Fernando Villa Escárciga
Durante breve receso en el evento “Visión Líder” que organizó “Sonora de Pie”, de Ernesto Gándara, la mandamás del tricolor expuso su preocupación.
“Seguimos batallado, pero vamos a poner orden. Que no quepa la menor duda”, sostuvo en relación al PRI Municipal que dirige su comadre.
Porque tercos como ellos solos, los dirigentes del tricolor porteño se aferran a destrozar los últimos rescoldos de unidad.
No aprenden o de plano llevan a la práctica su condición natural de los últimos años: la chapuza, la transa.
Un dolor de cabeza, una espina que molesta, un motivo de rabia para el PRI en Sonora es la situación en el puerto.
“No hay comadre que no haga daño”, podría parafrasear Claudia cuando evoca la directiva que preside Susana Corella de Espriú.
Y cómo no, porque en el PRI guaymense las fracturas se volvieron encono, veneno que hiere, baladronadas que insultan.
“Sucio, clandestino”, son parte de los fuertes adjetivos que provocó el proceso para renovación del Consejo Político Municipal.
Muy enojado, harto, debió estar el oftalmólogo y fuerte sonante para candidato a la Alcaldía para emitir esos conceptos.
Son tantos los líos desde el proceso que condujo a Susana Corella a la dirigencia que valdría refrescar algunos hechos.
Si el Consejo Político (CPM) que avaló el ascenso de Susana al trono estaba viciado de origen, hoy sus circunstancias empeoran.
Cuando parecía que las diferencias tendían a superarse, surge el cuestionamiento sobre la renovación del CPM y con ello otra bronca.
El ex candidato a la dirigencia Pedro Romano Terrazas presentó un recurso ante Gabriel Davis Santoyo, de la Comisión de Procesos Internos del tricolor.
Junto a Allan Jaramillo, Romano cuestiona que no se haya publicado la convocatoria para el nuevo Consejo, lo que viola sus derechos partidistas.
La queja también se presentó ante Adolfo García Morales, presidente de la Comisión Estatal de Procesos Internos para su valoración y acciones consecuentes.
Entre las exigencias destacan la imperiosa necesidad de que se invalide el procedimiento de renovación, lo que pondría en un brete al tricolor.
Parecía que las diferencias en el PRI tendían a desvanecerse cuando Claudia encabezó la toma de protesta a parte de la directiva.
El propio Romano subió al estrado para manifestar una unidad que se esfuma con las posteriores acciones de la directiva que preside Susana.
Pero las intenciones quedaron ausentes en los hechos y cuando más confiada estaba gran parte de la militancia surgió el otro golpe trapero.
Hará cosa de dos semanas inició el proceso de renovación del Consejo para el período 2011-2014, con una “convocatoria” que no convocó a nadie porque no se publicó.
Un manifiesto dirigido a Claudia, a Susana y Gabriel Davis (cuyo mayor mérito partidista es su condición de ex chofer del alcalde Antonio Astiazarán) así lo expuso.
Y la firma, además de otros ocho ex líderes del partido, es la del diputado León Perea quien advierte una puñalada trapera a sus aspiraciones.
Igual se manifiestan el ex alcalde y ex diputado Carlos Zataráin González, el ex diputado federal Heriberto Lizárraga Zataráin y la ex diputada Julia Astrid Tapia.
Lo mismo firman destacados priístas como Marcos Ulloa Cadena, Armando González Chavira, Alfonso Ayala Fonseca (representante de Cano Vélez aquí) y el líder del STIRT, Jorge Enríquez Valle.
El proceso de renovación del CPM, subrayan, es “sucio, opaco, ilegal y violenta los estatutos y los derechos de la militancia”.
Los priístas duchos en cuestiones estatutarias y de ley saben, advierten, que un CPM ilegal echaría por tierra la posibilidad de que el PRI postule candidatos en Guaymas.
Pero aquí subsiste el imperio de la chapucería como soporte de las ambiciones que impulsan las potenciales candidaturas a tres cargos de elección.
Fuerte, muy fuerte surge la versión de que el diputado Otto Claussen Iberri busca ser el abanderado a la alcaldía y Susana Corella a la diputación local.
También se rumora que Antonio Astiazarán se afana por la diputación federal del 04 Distrito con cabecera en Guaymas. Quieren carro completo para ese grupo.
Ni la “Familia Feliz” de Edmundo Chávez Méndez se atrevió a tanto en sus mejores tiempos.
Es tanta la soberbia que impera en el tricolor que dos anécdotas ilustran tan ilegales como sorprendentes delirios caciquiles.
A diez mil metros de altura, como compañero de vuelo, Astiazarán se ufanó ante el ex diputado Julián Luzanilla que ya había “renovado” el Consejo en Guaymas.
Eso mientras en tierra, en la mancillada Casa de Plutarco, se emitía una convocatoria desde las sombras con una sola planilla: la de ellos.
Enterado, por supuesto, del desgarriate en el puerto, Juan Angel Castillo Tarazón se arrancó desde Hermosillo para hablar con Corella.
El Secretario de Acción Electoral del Directivo Estatal quería aclarar las cosas con la presidenta y buscar una salida al conflicto.
Una, dos, tres, cuatro veces marcó al celular de la dirigente tricolor y no había respuesta. Lo evadían, lo ninguneaban.
Acompañado en ese momento por Jorge Luis Fernández Estrada, éste se apuntó amable para intentarlo desde su propio teléfono móvil.
Jorge Luis tuvo éxito, Corella de inmediato tomó su llamada: “Hola, Susana, te voy a pasar a un amigo…”
“Juan Angel, entiendan por favor, déjenme trabajar…”. Y colgó. Más que por un tubo, a Castillo lo mandaron por el Acueducto de la discordia.
Si Eduardo Bours inventó el PRI-Sonora, ajeno al tricolor nacional, pareciese que aquí pretenden engendrar un PRI-Guaymas.
Si los estatutos les valen, las formas también. Tiene razón Claudia: En Guaymas siguen batallando. Y batallarán más.
Como sea, salud. A todos.
fdovilles@hotmail.com
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