Rex
W. Tillerson, el presidente ejecutivo de Exxon Mobil, ha sido muy criticado por
sus nexos con Rusia. Credit Ben Torres para The New York Times
HOUSTON.-
Hace veinte años, mientras Rex Tillerson ascendía en Exxon, se le acusó de
negociar con el gobierno yemení para construir una planta de exportación de
gas. Las negociaciones se estancaron debido a la insistencia de Yemen para
tener poder de veto en torno a las decisiones importantes del acuerdo.
En
algún momento, Tillerson estalló en gritos, lanzó un libro a través de la
habitación y salió furioso, quizá para lograr un efecto dramático. Negociantes
yemeníes y representantes de otras empresas petroleras asociadas con Exxon en
el consorcio internacional lo observaron con desconcierto.
Al
final, Yemen obtuvo algunas de sus exigencias. Pero ese tipo de agresividad
para manipular la voluntad de los demás podría ser exactamente lo que Donald
Trump está buscando en un secretario de Estado. Su carácter poco convencional
podría hacer que Tillerson sea objeto de un mayor escrutinio en las audiencias
de confirmación del senado, en especial cuando se trata de su cercana relación
con Rusia.
“Es
mucho más que un ejecutivo”, dijo Trump sobre Tillerson en una entrevista con
Fox News, sin confirmar que sería su elección. “Es un protagonista de clase
mundial”.
Para
empezar de cero la relación entre Estados Unidos y Rusia, como Trump lo
prometió durante la campaña, no podría haber un mejor enviado que Tillerson, de
64 años, quien ha hecho su carrera en Exxon —y Exxon Mobil desde la integración
de 1999— perforando el suelo ruso para obtener más combustibles fósiles.
Incluso ha sido condecorado por su amistad con el país.
Actualmente,
Estados Unidos y Rusia tienen enfrentamientos que no se habían visto desde el
colapso de la Unión Soviética. Ucrania y Siria son solo dos de los muchos
puntos conflictivos donde ambos países han tenido diferencias y los servicios
de inteligencia de Estados Unidos han concluido que Rusia intentó socavar la
democracia estadounidense al hackear computadoras y filtrar información para
afectar a Hillary Clinton y promover así la campaña presidencial de Trump.
Las
maniobras de Tillerson en Rusia en un momento de crecientes tensiones con
Occidente se mostraron ampliamente en 2014, poco después de que Estados Unidos
y sus aliados le aplicaran sanciones al gobierno ruso por inmiscuirse en
Ucrania. El presidente Barack Obama le pidió a líderes empresariales de Estados
Unidos que no asistieran a un importante foro de negocios en Rusia en mayo de
2014 y Tillerson obedeció la petición del mandatario.
Sin
embargo, el presidente ejecutivo de Exxon Mobil encontró la manera de tener un
asiento en la mesa porque envió a Neil W. Duffin, su principal experto en
exploración. Duffin firmó un acuerdo para promover más negocios con Rosneft,
empresa rusa propiedad del Estado, para expandir las perforaciones conjuntas en
el océano Ártico, desarrollar campos de esquisto con nuevas tecnologías y
cooperar en una planta de exportación de gas en Siberia.
Las
sanciones congelaron el crecimiento de las actividades de Exxon en Rusia, pero
Tillerson demostró su compromiso por hacer negocios con el presidente Vladimir
Putin.
“Tillerson
será un mensajero increíble y efectivo para la renovación de las relaciones con
Estados Unidos porque no es miembro de la élite de política exterior y también
porque su historia encarna el potencial de inversión del que Rusia podría
disfrutar gracias a una mejor relación con Estados Unidos”, dijo David L.
Goldwyn, quien fue el principal diplomático de energía del Departamento de
Estado durante el gobierno de Obama.
Acerca
de Trump, Goldwyn dijo: “Definitivamente ha decidido hacer lo contrario de lo
que hizo Nixon y se puso del lado de Rusia contra China. Cree que podemos tener
causas en común con Rusia en Siria y también en Libia, y no tiene problemas con
apoyar a líderes autoritarios”.
Rusia
podría ser la fuerza de Tillerson, pero también podría ser su talón de Aquiles.
El gobierno ruso le dio la condecoración de la Orden de la Amistad en 2012, un
premio que ahora podría ser una vergüenza. El senador de Florida Marco Rubio
dijo el domingo en Twitter: “Ser ‘amigo de Vladimir’ no es un atributo que se
espere de un secretario de Estado”.
Tillerson
se ha opuesto a las sanciones contra Rusia, que son el principal obstáculo para
la inversión extranjera en ese país. Rusia tiene dos enormes áreas para nuevos
desarrollos petroleros, en el mar de Barents y el campo de esquistos Bazhenov
en el oeste de Siberia, que están cerradas al desarrollo debido a la falta de
capital extranjero. Antes de las sanciones, Exxon estaba lista para invertir en
ambas regiones.
Tillerson
no siempre es fácil de definir. Profundamente conservador y comprometido con
los boy scouts de Estados Unidos, silenciosamente presionó a la organización
para que fuera abierta a los derechos de los homosexuales. Pero bajo su
liderazgo, Exxon se mostró lento en adoptar políticas explícitas para proteger
a los empleados homosexuales de la discriminación.
Aunque
tiene la reputación de ser un líder con una amplia visión, no pareció entender
todo el potencial de la revolución del gas de esquisto en Estados Unidos.
Hablando de manera confidencial (porque no están autorizados para conversar
sobre la potencial nominación), los ejecutivos de Exxon argumentaron que
Tillerson había presionado para que haya más investigación acerca de
biocombustibles avanzados, la captura y retención de carbono e impuestos al
carbono para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Tillerson
también hizo que Exxon reconociera el cambio climático como un problema serio,
aunque ha defendido fuertemente a la empresa ante las acusaciones de que
adoptaron posturas escépticas sobre el cambio climático cuando sus propios
científicos advertían sobre los riesgos de quemar combustibles fósiles.
(THE
NEW YORK TIME/CLIFFORD KRAUSS/ 13 DE DICIEMBRE DE 2016)
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