jueves, 15 de diciembre de 2011

SANTA CLAUS: ¿SANTO, SANTA...DIABLO? (TERCERA Y ULTIMA PARTE)


En contraste, la santa reina Isabel de Castilla, “la Católica”, se rehusó mostrar los pies a su confesor y allegados en su lecho de muerte, cuando recibió el sacramento de la Extrema Unción –la unción en los pies es opcional–. Eso fue por modestia y recato. En cambio a la patanería que nos invade de gringolandia le encanta mostrar las patas de patanes, para no mencionar la desnudez del “Wild Man”, esclavo del diablo.

Nest, originario de Europa Central, de Bavaria, representó a su “Santa” Claus vestido en pieles y tiznado, con nariz como de perro o lobo, manos de palmas oscuras como peludas, según la tradición del fauno, el sátiro de los bosques de Europa Central, y entre los regalos que traía, un muñeco –¿o era un niño que raptaba?– 

También un cuadro con un cerdo o perro vestido en frac y un payaso o payasa. Muchos de estos detalles sólo se pueden apreciar con la lupa.

Cuando accedió el cripto-comunista de Franklin D. Roosevelt a la presidencia en 1933, su gobierno intervino para que la dizque época navideña empezara con la glotonería del último jueves de noviembre –el Thanksgiving–, lo cual es una contradicción a la verdadera Navidad que la Iglesia empieza a celebrar el 25 de diciembre y se prolonga hasta la Epifanía, el 6 de enero, según creo yo. 

Lo que ahora, con la complacencia del clero católico, se celebra con compras y comilonas como “época navideña”, es en realidad la época de Adviento, que empieza cuatro domingos antes de la llamada Nochebuena, que la Iglesia llama Vigilia de la Natividad. 

Adviento que es para enderezar los caminos, hacer penitencia, meditar en los misterios de la Fe, confesar y comulgar para recibir dignamente al Niño-Dios, el 24 es para observar ayuno y abstinencia. El banquete, en todo caso, debe ser el 25, que es cuando empieza la época navideña.

Hasta 1940 la más grande promotora de los festines neo-paganos –que ahora pasan como de “época navideña”–, fue la cadena de tiendas Macy’s, que sacó el alce Rudolf, que reemplazó a los ocho alces enanos. Luego la Coca-Cola, a finales de los 1930s, popularizó la versión de Macy de “Santa” Claus con su alce Rudolf, con su abrigo rojo limpio, en lugar de las pieles con pelos y tiznadas que antes usaba.

En lo que un laico, ignorante, se tiene que meter, debido al clero de ahora, “progresista” en su mayoría, que con mucho ha olvidado de predicar el evangelio y en su lugar se la pasa haciendo toda clase de disquisiciones sociológicas, psicológicas, etc. etc., a ciencia y paciencia de nuestros señores obispos, que tienen la obligación gravísima de disciplinar a sus sacerdotes y tronar y centellear contra los errores de la época, y en cada diciembre contra el culto de “Santa” Claus que es sacrilegio contra su Dios y Señor en la fiesta de Su Natividad.

Con tan sólo proclamar las enseñanzas de veinte siglos de los Papas y de los pronunciamientos de los Concilios, se limpiaría el mundo de hoy de mucho de la inmundicia y malandrines que hay.

Ningún poder en la Tierra ni del infierno puede resistir la santidad de la Tradición Católica. Los demonios pululan los aires como nubes de moscas. La recitación diaria del Santo Rosario por un mínimo del diez por ciento de la población, despejaría los aires de estos bichos con inesperada rapidez y eficacia. Y con ellos se irían los malandrines de todos los calibres y niveles, domésticos de Belcebú.

Carlos Trujillo
Ciudad Juárez, Chihuahua
  

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