Elier Lizárraga
“Nunca se me va a olvidar la angustia que sentí
cuando me dijeron que mi hijo estaba secuestrado”, dijo María, madre de una
víctima de secuestro virtual, una nueva modalidad de delito que está creciendo
en Sinaloa.
Fue el 6 de marzo de 2010 cuando su hijo Ramón recibió una llamada. El número
de la persona que llamó a su celular apareció como desconocido. Sin más, el
joven respondió pues creyó que se trataría de un número equivocado, pero no fue
así. Aunque su interlocutor jamás lo había visto, le hizo la amenaza más
impactante de su vida: “Tu mamá va a morir si no te encierras en un cuarto de
hotel”.
El estudiante de preparatoria, asustado ante las circunstancias,
abordó un taxi y le pidió al chofer que lo llevara a uno de los moteles ubicado
en la salida norte de la ciudad, sin hacer preguntas. Al llegar no tuvo que ver
a nadie, solo pagó el servicio de transporte. Luego lo mismo con el sujeto que
resguarda las habitaciones del lugar y se metió en la habitación que reservó.
Fueron las cuatro horas más angustiantes que pasó jamás.
Mientras tanto,
su madre sufría su propio tormento. A ella también la llamó una persona desde un
número que el teléfono de su casa anunció como desconocido, aunque no tiene la
certeza si se trató de la misma persona que llamó a su hijo. Pero la advertencia
que le hicieron a ella fue diferente: “Su hijo Ramón está secuestrado. Si lo
quiere de vuelta, va a tener que pagar 300 mil pesos. Es eso o lo
mato”.
“Yo al principio no les creía, pero luego me empezaron a decir
cosas de mi niño que muy poca gente sabe. Me lo describieron todo, de pies a
cabeza, hasta cómo se llama su novia, dónde vive y con quiénes se la lleva en la
escuela”, detalló la madre, también víctima de esta nueva modalidad de
extorsión.
Primero vino la angustia. Luego la incertidumbre de no saber
lo que pasaba con su hijo. Finalmente la desesperación al no encontrar la forma
de reunir la cantidad que el “secuestrador” le solicitaba. Con la ayuda de
algunos familiares logró juntar 30 mil pesos, apenas la décima parte de lo que
el criminal le pedía.
Luego de cuatro horas, volvió a sonar su teléfono:
de nuevo número desconocido. El secuestrador le indicó un número de cuenta en
una sucursal bancaria de Culiacán, por lo que acudió lo más rápido que pudo a
realizar el depósito para que su hijo fuera liberado.
“Como pude junté
los 30 mil pesos. En el banco no había gente, así que el trámite se hizo rápido,
pero para mí fue como una tortura porque mi hijo estaba secuestrado quién sabe
dónde y con quién. Me dijeron que lo iban a matar si no depositaba el dinero en
ese mismo día, me tuve que apurar y hasta le pedí a una señora que me diera el
lugar en la fila del banco”, manifestó la mujer. Pero lo peor no había
terminado.
Cuando el criminal le llamó de nuevo, le dijo dónde estaba
Ramón para que pasara a recogerlo, le hizo una nueva advertencia: “Los mato si
llegan a hablar con la Policía, a todos ustedes”. Ante esto, la madre se limitó
a recuperar a su hijo, quien, aún temeroso de que algo fuera a pasarles, se
resistía a dejar la habitación del hotel.
“Mi niño no se quería venir con
nosotros, seguía asustado. Decía que de todos modos lo iban a matar si se salía
del cuarto, no quería salir. Cuando me lo traje a la casa no quería ni salir a
la calle del miedo que tenía. Muchos días estuvo así”, lamentó
María.
Modus Operandi
Fue durante esos días que
supo que habían sido víctimas de una nueva modalidad de fraude: el secuestro
virtual. Este ilícito, según la Secretaría de Seguridad Pública en el estado,
consiste en amedrentar vía telefónica a una persona con amenazas de que alguno
de sus familiares está en peligro, pedirle que se mantenga en un lugar aislado y
evite contacto con cualquier persona.
Luego, el o los criminales se ponen
en contacto con los familiares de la víctima y les hacen una amenaza similar
respecto al sujeto aislado, por lo general una víctima joven, pues se cree que
son más fáciles de amedrentar. En todos los casos, para evitar exponerse, los
“secuestradores” cometen los atracos vía telefónica.
La dependencia
indicó que los atracadores acceden a información de la víctima a través de la
red social Facebook, donde pueden conocer hasta el estado anímico de una persona
durante días, incluso semanas. Así pueden valerse de esta red social para,
cuando se ponen en contacto con los familiares, les den información muy precisa
respecto a la persona que se encuentra secuestrada y hace más fácil el que crean
en lo que les están diciendo.
Muchas veces, gracias a que en las redes
sociales queda registrada la hora de una actualización, así como si el usuario
decide subir una fotografía o un video, por lo que es posible conocer el día, la
hora y la fecha exacta de la publicación. Esto hace posible también que los
criminales conozcan con qué personas se relaciona su víctima, haciendo más fácil
aún su trabajo.
Acciones
Ante el incremento de
los delitos cibernéticos, la SSP en Sinaloa implementa una serie de programas de
prevención y denuncia, entre ellos Navega Seguro, que explica un uso adecuado de
las redes sociales para evitar que sean víctimas de delitos
cibernéticos.
Cuando arrancó el programa, en agosto de 2011, Néstor
Ayashi, quien funge como coordinador, explicó que los jóvenes deben ser
orientados sobre las consecuencias que puede acarrear el mal manejo de las redes
sociales y los peligros a los que se exponen a causa de ello.
“El
programa se trata de platicarle a los jóvenes cómo evitar ser víctimas de los
delitos cibernéticos y cómo no mal enfocar el uso del Facebook y del Internet y
de las redes sociales, ese es el punto más importante del programa, lo estamos
haciendo por medio de conferencias temáticas”, informó.
Asimismo informó
que el 20 por ciento de los jóvenes entre 15 y 20 años pasa más de tres horas en
las redes sociales. “De los delitos cibernéticos, en primer lugar a nivel
nacional tenemos el fraude, en segundo las amenazas y en tercer lugar es la
explotación infantil. Aquí en México tenemos 100 mil páginas de pornografía
infantil”, detalló.
Estadística delictiva
Por
otra parte, la Unidad Especializada Antisecuestros en Sinaloa mantiene un
reporte de poco menos de 30 casos desde 2008 a la fecha, pero no ha logrado
aprehenderse a ninguno de los responsables.
En muchos de los casos, los
crímenes son organizados desde el interior del penal, por lo que no es posible
ubicar a los infractores debido a que muchas veces las autoridades no detectan
los teléfonos celulares que las personas que visitan a los reos les filtran.
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lunes, 26 de marzo de 2012
SECUESTRO VIRTUAL EN SINALOA
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