lunes, 23 de noviembre de 2015

HILARIO SÁNCHEZ EN TRES ANÉCDOTAS


A diferencia del médico Alfonso Ortiz Tirado, a quien está dedicado el FAOT que en enero de cada año el gobierno del estado a través del Instituto Sonorense de Cultura celebra en su natal Álamos y que se ha instituido como el festival cultural por excelencia en la entidad, Hilario Sánchez Rubio fue perseguido y hostigado por sus ideas políticas y sindicales.

Personas como Heriberto Lizárraga, “El Noberry”, su compadre, le deben sus inicios en las lides de la polaca y en la radiodifusión.

HILARIO, EL DESCONOCIDO

En tiempos de Marcial Bazúa, el Patón Urbina y “El Negro” Jorge Osuna, dos de los más fieros agentes de la ley en la Ciudad Jardín interceptaron a don Lalo circulando por alguna calle de su querido terruño.

“¿Y esas chivas?” lo interpeló “El Patón” con un tono que haría temblar al más temible jefe de plaza. El bardo llevaba como acostumbraba su guitarra y su grabadora colgando al hombro. “No soy chivero”, le respondió el fogueado luchador ferrocarrilero.

“¡Identifíquese o va pa´dentro por desconocido!” añadió el policía, ya molesto por la respuesta. “Los desconocidos son ustedes” alcanzó a retrucar el autor del corrido “Viva Empalme”. “Déjalo ir”, le pidió “El Negro” a su aferrada pareja.

Don Lalo terminó detenido y al otro día en las radios regionales el escándalo fue mayúsculo.

Bazúa reprendió fuertemente al par y los dio de baja por la afrenta.

GUAJOLOTEADA RIELERA O EL CRIMEN PERFECTO

Un 24 de diciembre en que en casa de don Hilario se olía la ruina y no había para la cena de nochebuena y estaba a la espera de la llegada de varios cuates suyos, quienes de pasada habrían de pasar a saludar camino a Ciudad Obregón, entre ellos el poeta Bartolomé Delgado de León y el periodista de Tribuna del Yaqui Jesús Corral Ruiz.

En esas estaban tronándose los dedos cuando del callejoncito que está detrás de su casa en la Calle Ancha se hizo presente un guajolotón como de un metro bien gordo. Como sincronizados los chamacos del músico en un instante escarbaron un hoyo en el patio, doña Cruz su esposa puso a hervir un ollón de agua en una fogón mientras don Lalo sacaba su 22 y le pegaba un tiro en la cabeza al animal. Todo mundo supo que hacer. Y hubo cena para la familia Sánchez García y sus invitados de lujo.

Se cuenta que cuando conocida vecina de a lado llegó preguntando si habían visto pasar a la ave, pues las huellas llevaban hasta ahí, nadie supo orientar a la desconcertada vecina, pues ni las plumas quedaron regadas en la escena del crimen.

Cuando Bartolomé y el Chuy Corral se enteraron del hecho rieron a carcajadas y ante el ambiente bohemio que se armó por los viejos amigos, vagos a toda prueba, ya ni se acordaron de seguir su rumbo.

Tiempo después Bartolomé “ventaneó” el evento en su leída columna, pero con la maestría de quien cultiva la poesía bien escrita.

EL INVITADO INCÓMODO

Cierta vez, encontrándose don Lalo entre el público en cierta escuela de Guaymas, que celebraba alguna fecha importante, habría de presentarse un grupo de música latinoamericana conformado por jóvenes como parte fuerte del evento.

Enterado de su presencia el conductor del acto pidió al músico interpretara algo para deleitar a los asistentes. Hilario, con toda corrección declinó tal invitación, pero ante la insistencia de los presentes y los organizadores pasó al frente.

“Bueno, disfrutemos del pequeño encanto de la burguesía” dijo antes de entonar a capela una de las obras de las que ejecutaba a su paso por la Opera de San Diego y cuya perfección al interpretarlas le valió que el entonces presidente Luis Echeverría, a su paso por Guaymas le dijera: “Pídeme lo que quieras”. “La amnistía y mi reinstalación en ferrocarriles” fue su petición y así se hizo.

Testigos del acto escolar sostienen que los vidrios de las ventanas de la escuela vibraban ante su potente do de pecho, mientras los muchachos del grupo que le seguía guardaban sus instrumentos musicales. Y no era para menos.

SU OBRA DEBE SER HERENCIA PARA LAS NUEVAS GENERACIONES

Si alguna falla se le puede criticar al festival HISAR, establecido como un reconocimiento al artista, es que debe ahondar en el rescate de su vida y de sus aportaciones, pues hay muchas obras sin publicar, es decir totalmente inéditas.

Existen poemas desconocidos para el público, al igual que composiciones musicales y partituras. Se sabe que tiene varios libros sobre política sin ver la luz.

Cuidadoso en extremo don Hilario, no daba a conocer ninguna de sus composiciones o textos sin antes registrarlos en la Dirección de Derechos de Autor de la SEP, pues algunas de sus obras en algún momento le fueron pirateadas, como aquella canción titulada “La sombra de tus besos”, de su autoría y que apareció como “La huella de tus besos”, como es reconocida a nombre de alguien más, sin darle crédito a su verdadero creador.

El poeta porteño Jorge Santamaría en su libro “Las escamas del pez (Muestrario de poesía guaymense)” lo ubica entre los pioneros del género al lado de Alfonso Iberri, Leopoldo Ramos y el doctor José Gómez García y como predecesor de poetas como Gilberto Gastélum Orduño, Miguel Manríquez Durán, “El Oso” y Alejandro Ramírez Arballo.

Ahí nomás.


(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ “LA VIÑA DEL SEÑOR”/ 26 Octubre 2015, 12:51)

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