¿Qué hizo Vidulfo Rosales que
ha provocado una campaña mediática en su contra? ¿Qué preocupó para tratar de
romper su trabajo jurídico de año y medio con los padres de los 43 normalistas
de Ayotzinapa? ¿Qué llevó a la decisión de que era mayor el beneficio de esta
campaña al costo de reforzar la idea en el mundo que el Gobierno está atacando
a individuos y organizaciones que luchan por los derechos humanos? Rosales no
es el primero del lado de la causa de Ayotzinapa en ser atacado, pero sí es
contra quien los instrumentos del Estado han jugado el papel más infame desde
que se cometió el crimen de Iguala.
La afirmación de que son los
instrumentos de espionaje político del Estado los que están detrás de dos
grabaciones que han provocado un cisma en la defensa de los normalistas, tiene
varias premisas: ¿Quién, si no el Gobierno, es el más interesado y beneficiado
del quiebre de la cohesión entre los padres de los normalistas y su equipo
jurídico en el epílogo de la investigación sobre el crimen de Iguala? ¿Quién
valora con información eliminar al factor cohesionador de los padres quien
también ha sido un vocero incómodo? ¿Quién -en función del objetivo descrito-,
es el único técnica y humanamente capaz para realizar un espionaje permanente?
¿Quién ha cambiado los fundamentos de la inteligencia por las razones del
espionaje político?
Rosales no era un abogado
desconocido por los padres de los normalistas. Es asesor de Manuel Olivares,
secretario de la Red Guerrerense de Derechos Humanos quien, a la vez, es
consejero jurídico de la normal de Ayotzinapa, y dirige junto con Abel Barrera,
el Centro de Derechos Humanos de la Montaña, Tlachinollan. Los tres fueron
hostigados y descalificados con difamaciones en octubre del año pasado, lo que
motivó que la Red de 75 ONGs, denunciaran la campaña que, percibían, se
originaba en el Gobierno.
Rosales también está
vinculado a Miguel Álvarez Gándara, director de Servicios y Asesoría para la
Paz, que fundó el finado Obispo Samuel Ruiz, quien a su vez ha trabajado con
Emilio Álvarez Icaza, secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, recientemente demandado por extremista José Antonio Ortega,
presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad, que motivó una protesta
internacional al verlo como un nuevo ataque del Gobierno. La PGR desestimó esa
denuncia, que fue interpretada en el mundo como una acción del Gobierno.
La red de Rosales es extensa,
por lo que los audios que circularon este mes tienen efectos multiplicadores.
En el primero habla por teléfono con uno de los padres de los normalistas
desaparecidos, dejando la impresión que se quedaron con 200 mil pesos que
supuestamente les habían dado, que eran para los padres. En el segundo, Rosales
habla por teléfono con su esposa y se queja de los padres, a quienes insulta y
se refiere con un lenguaje racista. Los dos audios fueron difundidos por el
mismo periódico que publicó los primeros chats entre la actriz Kate del
Castillo y Joaquín “El Chapo” Guzmán, en donde se sugiere que tenían una
relación amorosa.
Los audios del caso de Guzmán
no salieron de la PGR, que no los tenía hasta ese momento dentro de la
investigación. Los de Rosales no los tiene tampoco la PGR. Sólo hay dos
instituciones en el Gobierno que podrían hacer ese tipo de espionaje: el Cisen
y el Ejército. Hasta ahora, sin embargo, no se conoce un solo caso donde el
Ejército haya utilizado el espionaje con fines políticos. En el caso del Cisen,
en este mismo espacio se ha revelado cómo tiene intervenido los teléfonos de
Felipe de la Cruz, vocero de los padres de Ayotzinapa. El Cisen depende de la
Secretaría de Gobernación, que tiene una relación funcional con varios de los
medios que encabezan la campaña contra Rosales y Del Castillo.
Las premisas sobre quién se
beneficia y a quién se perjudica con las grabaciones no dan mucho margen para
encontrar su origen. Quien las entregó sabía que no habría cuestionamiento
sobre su contenido, ni buscaría corroborar si lo que se les dio había sido
editado. Hoy en día es muy fácil editar una grabación y hacer que la gente diga
lo que nunca expresó. Sabían, al proporcionarlas, que ello no sería un tema de
discusión; menos aún preguntarse quién graba, quién distribuye y para qué. Por
tanto, el objetivo ante la falta de abordaje crítico a este tipo de materiales
se cumple fácilmente. Si es verdad o no, es irrelevante. El daño está hecho
aunque se demuestre que lo difundido nunca existió.
P.D. El presidente del PAN en
Tamaulipas, César Verástegui, envió una carta a este espacio donde niega los
señalamientos que lo vinculan con el líder regional del Cártel del Golfo. “Es
absolutamente falso que yo tenga alguna relación con el personaje al que usted
hace referencia. No lo conozco”, indicó. “No encuentro motivo para creer que,
como usted afirma en su publicación, alguna autoridad, ya sea del fuero federal
o del fuero común, pudiera incluirme en alguna investigación de cualquier
índole”. En la columna, “Elecciones con olor a narco”, se apuntó que su nombre
es de los más mencionados en el Grupo de Coordinación Tamaulipas, que analiza
el estado de la seguridad semanalmente, por su relación con el criminal. En
efecto, se reitera, es de los más mencionados en ese grupo donde participan
autoridades federales y estatales. Verástegui dice que no es líder de la
Sección 103 del Sindicato de Azucareros. En el texto se le identificó como uno
de sus líderes.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
(NOROESTE/ ESTRICTAMENTE PERSONAL/
Raymundo Riva Palacio/ 15/04/2016 | 04:00 AM)
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