Everardo Arturo “Kitty” Páez,
también es sospechoso en el asesinato de Angélica Aguilar Navarro. Esta
hipótesis surge al conocerse que la jovencita era su concubina. Lo visitaba en
el penal de “La Palma”, durante 1998, por lo menos cada quince días. Páez es
uno de los “narcojuniors” más famosos. Fue hombre de primera escala en el
Cartel Arellano Félix. Hasta compadre de los “estrellas”, Alfredo Valdés
Mainero y Ramón Arellano. Uno prisionero y otro muerto. Dedicado más al manejo
de droga y dinero en grandes cantidades, se destacó durante los años noventa en
Tijuana. Pero lo detuvo la Procuraduría General de la República. Noviembre 11
de 1997. Entonces la delegación bajacaliforniana era comandada por el General y
Licenciado José Luis Chávez. Páez se movilizaba tranquilamente en la ciudad con
la protección de la Policía Judicial del Estado. Inclusive pasaba a Estados
Unidos sin problema. En el momento de su captura, lo acompañaban dos amigos.
Salían de un restaurante en el centro comercial Rocasa. Pretendió zafarse
presentando licencia de conducir estadunidense, a nombre de Juan Carlos Flores
Menchaca, pero le identificaron correctamente. Cuando fue interrogado, delató a
varios de sus compañeros. Luego fue trasladado a “La Palma” en Almoloya, Estado
de México. Allí sus abogados lograron deshacerse de los cargos. Pero Estados
Unidos había solicitado extradición. Un Gran Jurado lo acusó de introducir mil
kilos de cocaína. Incluso hubo tiroteo de diplomáticos y jueces. Finalmente lo
enviaron a San Diego, California, donde fue juzgado. Sentencia de 30 años.
Luego cambiado constantemente de prisión.
No hay una referencia de
cuándo Angélica y Páez iniciaron su relación. Tampoco la fecha de terminación.
Pero ella firmó la solicitud de visita “Tipo Familiar”, en mayo 24 de 1998. Se
acreditó como “concubina del interno Everardo Arturo Páez Martínez”. Llenó tal
documentación con su letra. Proporcionó dos fotos tamaño infantil. Señaló
domicilio en Tijuana. Proporcionó número telefónico. Bajo protesta de
manifestarse con verdad, refirió tener 21 años de edad. Estudiante. Sin empleo.
Para efecto de referencias personales, anotó los nombres de un arquitecto, ama
de casa, licenciado y estudiante. Residentes de Tijuana. Conocidos. También
registró sus teléfonos.
Angélica cumplió todos los
requisitos para lograr permiso de visita al penal. Empezando con la copia
certificada de su acta de nacimiento y residencia. Carta de no antecedentes
penales. Se apersonó con el notario público, en Tijuana. Firmó en su presencia
un pequeño documento para manifestar ser concubina de Everardo “El Kitty” Páez.
Así validaron la firma, a efecto de ser reconocida en esa calidad por
autoridades del penal. También notarizó referencias de su domicilio. Luego se
presentó a la Jefatura de Servicios Médicos en Gobernación del Distrito Federal.
Fue examinada por el Doctor Germán Durán Hernández. El análisis fue enviado a
la Jefa de Trabajo Social Penitenciario, María del Carmen Martínez Sevilla.
Esta profesionista otorgó su visto bueno, así completó Angélica todo el papeleo
para poder visitar en la prisión de alta seguridad a Everardo “El Kitty” Páez
como concubina.
Luego de ser ejecutada en
marzo reciente, no se conocían estos detalles sobre Angélica. La hipótesis
sobre su asesinato: venganza según la Procuraduría de Justicia del Estado. Personalmente,
el titular Antonio Martínez Luna dijo que la damita fue víctima de José
Briseño, alias “El Cholo”. Explicó los motivos: este joven se relacionó con la
hija de un abogado tijuanense. Oficialmente, la Procuraduría reportó a la
prensa que se deshizo ese acercamiento. Entonces la señorita inició noviazgo
con Jorge Aguilar Navarro, hermano de Angélica y generante de cierto “book”
Caliente, propiedad de Jorge Hank Rhon.
Según la hipótesis de la
Procuraduría General del Estado, “El Cholo” mató en venganza a Jorge por
entablar relación con la que fue su novia. A propósito, el procurador General
de Justicia en el Estado, licenciado Antonio Martínez Luna, declaró a los
periodistas: en julio de 2003, pocos minutos después del crimen, tres personas
le llamaron telefónicamente para decirle: “fue ‘El Cholo’”. Pero el fiscal
estatal nunca identificó a quienes se lo comunicaron.
Luego, la misma Procuraduría
reportó que Angélica estuvo muy apegada a quién fue novia de su hermano. Más
cuando esta damita dio a luz por la relación con Jorge. La versión oficial es
que tal cercanía le molestó demasiado a “El Cholo”. Fue cuando un encapuchado
llegó cerca del domicilio de Angélica. Esperó escondido. Ella estacionó el auto
correctamente tras las rejas de su casa. El matón le disparó cobardemente por
la espalda. No dejó que Angélica se bajara del carro, un Sentra. Todo sucedió
en marzo 5 de este año. Era de noche, poco antes de las nueve.
El asesino huyó. Dejó tirado
el pasamontañas. Quienes lo vieron cuando escapó, dijeron que utilizó un
vehículo Sable gris. Indudablemente, otro cómplice manejaba. Las policías no
pudieron localizarlos. Contra la costumbre mafiosa, en esa ocasión, el
automóvil utilizado para escapar no fue abandonado a pocas cuadras. Así lo
estilan sicarios para destantear testigos. Los ven subirse a un carro de
“equis” color, luego de tirotear. Enseguida suben a otro con diferente tono. Y
siguen su escapatoria tranquilamente.
La Procuraduría general de
Justicia en el Estado sostuvo que “El Cholo” ejecutó u ordenó ejecutar a
Angélica. La hipótesis: en venganza por el apego con quién fue su novia. Tras
la ejecución que estremeció a muchos tijuanenses, el procurador fue
públicamente recriminado al no ofrecer protección policiaca para Angélica.
Médicos reconocidos publicaron un desplegado, censurado también a la autoridad.
Inclusive revelaron que el fiscal estaba perfectamente enterado de quién fue el
criminal. Nunca respondió.
Entonces fue voz pública: ya
no se puede andar seguro en Tijuana. Por eso se organizó una marcha silenciosa.
Personas que ni siquiera conocían a la joven asesinada participaron en la
manifestación. Se unieron. Hasta vistieron camisetas con la foto y leyenda
“Angie” estampadas. Las crónicas periodísticas y en los telediarios anotaron
entre dos mil y tres mil asistentes. Un día antes, el procurador se presentó
ante periodistas. Primero dijo sumarse a la indignación, luego mostró una foto
de “El Cholo” acompañado entre otros muy conocidos jóvenes por Jorge Aguilar
Navarro, hermano de Angélica.
La publicación de la gráfica
provocó serias reacciones. Cercanos a los jóvenes que aparecieron, consideraron
indebido exhibirlos. Dijeron ser ajenos a la tragedia, pero que indirectamente
se les ligaba. Se resaltó que era una fotografía como muchas otras, captada en
momentos de diversión en alguna discoteca. Las opiniones se dividieron, así
como hubo quienes no sabían los pasos de “El Cholo”. Seguramente, otros
conocían su actividad.
Pero al conocerse ahora la
relación de Angélica, en 1998, con Everardo “El Kitty” Páez, se abre otra
hipótesis. Primero tuvo las visitas de la damita a la prisión de Almoloya, pero
cuando fue enviado a Estados Unidos, no hay referencia de que continuaron. Y
menos al ser trasladado de San Diego a otras prisiones continuamente, tal y
como se estila en ese país con narcotraficantes reconocidos. Páez recibió una
larga sentencia. Entonces, el antecedente de concubina y luego no continuar en
tal relación, pudo haber causado el origen de su asesinato. Naturalmente, sin
descartarse la consideración oficial de la Procuraduría sobre “El Cholo”.
Es preciso aclarar: la
relación de Angélica con Everardo “El Kitty” Páez no es ningún delito. Tampoco
esta publicación pretende manchas su memoria. Simplemente hay un hecho: fue
asesinada. Hay una sospecha original, pero documentos encaminan a otra
hipótesis. Y lo aquí escrito es absoluta realidad. El propósito simplemente:
encontrar la verdad.
Estoy seguro que si Angélica
no hubiera sido asesinada, jamás se hubieran conocido los documentos cuando
ella fue concubina de Páez. Ni tampoco los de la damita que tuvo relaciones con
“El Cholo” y luego con Jorge. Aparte, si algo le hubiera pasado a la primera
pareja sentimental de Páez, seguramente también se mencionaría su nombre. Pero
en la búsqueda de los culpables, muchas veces es preciso conocer el pasado para
entender mejor el presente.
La Procuraduría general de
Justicia en el Estado tiene así su línea de Investigación, y aparte la de “El
Kitty” Páez. La autoridad está obligada a esclarecer el asesinato de Angélica,
sus relaciones no justifican en ninguna forma que haya sido ejecutada. Tampoco
las de su hermano. No capturar a los culpables elevará las escalas de
inseguridad, impunidad y complicidad.
(SEMANARIO ZETA/ DOBLEPLANA JESÚS
BLANCORNELAS/ LUNES, 26 FEBRERO, 2018 12:00 PM)
No hay comentarios:
Publicar un comentario