Donald Trump tiene en la mira
a Andrés Manuel López Obrador, pero el presidente mexicano dice que no caerá en
la provocación. Es un insulto abierto del presidente de Estados Unidos al
especular venenosamente que el Ejército mexicano protege a los cárteles de la
droga, pero López Obrador sigue con temor a enfrentarse a Trump, y trasladó su
precaución a la frontera de lo pusilánime. Las palabras del jefe de la Casa
Blanca caen en un momento donde crecen las sospechas de que el gobierno tiene un
pacto no escrito con el Cártel del Pacífico y su brazo armado, el Jalisco Nueva
Generación, lo que brincó a la conferencia de prensa mañanera en Palacio
Nacional cuando le preguntaron ayer si negociaría con criminales para lograr la
pacificación del país.
“Nosotros no vamos a negociar
con ninguna banda, con ninguna organización dedicada a cometer ilícitos”,
respondió López Obrador. “Se va a actuar con rectitud, con integridad. No va a
haber componendas, está bien pintada la raya, la frontera entre delincuencia y
la autoridad. No va a haber mescolanza, no va a haber contubernio y vamos a
avanzar de esa manera. Esto también significa que no se va a perseguir a una
banda para proteger a otra, como se llegó a hacer”. Este ping pong retórico no
es gratuito. El lunes se reveló en este espacio que dentro del equipo de López
Obrador han sugerido regresar al status quode principio de los 80’s, donde un
cártel domine el país y coadyuve en la pacificación.
Hay razones para conjeturar
que, formal o informalmente, eso está sucediendo. A mediados de enero pasado,
se publicó en este espacio que Miguel Ángel Treviño, el Z-40, jefe de Los Zetas
y preso desde julio de 2013, aprovechó la oferta de amnistía a narcotraficantes
que propuso en campaña López Obrador para enviarle un mensaje: reduciría en 50%
la violencia en Nuevo Laredo, el tráfico de drogas, armas, el contrabando de
migrantes y el robo de combustible, si al llegar a la Presidencia no lo
extraditaba a Estados Unidos. No hubo tiempo de nada porque el 19 de julio, salió
de México extraditado. Durante la campaña, López Obrador fue detenido en dos
retenes en el norte del país controlados por Los Zetas, pero lo dejaron pasar
cuando lo identificaron.
Lo más notorio, sin embargo,
es que en la cruzada contra el huachicol en Guanajuato, sólo se está
persiguiendo al Cártel de Santa Rosa de Lima, y nadie aparentemente de sus
rivales, el Cártel Jalisco Nueva Generación. Los golpes a huachicoleros son en
zonas controladas por Los Zetas o donde están enfrentados al Cártel del Pacífico
y su brazo armado. Coincidentalmente en este miércoles aciago para López
Obrador en el tema del narcotráfico -cuyo combate renunció públicamente a hacer
hace varias semanas-, apareció en Naucalpan una nueva narcomanta atribuida al
jefe de los sinaloenses, Ismael El Mayo Zambada, que insiste sobre lo que se ha
venido anunciando en todo el país por esa vía: “Comienza la limpia en el país
regresa la vieja escuela”.
No hay ninguna evidencia que
permita afirmar de la existencia de un pacto entre el gobierno de López Obrador
con los cárteles de la droga, pero todas sus acciones y decisiones en materia
de seguridad pública, los ha excluido del combate y sus líderes están exentos,
por declaración presidencial, de persecución. La percepción popular de que existe
tal vinculación, lo llevó este miércoles a negar que exista un pacto con las
organizaciones criminales. La declaración se dio después de que apareciera el
tweet de Trump a las siete de la mañana, donde escribió: “Los soldados
mexicanos recientemente sacaron sus armas a nuestros soldados de la Guardia
Nacional, probablemente como una táctica distractora para los narcotraficantes
en nuestra frontera. ¡Mejor que no suceda otra vez! Estamos enviando soldados
armados a la frontera”.
Trump ha hablado despectivamente
del Ejército en varias ocasiones, aunque en el pasado los presidentes mexicanos
respondieron a Trump o a otros funcionarios estadounidenses. No había sido tan
contundente, sin embargo, acusándolo de proteger a narcotraficantes y ser parte
de su estrategia. El tweet de Trump mezcló su molestia por las caravanas de
inmigrantes y la insuficiencia que ve en su contención por parte del gobierno
mexicano, y a propósito de un incidente el 13 de abril, cuando soldados
mexicanos detuvieron a punta de pistola a dos solados estadounidenses en el
Condado de El Paso, que fue interpretado por el Pentágono como una confusión.
El presidente, la secretaria
de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y el de Relaciones Exteriores, Marcelo
Ebrard, hablaron ayer sobre el tema, pero sin tocar lo dicho por Trump sobre el
Ejército mexicano. “Lo más importante es decirle que no vamos a pelearnos con
el gobierno de Estados Unidos”, dijo López Obrador. “Queremos una relación de
respeto mutuo y de cooperación para el desarrollo y que así como nos hemos
venido entendiendo en estos meses, vamos a seguir actuando para mantener
relaciones cordiales y de buena vecindad.Nosotros no vamos a caer en ninguna
provocación. Le digo al presidente Donald Trump que queremos mantener una
relación respetuosa y de amistad con su gobierno, que vamos a analizar este
incidente. Vamos a tomar en cuenta lo que está señalando y se va a actuar de
conformidad con la ley, en el marco de nuestra soberanía”.
La acusación de Trump queda y
la sospecha de un pacto con criminales se ha socializado. Las apuestas suben.
Al presidente le urge más claridad en su deslinde de los cárteles, no sólo
retórico. Combatir a los cárteles, no otorgándoles una carta de impunidad, como
hasta ahora, es el camino.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
(EJE CENTYRAL/ ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA
PALACIO/25 DE ABRIL DE 2019)
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