sábado, 22 de junio de 2013

TRAILEROS, LOS CONTRA-INSURGENTES EN SONORA



Un nuevo movimiento social atiza el horno en el Sur…

Cansados de esperar, desesperados, ansiosos, impacientes, hambreados, con sed, sin la esperanza de avanzar hacia sus destinos , cargando pesadas moles metálicas de más de 20 y hasta 100 toneladas cagadas de productos perecederos, maquinaria, materiales, sin dinero ni diesel, pero sumamente encabronados, despotrican contra los yaquis, agrotitanes y policías federales…

Jesús Ortega / Dossier Politico 
Vícam, Sonora.- A lo largo y ancho de la Carretera Internacional 15 se les puede ver a kilómetros, tanto hacia el Sur, rumbo a Ciudad Obregón y hacia el Norte, hacia Guaymas, son los centenares de traileros que desde el jueves se organizan en protesta contra el bloqueo de los insurgentes yaquis utilizados por los opositores al Acueducto Independencia como “carne de cañón”.

Son los contra-insurgentes.

Cansados de esperar, desesperados, ansiosos, impacientes, hambreados, con sed, sin la esperanza de avanzar hacia sus destinos, cargando pesadas moles metálicas de más de 20 y hasta 100 toneladas con productos perecederos, maquinaria, materiales, sin dinero ni diesel, pero sumamente "encabronados", despotrican contra los yaquis, agrotitanes y policías federales.

El viernes, ya ¡hasta la madre!, se organizaron y retaron a la Policía Federal en Esperanza bloqueando la única rúa alterna con la que contaban los automovilistas para no quedar varados entre el conflicto generado por la ambición y la violación sistemática del Estado de Derecho en Sonora.

Decenas de contra-insurgentes alzaron la voz ante un problema que no les compete, gritaron por pagar los platos rotos de los poderosos agricultores y de los amantes a la privatización del erario público, esos que cada segundo amasan grandes fortunas gracias a las bondades de mal administrar el recurso de los sonorenses.

Los traileros, mucho muy molestos, se alzan como otro movimiento producto de la apatía del Gobierno de la República por instalar una mesa de diálogo en una tierra brava que los agrotitanes utilizan como campo de guerra para cuando llegue la inminente tempestad y todo el poderío del Estado, salgan corriendo y dejen a la comunidad indígena en cenizas.

Sin posibilidad alguna de avanzar, los contra-insurgentes planean su jugada y enfrentar con lo único que tienen tanto a los opositores que se amparan en la sombra de los yaquis como a los mismos agentes federales apostados en el Sur de Sonora en espera de iniciar el operativo de desalojo y recuperación de la muy madreada Cuatro Carriles.

Hoy, los contra-insurgentes, ¡hasta la madre!, podrían provocar una guerra sin precedente.

(DOSSIER POLITICO/ Jesús Ortega / 2013-06-22)

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