano y mi papá presentaron denuncia por secuestro y el comisionado firmó un acuerdo con el señor que levantó a mi padre. Entonces, ¿qué hace uno”.
Directo contra Castillo para desprestigiarlo y debilitarlo, de acuerdo con la ruta de acción en su contra desde hace dos semanas. ¿Por qué él? De acuerdo con varios observadores experimentados michoacanos, porque comenzó a tocar intereses que afectan a Reyna. ¿Cuáles? No abundaron. Pero detrás de todo el episodio con el alcalde de Tepalcatepec, francotirador contra Castillo, se encuentra la mano indiscutible de la abeja Reyna.
Valencia Reyes tiene que ser visto en el contexto de su carrera política. Fue líder juvenil del PRI, diputado local, candidato perdedor a diputado federal y presidente municipal de Tepalcatepec. Creció de la mano de Jesús Reyna, gobernador interino cuando Fausto Vallejo estuvo hospitalizado en Indianápolis, y secretario de Gobierno en Michoacán. La relación entre ellos y el cómo actuaron juntos en el último año en Tepalcatepec, son el microcosmos de la crisis michoacana.
La solicitud de licencia que presentó Valencia Reyes es un gambito político de los dos. El alcalde de Tepalcatepec tenía más de 10 meses que no despachaba en el Municipio, y desde Morelia disponía del presupuesto y firmaba cheques sin rendición de cuentas. El Cabildo envió actas al Congreso local para pedir, ante su ausencia, que nombrara un nuevo alcalde. Pero el Congreso, bajo la influencia del gobernador interino, alegó que no tenía facultades para hacerlo y congeló la petición.
Tepalcatepec, la última frontera michoacana en la ruta de los precursores químicos para las metanfetaminas que entran por el puerto de Lázaro Cárdenas, se incendió. Junto con Buenavista y Tomatlán, ahí comenzaron los grupos de autodefensa civil, organizados por Juan José y Uriel Farías, apodados “El Abuelo” y “El Paisa”, que según un informe del CISEN de 2007, trabajaban Ismael “El Mayo” Zambada, Joaquín “El Chapo” Guzmán, y José “El Azul” Esparragoza. Los hermanos Farías están en los expedientes de “El Michoacanazo” y del empresario que importaba los precursores de China, Zhenli Ye Gon.
En contraparte, Reyna y Valencia Reyes han sido señalados en la prensa de tener vínculos con el mítico líder de La Familia Michoacana/Los Caballeros Templarios, Nazario Moreno, “El Chayo”, y su lugarteniente, Servando Gómez, “La Tuta”. Los dos niegan la imputación, aunque de manera sistemática sus críticas y denuncias se enfocan contra los enemigos del cártel local. Hasta ahora este contexto es meramente circunstancial en un estado donde los matices, las cañerías de la política y la delincuencia, se entreveran.
Reyna entró a la política en los 1970s, durante el gobierno de Servando Chávez, y se consolidó en la administración de su hermano Ausencio Chávez, a mediados de los 90, como procurador y secretario de Gobierno. Regresó a la esfera del poder con Fausto Vallejo, exitosísimo alcalde de Morelia en cuatro ocasiones. Para sorpresa de muchos michoacanos, Vallejo se alió para estabilizar su nuevo gobierno con quien muchos dentro y fuera del estado responsabilizaban de la toma del narcotráfico del estado, el gobernador Leonel Godoy.
La alianza fue forjada desde la campaña por Reyna, que creció con Godoy y fueron compañeros en la Casa del Estudiante. Godoy era, de los políticos michoacanos, el menos adecuado para ese tipo de acuerdos. Había recibido un Michoacán en crisis de seguridad de Lázaro Cárdenas Batel, y al estallar la guerra entre los cárteles en 2008, La Familia Michoacana se apoderó de la mayor parte del estado. Su gobierno y su familia, sin embargo, quedaron manchados por el cártel autóctono. Funcionarios muy cercanos a él estaban vinculados con La Familia, y su medio hermano, Julio César Godoy Toscano, se refería con reverencia a “La Tuta” como “tío”.
El conflicto de Valencia Reyes es abierto contra quienes son los jefe de plaza en Tepalcatepec –según el CISEN-, quien ahora, al negarse su licencia en el Congreso local, que ya no está bajo el yugo de Reyna, atacó a Castillo, cuya misión en seguridad es acabar con el cártel michoacano.“Denuncié a (‘El Abuelo’) por amenazas y el comisionado se fue a comer con su hermano”, acusó el Alcalde. “Mi hermano y mi papá presentaron denuncia por secuestro y el comisionado firmó un acuerdo con el señor que levantó a mi padre. Entonces, ¿qué hace uno”.
Directo contra Castillo para desprestigiarlo y debilitarlo, de acuerdo con la ruta de acción en su contra desde hace dos semanas. ¿Por qué él? De acuerdo con varios observadores experimentados michoacanos, porque comenzó a tocar intereses que afectan a Reyna. ¿Cuáles? No abundaron. Pero detrás de todo el episodio con el alcalde de Tepalcatepec, francotirador contra Castillo, se encuentra la mano indiscutible de la abeja Reyna.
(ZOCALO/ Columna Raymundo Riva Palacio/ 21 de Febrero 2014)
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