Gracias a un acuerdo tributario, el
movimiento de capitales entre México y Singapur se incrementó… y se abrieron
nuevas posibilidades para la defraudación, el ocultamiento y el lavado de
capitales. En un tinglado que incluye a altos funcionarios mexicanos de varios
gobiernos, por ejemplo, Pemex fue desangrada mediante contratos onerosos y
opacos que enriquecieron a empresarios a ambos lados del Pacífico, y que
desvalijaron las arcas públicas. Así, llegó el momento de sacar a la luz los
#SingapurPapers, de acuerdo con el exprocurador fiscal federal Gabriel Reyes
Orona.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).-
A partir de 2006 los cuantiosos recursos de mexicanos en el extranjero dejaron
de preferir los tradicionales paraísos fiscales –como Islas Caimán, Islas
Vírgenes Británicas, Aruba o Bahamas– para empezar a moverse a los nuevos
“paraísos operativos”, con Singapur a la cabeza. Esto gracias a los “nulos
mecanismos de fiscalización” impulsados entre ambas naciones.
“El mejor escondite que se
diseñó desde México es Singapur, y no es casual, basta con revisar el último
convenio modificatorio de doble tributación (CM2T) entre ambas naciones, con el
cual los mecanismos de fiscalización no son laxos, sino nulos”, dice a Proceso
quien fuera procurador fiscal del país en 2001, Gabriel Reyes Orona, al
explicar cómo operan esos refugios financieros.
Con el CM2T, las inversiones
del país asiático en México aumentaron, igual que los viajes de algunos
mexicanos hacia aquella nación. Incluso la empresa estatal más importante,
Pemex, al arranque del sexenio peñista anunció la compra de 10 plataformas
petroleras en aquel país. Un encargo nunca antes visto en esta materia.
Entre los viajeros frecuentes
al país asiático destaca el entonces director de Pemex, Emilio Lozoya Austin;
el director en México del principal fondo de inversiones de Singapur, Temasek,
Lorenzo González Bosco, y Gonzalo Gil White, director de la empresa de
servicios petroleros Oro Negro e hijo del exsecretario de Hacienda en el
sexenio foxista, Francisco Gil Díaz.
En los tres primeros años del
gobierno peñista, estos hombres hicieron de Singapur su lugar para las
inversiones.
El principal operador de la firma
del convenio modificatorio de doble tributación original (C2T), ocurrido el 9
de noviembre de 1994 en Singapur, fue el entonces subsecretario de Ingresos del
gobierno salinista, Francisco Gil Díaz, y quien dio el impulso final para hacer
nula la información fiscal o indagar el origen de los recursos de una empresa
(es decir, quien finalmente hizo una redacción que se “presta al ocultamiento
de identidad”) fue José Antonio Meade, al firmar como canciller el CM2T el 8 de
diciembre de 2011.
Fragmento del reportaje que se publica en la edición
2059, ya en circulación
(PROCESO/ REPORTAJE ESPECIAL/JESUSA CERVANTES/16 ABRIL,
2016)
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