¿Por qué la gasolina es más cara en
México que en Estados Unidos? De acuerdo con una columna de Bloomberg, la caída
del peso frente al dólar, la baja producción de crudo y el aumento del consumo
son algunas de las razones.
En los últimos seis años, de acuerdo con
cifras de la Comisión Reguladora de Energía (México) y la Administración de
Información de Energía (EU), en el país la gasolina subió 64 por ciento,
mientras que en Estados Unidos bajó un 33 por ciento.
“México pasó de ser un importante exportador
de petróleo y un pequeño consumidor de combustible a un país que ocupa el lugar
número 12 en el mundo en producción de petróleo y el 11 en consumo, lo que
significa que probablemente ya no tenga el margen para seguir su propio camino
en la política energética”, señaló el análisis comparativo de Bloomberg.
Ciudad de México, 23 de abril
(SinEmbargo).– ¿Por qué en México la gasolina subió 64 por ciento en los
últimos seis años y en Estados Unidos bajó un 33 por ciento? De acuerdo con una
columna de Bloomberg, la caída del peso frente al dólar, la baja producción de
crudo y el aumento del consumo son algunas de las razones.
Con la elección presidencial
que se realizará el 1 de julio es comprensible que se haya convertido en un
gran tema de campaña, sobre todo cuando el candidato puntero, Andrés Manuel
López Obrador, de la coalición “Juntos Haremos Historia”, se ha comprometido a
congelar los precios del combustible durante tres años, destacó el columnista
Justin Fox.
De acuerdo con su análisis,
el fuerte aumento mostrado para los precios de la gasolina mexicana este año ha
sido impulsado tanto por la fortaleza del peso como por el incremento de los
costos, mientras que la fuerte caída a fines de 2008 fue impulsada por la caída
del peso frente al dólar.
El panorama general es
bastante claro, indicó, “los precios de la gasolina en México han sido
generalmente más altos que los costos del combustible en Estados Unidos, pero
también menos volátiles”.
Esto se debe, señaló Justin
Fox, a que, hasta el “gasolinazo” de enero de 2017 los precios de la gasolina
fueron controlados por el Gobierno de México, que generalmente no usó su poder
de modificación de precios para ofrecer grandes descuentos a los consumidores.
Al contrario, gravaron el uso
de la gasolina cuando los precios mundiales del petróleo eran bajos y lo
subsidiaron cuando los precios eran altos.
La columna de Bloomberg
detalló que en 2013, –cuando el Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto puso
fin al monopolio de Petróleos Mexicanos (Pemex) y abrió una licitación para
nuevos arrendamientos– coincidido con un aumento en los precios de la gasolina
a nivel mundial, situación que hizo que los precios de las gasolinas no bajaran
como se esperaba.
Pero algo más sucedió,
refirió el análisis de Bloomberg, en los últimos 15 años la producción de petróleo en México comenzó a
declinar, mientras que el consumo doméstico de combustible aumentó.
“México pasó de ser un
importante exportador de petróleo y un pequeño consumidor de combustible a un
país que ocupa el lugar número 12 en el mundo en producción de petróleo y el 11
en consumo, lo que significa que probablemente ya no tenga el margen para
seguir su propio camino en la política energética”, señaló el columnista.
Una revisión a los informes
de Petróleos Mexicanos en los últimos cinco años realizada por SinEmbargo
confirma su caída: la producción de crudo bajó 22.75 por ciento; la de gas
natural 20.43 por ciento; la de gas licuado de petróleo 29.83 por ciento; la de
las gasolinas un 41.23 por ciento, y la del diésel 50.9 por ciento.
De acuerdo con el análisis de
Bloomberg, Pemex está tratando de operar sus refinerías con un beneficio en
lugar de sólo tomar el petróleo que se cruce en su camino, ya que gran parte
del crudo pesado que producen los campos mexicanos se exporta sin realizar ese
proceso.
El resultado, detalló el
columnista, “es que los mexicanos están alimentando cada vez más sus autos con
gasolina fabricada en Estados Unidos y pagando más por el privilegio que los
estadounidenses”.
La columna de Bloomberg
destacó que entre las estrategias contrarreloj que López Obrador ha ofrecido
por los altos precios del combustible está congelar esos precios, reduciendo
las exportaciones de petróleo y aumentando la capacidad de refinación
doméstica.
Pero, añadió, “una respuesta
menos costosa y disruptiva probablemente sería solo reducir los impuestos al
combustible”.
El empresario Alfonso Romo,
uno de los principales asesores de López Obrador, dijo el jueves en una
entrevista radiofónica que esto era lo que su candidato realmente tenía en
mente, mientras que Anaya propone un recorte impositivo más estrecho en los
estados a lo largo de la frontera estadounidense, indicó Bloomberg.
La Reforma Energética, que
fue la acción política más importante de la administración del Presidente
Enrique Peña Nieto, tiene ahora un saldo negativo tanto para los bolsillos de
las familias mexicanas como para la economía del país.
De acuerdo con un análisis
del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) publicado en
marzo, en 2017, la Secretaría de Hacienda gastó 67 mil 900 millones de pesos
para cubrir el estímulo fiscal que se ha aplicado para amortiguar los precios
de la gasolina y diésel, lo que implicó una menor recaudación del Impuesto
Especial sobre Producción y Servicios (IEPS).
El gasto que significó el
estímulo fiscal es equivalente a nueve veces el presupuesto aprobado para 2018,
en conjunto, de la Secretaría de Energía, la Comisión Nacional de Hidrocarburos
y la Comisión Reguladora de Energía.
(SIN EMBARGO/ REDACCIÓN / ABRIL 23, 2018, 1:00PM)
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