El sinaloense Jesús Vizcarra Calderón
vuelve a las andadas. Favorito del panista Vicente Fox y ahora del priista
Enrique Peña Nieto, el controvertido empresario lleva meses promoviendo su
complejo industrial que incluye un basurero tóxico en las faldas de la Sierra
Cucapah, a sólo ocho kilómetros de la frontera con Estados Unidos. Pese a la oposición
generalizada de los indígenas de la región y activistas sociales, y la sombra
del narco que lo persigue desde hace lustros, el amigo del presidente no ceja
en su empeño.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).-
Suele acompañar con frecuencia al presidente Enrique Peña Nieto en sus giras
internacionales y se le conoce como altruista de la salud, pues oferta casi
regalados diversos servicios y ha incursionado con éxito en el mercado de
productos cárnicos.
Se trata del empresario
sinaloense Jesús Vizcarra Calderón, quien se posicionó durante los gobiernos
panistas. No obstante su fama y fortuna, desde hace años lo persigue la sombra
del crimen organizado y ahora es objeto de polémica por su intención de
instalar un “basurero tóxico” en la frontera norte del país.
Considerado el empresario más
próspero del sexenio peñanietista, Vizcarra pretende construir una zona
industrial de recicladoras para extraer materiales pétreos y otros minerales en
las faldas de la emblemática Sierra Cucapah, a las afueras de Mexicali, a tan
sólo ocho kilómetros de la frontera con Estados Unidos.
En esa zona donde sobreviven
los últimos indígenas cucapá y el borrego cimarrón, Vizcarra pretende levantar
en 14 mil 782 hectáreas una planta fotovoltaica. También busca construir unidades
habitacionales, una zona comercial y un centro internacional de innovación y
entrenamiento en reciclaje y energías renovables.
Lo que más le interesa es la
construcción de una “estación de manejo, revalorización y disposición final de
residuos peligros”; es decir, un centro de confinamiento que pueda recibir
basura tóxica procedente de Estados Unidos y del territorio nacional.
Investigadores, colectivos,
maestros, representantes de la sociedad civil e indígenas cucapá se oponen a
ese proyecto en el que, según estimaciones, Vizcarra invertirá 14 mil 810
millones 800 mil pesos. Y aunque detuvieron por un tiempo la autorización del
gobierno federal, toda vez que se trata de terrenos ejidales para la siembra,
el pasado 14 de julio el empresario logró que le dieran el cambio de uso de
suelo.
Por su parte, la agencia
estadunidense Jennings & Johnson busca convencer a los indígenas para que
le permitan desarrollar su proyecto de desarrollo económico para la cuenca de
la Laguna Salada, que consiste en llevar agua del Mar de Cortés a la citada
laguna para luego exportarla a Estados Unidos, muy cerca de donde Vizcarra
pretende instalar su basurero tóxico.
La agencia ambientalista
pretende invertir 8 mil millones de pesos en ese ambicioso proyecto, que
incluye la instalación de granjas camaroneras, agricultura en agua salada, así
como proyectos ganaderos y recargas de aguas pluviales.
Fragmento de la entrevista que se
publica en la edición 2076 de la revista Proceso, ya en circulación.
(PROCESO / REPORTAJE ESPECIAL/JESUSA
CERVANTES/ 13 AGOSTO, 2016)
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