martes, 9 de agosto de 2016

EL IMPERIO DE LA BARBIE Y SU PACTO CON ESTADOS UNIDOS

Se menciona que en sus buenos tiempos, el capo gastaba más de 8 mil dólares en cocaína



La Barbie. Foto: El Universal

México.- Cuando los jefes del narcotráfico son detenidos, una de las primeras acciones que emprenden sus abogados es ampararse contra la extradición a Estados Unidos. Intercambian joyas, pistolas chapeadas en oro y dólares, muchos dólares, por un papel que les evite una condena en una celda de tres metros en el extranjero.

Eso no lo hizo Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, un narcotraficante que durante ocho años inundó el Pacífico Sur mexicano de cocaína y cortó las cabezas de sus adversarios. Cuando fue detenido —el 30 de agosto de 2010— llamó a sus familiares que vivían en Estados Unidos y les encargó que buscaran al mejor abogado en las más de mil ciudades de Texas.

Según lo informado por El Universal, el apodo de La Barbie no es fortuito: Valdez Villarreal nació y creció en Laredo, Texas, en el mismo país donde fue creada la famosa muñeca rubia de ojos azules.


La Barbie. Foto: El Universal

TRAS LAS REJAS

Una vez preso, quería regresar a su país para purgar sus delitos, pero también para obtener una reducción de sentencia y suplicar clemencia como ciudadano estadounidense.

Entonces, La Barbie contrató a Kent, un reconocidísimo abogado, todo un rockstar del Derecho que había defendido a deportistas, raperos y a la actriz Farrah Fawcett. Su nombre completo: Kent A. Schaffer, quien aceptó, también a cambio de muchos dólares, el reto: extraditar de México a EU a un ciudadano de origen estadounidense, el primero en ascender a líder de un cártel del narcotráfico.

Cinco años después de aquella tarde en que fue detenido, La Barbie regresó a casa. Finalmente, el 15 de septiembre de 2015 logró que el gobierno de México concediera su extradición.

Una investigación realizada por El Universal, revela que en los últimos cinco años La Barbie y cuatro socios pactaron con Estados Unidos y, a pesar de sus delitos, han alcanzado acuerdos con el gobierno de aquel país. El intercambio: proporcionar información del cártel que comandaba y de grupos rivales.

Todos son juzgados en la Fiscalía de Distrito Norte de Georgia por traficar desde Colombia, Costa Rica y México toneladas de cocaína a ese país. Hace unas semanas fue desclasificado un documento que da cuenta del poder de La Barbie, un ciudadano estadounidense que llegó a traficar hasta 14 toneladas de cocaína por envío.

NOMBRES

Hace unas semanas, la Fiscalía Federal de Georgia desclasificó un documento que había mantenido en secreto: la transcripción de la audiencia del 6 de enero de este año, en la que Valdez Villarreal se declaró culpable.

Éste ofrece una aproximación de las últimas investigaciones que ha llevado a cabo la DEA y proporciona detalles inéditos de la red que mantuvo durante casi una década.

El narcotraficante hizo un contacto en Colombia con quien se reunía en el rancho de los Beltrán Leyva y desde entonces las cargas de cocaína aumentaron dramáticamente.

Una vez, el colombiano envió 3 mil kilogramos de cocaína a Acapulco en un barco de pesca, documenta el expediente.

En México coordinaban los envíos Rubén Hernández y Roberto López, al servicio de Carlos Montemayor. En Estados Unidos, Jesús Ramos era quien trasladaba la droga en tráiler y Héctor Flores hacía los cobros de la venta de cocaína y llevaba el dinero hasta la frontera de Texas. Instaló “oficinas” en varios estados, a las que telefoneaba La Barbie para estar al pendiente del “negocio”.

En 2005, la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) comenzó a interceptar llamadas de todo el cártel de La Barbie y fue hasta ese momento que advirtieron que era un ciudadano estadounidense —igual que ellos— quien estaba traficando más de 300 kilos de cocaína a la semana. La Barbie apenas cumplía 31 años.

Era tan rico que pagaba a los colombianos hasta 8 mil 200 dólares por kilo de cocaína pura.

Absolutamente toda la droga fue enviada a Memphis y Atlanta en Estados Unidos. Valdez Villarreal llegó a traficar a EU hasta 14 toneladas de cocaína por entrega, detallan.

Desde Colombia también obtuvo rifles AK-47, AR-15, pistolas, M-16, lanzadores de granadas, equipos de visión nocturna, rifles calibre .50, especialmente diseñados para ser montados en vehículos; uniforme antibalas y granadas impulsadas por cohetes.



Edgar en prisión. Foto: El Universal

La mercancía y la droga salían de Colombia, llegaban a Costa Rica en lanchas y submarinos, y de ahí eran entregadas en Acapulco, México, o en Estados Unidos. Generalmente las armas primero y la droga en segundo lugar.

UN CHOFER LO DELATÓ

La intercepción de llamadas telefónicas permitió a la DEA conocer la voz de Carlos Montemayor y Édgar Valdez Villarreal. Después, la detención de uno de los operadores en EU sirvió para fincarle cargos. Jesús Ramos era un hombre que había crecido en Laredo, Texas. Desde muy joven aprendió a manejar camiones de carga. Cuando era menor, embarazó a una jovencita; después volvió a casarse, con una profesora y procreó otros dos. Quería que sus hijos fueran a la universidad y, al menos ante el fiscal, juró que él, como otros conductores, aceptaba hacer entregas para pagar sus deudas.

En 2004 empezó a trabajar para La Barbie en EU. En sus camiones trasladaba el dinero de la venta de cocaína desde varias ciudades de ese país hasta la frontera con México. Fue detenido en una carretera del país, en noviembre de 2005, con 2.3 millones de dólares a bordo.

Su juicio inició ese mismo año y su defensa ofreció a su cliente como “informante”. El gobierno de ese país inició un proceso para averiguar si Jesús Ramos era confiable y si podría aportar datos sobre La Barbie y su organización.

La defensa consideró que una carta escrita por su esposa al juez, donde enumeraba las virtudes de su marido, le permitirían convertirse en informante y con ello obtener la reducción de su condena. Ramos dijo lo que sabía. Igual los otros acusados.

Los coacusados con La Barbie obtuvieron sentencias que evitaron penas de por vida. Jesús Ramos obtuvo una de apenas cinco años e hizo un pago de 15 mil dólares; Rubén Hernández, 22 años en prisión y un pago de 200 dólares; Juan Montemayor, 21 años y 300 dólares. Todos con posibilidades de reducir el tiempo en prisión entre cinco y 10 años.

Quienes aún enfrentan a la justicia son La Barbie y Carlos Montemayor. Su suegro ha pedido, a través de una carta, “clemencia” al gobierno de EU, mientras que La Barbie repentinamente cambió su declaración de inocente a culpable, como lo hacen los capos que intentan pactar con ese gobierno a cambio de información. La sentencia previsible es de 20 años, pero, al igual que sus socios, podría reducirse a la mitad. Todo depende de cómo culminen los acuerdos.

Con información de El Universal


(EL DEBATE/REDACCION/09DEAGOSTO2016)

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