jueves, 17 de noviembre de 2011

LAS CUATRO PATAS

Las cuatro patas

Federico Campbell
La hora del lobo
Lo que se comenta en los mentideros de la colonia Condesa no debe de ser muy distinto de lo que se especula en el café de La Parroquia en Veracruz o en el Sanborns de Hermosillo, en la cafetería del Executivo en Culiacán o en el café del hotel Perla de La Paz.

Los grillos se juntan y juegan a adivinarle el juego a los vividores de la clase política, como si la película de los escenarios preelectorales fuera distinta a la de 1948 o a la de 1975: una historia vulgar con personajes vulgares. No hay más libertad de expresión que en el ámbito del café. No hay que demostrar nada.Uno opina y expone su tesis sin pruebas.

Lo que importa es el quehacer imaginativo, la fantasía colectiva, y así, por ejemplo, en el Mamma Roma de la Condesa se escuchan teorías sobre el delito de encubrimiento que desde el PRI, desde el escritorio de Peña Nieto, se le prodiga al exgobernador de Coahuila Moreira.


Algunos se preguntan cómo es posible que la señora Vázquez Mota se crea presidenciable o que Cordero de Dios también se tome en serio la idea. Por autoestima no hay problema.

Otro de los madrugadores lee las exposiciones periodísticas sobre los departamentos que tiene en Cancún Emilio González “dirigente moral” de un partido que daría risa si no despertara coraje: el Verde “Ecologista”.

Sabe el Niño Verde que no tendrá ningún problema en la investigación sobre la muerte de una joven búlgara el pasado 2 de abril en uno de sus departamentos porque va, en la campaña de Peña Nieto, como candidato a senador.

Pero una de las hipótesis más interesantes de los improvisados especialistas del Mamma Roma es la de “las cuatro patas”. Dice este camarada de café que la economía mexicana actual se sostiene, como una mesa, en cuatro patas: la inversión extranjera directa, las ganancias de Pemex, las remesas que mandan los indocumentados mexicanos desde Estados Unidos, y al dinero del narco.

Otro de los símiles que le gusta es el de los cuatro motores, que serían como las cuatro patas y sostén también de la economía, un cuatrimotor de la segunda guerra mundial.

No le puedes quitar ningún motor porque empezaría a volar muy bajo. Otra cavilación ciudadana de café es que realmente no se incluye en la “estrategia” del Estado mexicano contra el crimen (ahora para todo se dice “estrategia”) un ataque en serio al lavado de dinero.

En la industria de la construcción, por ejemplo, ¿qué haríamos con mil albañiles en el paseo de Reforma si se paran las obras que están en proceso? Como que los gobiernos tienen que hacerse de la vista gorda porque la economía criminal ya es estructural. Si le quitas una pata se cae de un lado la mesa.

Claro que el espacio del café es la versión antigua de las actuales redes sociales del tuíter y del faceblog donde también se especula y circulan fantasías, pero de todas maneras es insustituible el encuentro matutino con los amigos en el hotel Gándara de Hermosillo o el Baluarte de Campeche.

Lo más capcioso es el comentario de un compañero que diserta sobre las tarjetas de prepago que ahora ofrecen los bancos. Están diseñadas para lavar dinero, dice.

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