Emilio Lozoya Austin
realizaba un viaje en avión este domingo cuando el periódico brasileño O Globo
difundió el testimonio de un ex ejecutivo de Odebrecht en México, quien aseguró
que la empresa brasileña le había pagado millones de dólares a cambio que les
ayudara a obtener el contrato para hacer adecuaciones en la refinería en Tula,
Hidalgo. Aterrizó pasado el mediodía en una escala rumbo a la Ciudad de México,
y consultó con sus abogados cómo respondería. Cerca de las siete de la noche, a
través de Twitter, negó todas las imputaciones y sugirió la existencia de
testimonios amañados por parte de “delincuentes confesos” con el propósito de
reducir sus condenas. Sin mencionarlo directamente, se refería al ex director
de Odebrecht en México, Luis Alberto de Meneses Weyll, en cuya declaración en
la Fiscalía brasileña en diciembre, fincó O Globo su revelación.
En su comparecencia, Meneses
Weyll dijo que Lozoya Austin recibió entre 2012 y 2014, 10 millones de dólares
para favorecer a Odebrecht con obra pública. El reportero de O Globo que obtuvo
el testimonio inculpatorio, señaló que ahora depende de la PGR determinar si
ese dinero tocó a otros miembros del Gobierno del Presidente Enrique Peña
Nieto. Las primeras declaraciones de deslinde, son actos de fe: no hubo dinero
de Odebrecht en la campaña presidencial, que hizo poco para disipar la
tolvanera en el imaginario colectivo que conectó el pago de cuatro millones de
dólares a Lozoya Austin en 2012, con la búsqueda de Peña Nieto de la silla de
Los Pinos. El escándalo de la semana, estalló. Sobre dinero en las campañas
mexicanas, se hablará en un siguiente texto.
Lozoya Austin, quien es
enemigo de litigar en los medios de comunicación, insistió este lunes en su
inocencia. “Como (lo) he dicho, quedará probado que los alegatos contra mí son
una mentira... Pero algo sucedió y que se investigue. Si los brasileños en realidad
dijeron eso... es porque ninguno pisó la cárcel y entre más ‘peces gordos’
embarraban, mejor les iba”. Meneses Weyll fue representante de Odebrecht en
México hasta finales de abril pasado, sin que se sepa qué ha pasado con él. El
ejecutivo de la empresa no está acusado de nada aún, de acuerdo con la
información pública disponible, pero se ha prestado a declarar ante los
fiscales brasileños como “informante”.
No es el caso de Hilberto
Mascarenhas, a quien el dueño de Odebrecht, Marcelo Odebrecht, instruyó a crear
el Departamento de Operaciones Estructuradas, mediante el cual, de acuerdo con
las investigaciones en Brasil y Estados Unidos, se hacían los sobornos a
funcionarios en más de una docena de países, incluido México. Mascarenhas, cuyo
testimonio ante los fiscales brasileños divulgado en el semanario Veja apuntó
que Lozoya Austin era parte de la red de sobornos de la empresa -a la cual
vinculaban también con OHL-, que había pedido directamente durante una junta
programada en noviembre pasado con Meneses Wyell y el responsable de Odebrecht
paraa América Latina, Luiz Mameri. En su momento, Lozoya Austin respondió: “No
he solicitado ni he recibido dinero ilegal”. Asimismo, aseguró que esa reunión,
que se había previsto realizar 10 meses después de haber dejado la dirección de
Pemex, nunca existió.
Lozoya, aunque sin hacerlo
personalmente, no ha dejado de desmentir cada vez que aparece información sobre
él, particularmente en la prensa brasileña, que es retomada por la mexicana y
de otras naciones. No ha señalado cuál es la estrategia legal que está
siguiendo su equipo de abogados, encabezado por Felipe Coello Trejo, a quien en
algún momento se llamó “el fiscal de hierro” por su rudeza. “Los abogados harán
lo que se requiera”, dijo Lozoya a la pregunta directa si iban a defender su
caso en Brasil. “Pero lo que sí es un hecho es que duermo muy tranquilo, aunque
molesto por los infundios”.
Aunque de bajo perfil, Lozoya
no ha dejado de estar activo en México. La PGR no lo ha requerido, cuando menos
todavía. Varios de los funcionarios que trabajaron con él o que actualmente
laboran en Pemex han sido llamados a declarar. Uno de ellos, aparentemente
contra quien más duro fue el Ministerio Público Federal, es Leonardo Cornejo
Serrano, subdirector de Proyectos Industriales, y quien atestiguó la asignación
directa a Odebrecht en la refinería de Tula el 16 de noviembre de 2015, y por
la cual Meneses Wyell dijo que la empresa le había pagado cuatro millones de
dólares a Lozoya Austin.
Esa obra fue firmada por el
director corporativo interino de Procura y Abastecimiento de Pemex, Gustavo
Escobar, y el gerente administrativo de Odebrecht, Marcelo da Fonseca. Además
de Cornejo Serrano, atestiguaron la firma Meneses Wyell, Miguel Tame, el
director de Producción de Transformación Integral -que renunció junto con
Lozoya Austin-, y Alejandro Martínez Sibaja, que era director de Pemex
Transformación Industrial, a quien el nuevo director de Pemex, José Antonio
González Anaya, adelantó su jubilación.
Cuando comenzaron a
acumularse las denuncias periodísticas de corrupción en su entorno más cercano,
Lozoya Austin realizó una investigación independiente de Pemex que no arrojó
evidencia de que hubieran recibido sobornos. El tema de Odebrecht saltó en
diciembre pasado, y su nombre empezó a mencionarse este año. En todo este
tiempo, él ha señalado que las imputaciones no tienen bases sólidas, sugiriendo
que hay personas -que no identifica- que están empeñadas en hacerle daño.
Lozoya le apuesta a la ley y ha asegurado que el día que la PGR lo llame a
declarar, acudirá sin dudarlo. “No tendría inconveniente -dijo previamente-,
por obvias razones”. ¿Cuáles? Lo asegura: es inocente.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
(NOROESTE/ ESTRICTAMENTE PERSONAL/RAYMUNDO RIVA
PALACIO/ 15/08/2017 | 04:09 AM)
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