sábado, 10 de agosto de 2013

CONFIRMAN LA MUERTE DE ‘EL INGENIERO’; TIÑÓ CON SANGRE EL VALLE




El nombre de Gabino Salas Valenciano, abatido el jueves en las mismas tierras que dominó a través de la violencia por años, saltó a la luz pública desde 1999, cuando fue acusado del homicidio de un hombre cometido en el exterior de Río Grande Mall.

A pesar de que fue detenido en esa ocasión, cuando tenía 21 años, y luego en el 2008 bajo cargos de delitos federales, el presunto operador de “El Chapo” Guzmán en el valle de Juárez, terminó siempre libre.

Incluso emprendió una campaña para “limpiar” su imagen luego que fue señalado en pintas, mantas y cartulinas como uno de los perpetradores de cientos de homicidios tanto en Ciudad Juárez como en el valle, incluido en célebre ataque contra estudiantes en Villas de Salvárcar.

Hasta el Ejército Mexicano y la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal lo incluyeron en las listas de los más buscados, ofreciendo una recompensa de un millón de pesos por datos que llevaran a su captura.

Su carrera terminó este jueves, tiñendo con su sangre la tierra que él mismo regó con la de otros.

La mención pública más reciente de Gabino ocurrió en abril del 2012, cuando el Departamento de Justicia de los Estados Unidos reveló la estructura del cártel de Sinaloa que opera en Chihuahua.

Una acusación presentada ante la Corte Federal del Distrito Oeste de Texas establecía que en la organización participaba activamente Salas Valenciano controlando el tráfico y el territorio de la “gente nueva” en el valle de Juárez.

Además, este hombre tenía bajo su cargo a escuadrones de la muerte, cita el documento.

Sin embargo, su historia relacionada con la presunción de su responsabilidad inició en mayo de 1999, cuando fue detenido por elementos de la entonces Policía Judicial del Estado (PJE) por su presunta implicación en el homicidio de Javier Dozal Hernández, de 25 años, perpetrado por rencillas entre dos familias originarias de Villa Unión, Durango.

El Juzgado Quinto de lo Penal ordenó el arresto del sospechoso bajo la causa 195/99 luego de obtener la declaración de cuatro testigos que aseguraron haber visto a Salas Valenciano disparar en contra de la víctima y después escapar en un automóvil Probe azul y sin placas, el 22 de abril de ese año.

“Si yo fuera culpable me habría amparado, pero la prueba está que no lo hice”, dijo el detenido en una entrevista con los medios de comunicación.

La orden de aprehensión se giró con base en el móvil de que Salas Valenciano vengó la muerte de su hermano Octavio, ocurrida el 7 de abril de 1997 en una discoteca de Villa Unión, Durango, a manos de Javier Dozal Hernández y su padre Javier Dozal Alonso.

Sin embargo, el hombre quedó libre y fue hasta febrero del 2008 cuando su nombre salió de nuevo a la opinión pública, cuando fue aprehendido por efectivos del Ejército Mexicano, cuyos voceros afirmaron que tenía alrededor de 10 años trabajando en la región.

La detención se dio en la calle Camino Viejo a San José, en el fraccionamiento Real de San José, donde personal del 20 Regimiento de Caballería Motorizada aprehendió a Salas Valenciano y aseguró tres vehículos de lujo, así como armas de fuego de grueso calibre y de uso exclusivo de las fuerzas armadas.

Además, tenía consigo cartuchos, 14 paquetes de mariguana con un peso de aproximadamente seis kilos, radios de comunicación y una máquina para cortar papel moneda.

El hombre se hacía pasar por empresario de los ramos de la ganadería y la construcción, para lo cual contaba con varias propiedades.

En mayo del 2008, un hermano y un sobrino de Gabino fueron asesinados juntos con otras tres personas.

Valente Salas Valenciano, de 33 años y Edgar Yuriam Valenciano Galindo, de 27, fueron asesinados junto con Miguel Ángel Camacho Rivera, de 44 y Luis Enrique López Ortega, de 22, junto con otra persona cuya identidad no se estableció.

Los cadáveres fueron encontrados en un lote baldío ubicado al final de la prolongación de la avenida Vicente Guerrero, a la altura de la avenida Antonio J. Bermúdez. Las víctimas se encontraban envueltas en cobertores y atados con cinta adhesiva color café y cordones.

Junto a los cadáveres se localizó una cartulina que decía: “Esto les pasa a los pinches traidores que se van con la finta del chapo guzmán monta perros que solo les garantiza la muerte, sigue mandando más pendejos para tirártelos. Atte la línea”.

En octubre de ese mismo año, el Tercer Tribunal Unitario puso en libertad a Gabino, luego que el Juzgado Sexto de Distrito lo había sentenciado a nueve años de prisión por los delitos de posesión agravada de mariguana, portación de armas de fuego y posesión de cartuchos de uso exclusivo del Ejército Mexicano.

Sin embargo, tras la presentación de un recurso de inconformidad por parte del acusado el fallo quedó sin efecto.

El Tercer Tribunal Unitario resolvió dictar la libertad a Gabino Salas al determinar que existían inconsistencias de tiempo, modo y lugar en su detención. Esto basado en el parte rendido por los militares, ya que el documento correspondiente al arresto presentaba una fecha y el examen médico otra.

Después de esa fecha, su nombre fue mencionado en diferentes documentos dados a conocer por el Ejército Mexicano y por la SSP federal durante la Operación Conjunta Chihuahua (OCCH), ya que sicarios y narcotraficantes detenidos referían que él era su jefe.

En diciembre del 2009, la OCCH ofreció una recompensa de un millón de pesos a la persona que proporcionará información que permitiera la captura de Gabino, apodado “El Ingeniero”.

Esta fue la recompensa más alta que las autoridades en los tres niveles de gobierno habían ofrecido por integrantes de grupos delictivos tras la implementación de la operación.

Al mes siguiente, en enero del 2010, representantes de Salas Valenciano pagaron inserciones en medios de comunicación para desvincularlo de las acusaciones públicas en su contra.

“Me presento con documentación en mano de los juzgados federales, específicamente del Juzgado Quinto de Distrito en esta ciudad (expedientes 1620 y 1621), donde les conceden el amparo y las autoridades del conjunto Chihuahua y la PGR niegan rotundamente tener nada en contra de dichas personas (incluido Gabino)”, indicaba la propaganda.

Durante febrero de ese año, mientras la Procuraduría estatal atribuyó a un presunto jefe de sicarios del cártel de los Carrillo Fuentes la autoría de la masacre en Villas de Salvárcar, a través de un mensaje clandestino escrito en la barda de una escuela se culpó de esos hechos a presuntos integrantes del cártel de Sinaloa.

La pinta afirmaba que Salas Valenciano fue uno de los autores del ataque.

“Ellos ordenaron la masacre. Autoridades corruptas no quieren resolver fácilmente. La (una línea) no mata)”, agrega el mensaje escrito en un muro de la escuela ubicada entre las calles Ignacio Mejía y Cuauhtémoc.

Sin embargo, no hubo acusaciones formales en su contra por estos hechos.

En los últimos meses, al capo se le relacionaba con una serie de ejecuciones, entre las que destaca la de dos agente de la Policía Federal Ministerial (PFM) asesinados con armas de alto poder en mayo, sobre la avenida Tecnológico y la calle Francisco Baca Gallardo.

Por ese hecho, la PGR lo buscaba desde entonces.

También se le mencionó en noviembre del 2012 cuando agentes de la Policía municipal aseguraron a seis personas ligadas a su grupo delictivo en un domicilio del fraccionamiento Campestre Senecú, donde localizaron varias armas de fuego y 73 mil dólares que el narcotraficante ofreció al titular de la Policía Julián Leyzaola Pérez a través de un abogado que también fue detenido y consignado ante el Ministerio Público.

Las autoridades lo señalaban como el responsable de la ejecución de agentes preventivos, a quienes ordeñó asesinar para presionar al Teniente Leyzaola a fin de que le permitiera realizar sus actividades criminales.

(Staff/El Diario | 2013-08-09 | 20:28)

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