La
premisa sobre la confianza de la gente en el Gobierno es simple y contundente:
no tiene que tener confianza en su gobierno si se beneficia de él, pero la
gente sí necesita creer en su gobierno cuando tiene que pagar los costos sin
recibir los beneficios. Si uno recuerda la insistencia del presidente Enrique
Peña Nieto en la defensa de sus reformas, que sus beneficios se verán no ahora
sino en el futuro, entiende por qué los altos niveles de desaprobación de su
gobierno y la falta de confianza en los precandidatos priistas a sucederlo,
como se dibujó en un texto previo. El discurso de Peña Nieto, en estos
momentos, ha sepultado a los priistas que puedan mantener la silla
presidencial, y abierto amplias oportunidades a la oposición de arrancarle el
Ejecutivo.
Una
encuesta no pública que circula en altos niveles del poder que hace la
pregunta: “¿Qué tanta confianza le inspira…?”, deja un saldo muy desfavorable
para los precandidatos priistas, pero muestra quiénes en la oposición son mejor
vistos por el electorado para entregarle su voto en 2018. Fueron 10
precandidatos medidos, donde los principales contendientes para suceder a Peña
Nieto de su partido casi doblan en el balance general negativo a sus
adversarios en el PAN, Morena y PRD. De este bloque de opositores, el peor
calificado en el balance es el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel
Ángel Mancera, y la mejor evaluada es la panista Margarita Zavala.
Mancera
ganó la Gubernatura capitalina con el voto de más de 7 de cada 10 electores
como candidato ciudadano respaldado por los partidos de izquierda,
principalmente el PRD. Estar en el poder desgasta, pero la impresión entre sus
propios apoyadores es que ha dilapidado su capital político y no lo ha renovado
en el tramo final de la sucesión presidencial. Mancera no es quien más
desconfianza registra en la medición (46), pues lo supera el Gobernador de
Puebla, Rafael Moreno Valle (52), pero en el balance general queda en el primer
lugar, por la baja respuesta a la pregunta de “mucha/muchísima” hecha en la
medición, donde sólo obtuvo el respaldo de 1.2 personas de cada 10 encuestadas,
más de la mitad por ejemplo, de lo obtenido por su rival por la candidatura de
izquierda, Andrés Manuel López Obrador.
Las
posibilidades de que Mancera pudiera ser el único candidato de la izquierda, o
cuando menos el candidato de izquierda que reciba el mayor número de votos de
ese sector, el liberal o el inconforme con otros partidos, se ven en este
momento muy lejanas, frente a la fuerza que muestra López Obrador entre el
electorado. El dos veces candidato presidencial tiene los mejores números de
todos, salvo Zavala, y en la comparación con el Jefe de Gobierno, tiene 26
puntos de apoyo entre quienes le tienen “mucha/muchísima” confianza contra 12
de Mancera. Aunque está a dos puntos de él en la respuesta “poco o nada”
confianza, el mejor equilibrio de las respuestas le da al tabasqueño un balance
de menos 20.
López
Obrador, al día de hoy, tiene como principal adversaria a Zavala, quien lo
supera en cada una de las respuestas. El balance de la panista es de menos 16,
lo mejor de los 10 precandidatos analizados, y superior en la confianza con los
electores de lo que tienen el líder de su partido, Ricardo Anaya, y el
Gobernador de Puebla. En estos momentos sólo ellos aparecen en la opinión
pública y en el sentir de los panistas como los únicos precandidatos en el
horizonte, aunque públicamente sólo Anaya ha dicho que, por ahora, no tiene el
2018 entre sus planes. Anaya se encuentra debajo de Zavala pero arriba de
Moreno Valle en todos los rubros, aunque los tres mantienen alto el nivel de
respuesta a la pregunta si se tenía “poco o nada” confianza en ellos: Zavala,
42; Anaya, 44; Moreno Valle, 52. Sólo el Gobernador está en los rangos priistas
en esta última respuesta, aunque es mejor, salvo frente al secretario de
Agricultura, José Calzada, en todos los demás rubros.
Pero
si bien los precandidatos de oposición lucen en mejores condiciones que los
priistas para el 2018, tampoco deben sentirse nada satisfechos. Ninguno de la
decena está en positivo sobre la confianza de la gente, mientras que la
desconfianza, en general, es amplia al no estar nunca por debajo de 4.2
mexicanos de cada 10. El viernes pasado Consulta Mitofsky dio a conocer su
estudio México: Confianza en Instituciones 2015, en donde registró una caída
adicional en casi todas las 17 instituciones. El nivel de confianza ha venido
en declive desde 2009, cuando estuvo en 7.0, contra 6.2 que registraron el año
pasado.
La
confianza de la gente es fundamental para la aceptación de una autoridad. Si no
existe la confianza, la decisión de un gobierno es percibida como ilegítima y
abre la puerta al conflicto. El dilema mexicano no es único. El próximo mes,
por ejemplo, la Asociación Mundial de Investigación de Opinión Pública,
conocida por sus siglas WAPOR, tendrá una conferencia en Barcelona donde el
tema de “la confianza política en las democracias representativas
contemporáneas”, para analizar la caída de la confianza en los políticos y las
instituciones que hay llevado, alega, a amenazas a la democracia representativa
como el populismo, los crecientes niveles de protesta política, una caída en
los niveles de participación electoral y la emergencia de partidos
anti-sistémicos.
(ZOCALO/ESTRICTAMENTE
PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 13 DE OCTUBRE 2016)
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