lunes, 23 de noviembre de 2015

HILARIO SÁNCHEZ ES MÁS QUE EL HISAR


Hilario Sánchez Rubio es el personaje emblemático de Empalme. Lo que Ronnie Camacho y Miguel Pilo Gaspar representan como glorias del beisbol rielero, lo es don Lalo en cultura y arte.

Hilario fue músico, poeta, compositor, cuentista y muchas cosas más. Fue maestro del do de pecho. Laboró como telegrafista en Ferrocarriles y en el sindicato participó en las intensas jornadas de lucha al lado de Demetrio Vallejo y Valentín Campa, en los cincuentas.

Líderes del calibre como los mencionados y personajes de la izquierda histórica como el ingeniero Heberto Castillo y Cuauhtémoc Cárdenas, cuando promovían el Movimiento de Liberación Nacional, eran asiduos visitantes de su casa en la Calle Ancha.

Como escritor de alta literatura es autor del libro de poemas “El Pretexto” y dos textos de cuentos: “Como escribir un cuento de puro cuento”, tomos I y II. Como músico es citado en el libro “Compositores Sonorenses (1860-1940)” de Rodolfo Rascón Valencia.

Casi al final de su vida logró grabar un casete con corridos dedicados a varias ciudades del estado. Una tarea que solo un compositor de talla pudo emprender de principio a fin.



VOY A CANTARLES LAS NOTAS DE UN CORRIDO…

Nacido en Estación Ortiz en 1927, Hilario Sánchez Rubio, a los cinco años era exhibido como Niño Prodigio en la entonces  muy importante ciudad de Guaymas por dominar ya a esa edad el lenguaje escrito con Negras y Corcheas en papel pautado y para el caso ofrecía demostraciones públicas de Solfeo con su voz y eventualmente con Trombón de Vara, primer instrumento musical que dominó y al mudarse don José María Sánchez Peraza y Cipriana Rubio de Sánchez, sus padres, al barrio El Kilómetro de Empalme, Lalo Sánchez debió abandonar temporalmente la academia musical que tomaba a escondidas de su madre con el director de la orquesta militar del Cuartel de Ortiz con el permiso del general Francisco R. Manzo, para luego integrarse al conjunto musical denominado “La Banda del Kilómetro 2” donde también su hermano Adán (fallecido en octubre 28/05) tocaba la tambora con apenas cinco años de edad, para contribuir al sostenimiento de la enorme familia Sánchez Rubio.

Autor del famosísimo corrido a la Ciudad Jardín "¡Viva Empalme!", que escribió con todas las reglas para ganar un concurso, sindicalista de una pieza, escritor, músico que tocaba varios instrumentos, compositor y cantante reconocido más allá de las fronteras, por todos sus méritos artísticos el ayuntamiento empalmense ha instituido en su honor un festival cultural anual HISAR.

El historiador, poeta y paisano, nacido cuando Empalme era parte del municipio de Guaymas, Manuel Antonio Serna Maytorena, en su ponencia sobre el corrido sonorense “Del corrido tradicional al canto de protesta: Panorámica” reconoce que al estro poético-musical de Lalo "…pertenece también la voz en que Sonora eleva su canto de protesta. Canto de hondura y sentimiento humano universalista".



                  De su libro "El Pretexto", exponemos:

ANDO BUSCANDO UN PERRO

Ando buscando un perro abrigado en garrapatas, y que rasque su pellejo con los dientes de mil ratas.

Ando buscando un perro con hocico de serpiente y cerebro de cangrejo,  espulgado y mal oliente.

Perro que coma perro; que a su género desprecie, y que embarre de lagañas a lo miembros de su especie.

Perro, que no ame a perro; que en lo oscuro muerda y ladre, y se trague las entrañas de su perra y puta madre.

Ando buscando un perro, sin ombligo y sin charrete; tan horrible como el susto, más felónico que un brete.

Ando buscando un perro, sin un nombre, o remoquete, para gritarle, a gusto:

¡Perro, perro "pinochete"!


                                         Empalme, Sonora, septiembre 11 de 1973.



Con toda mi ira…

POR UNA HUELGA

 ¿Qué negro crimen cometiste, dime, que dejaron ociosa tu hábil mano? si te sobra derecho, Mexicano, de abatir la soberbia del que oprime.

No quisiera pensar te desanime el zarpazo brutal, tan inhumano, pues tu lucha ejemplar no ha sido en vano:

¡Hay un juez en la historia que redime!

Fue una orgía de cuartel, yo ví esas cosas, y sufrí la embestida despiadada.

¡La crueldad lapidó hijos y esposas!

La familia del riel acongojada, asaltada por manos alevosas, se ha quedado sin fé, sin ley:

¡Sin nada!

                                            Territorio Mexicano, 29 de marzo de 1959

            A SALTO DE MATA.

En el Preámbulo a su libro "Cómo escribir un cuento de puro cuento" Oscar Rivera-Rodas, doctor en Literatura Latinoamericana de The University of California, dice que en su época de perseguido político en tiempos del movimiento ferrocarrilero de 1958-59 en que tomó parte compartió honroso con David Alfaro Siqueiros, Renato Leduc, Natividad Rosales y otros intelectuales comprometidos genuinamente con la revolución y la sociedad mexicana. Por tener la voz completa no tuvo empacho en leerles la cartilla en cierta ocasión a diversos jóvenes izquierdosos y acelerados empalmenses, fascinados con la revolución cubana, algunos de los cuales terminaron nutriendo la guerrilla urbana y rural y no sobrevivieron la guerra sucia: "Para hacer la revolución, primero hay que ser revolucionarios"

Parte de la leyenda que envolvió la vida del poeta, y que tiene relación con otra faceta de quien estudió interpretación vocal San Diego con el maestro francés Leo Blum se habla de cierta ocasión en que en el Hotel Playas de Miramar de don César Gándara, habría de presentarse Mario Lanza, cantante famoso en aquellos años y para abrir boca tocó a Hilario calentar el escenario. Sucede entonces que Lanza, la estrella principal del evento, luego de oír el do de pecho de don Lalo se negó salir al público, reconociendo así que no contaba ni con la potencia, ni la educada voz del músico y compositor.

LA LECCIÓN DEL MAESTRO O SEA ¡NO ANDES CON MAMADAS!

Entre risas cuenta su hijo José Ariel, entonces estudiante de Administración Pública en la UNISON, que en una de las venidas a Empalme, pasó por Sanborns allá en la capital y decidió sorprender a su apá con un autor de moda: Herb Alpert y su Tijuana Brass.

Con una feria que había ahorrado raudo y veloz compró el disco Lp respectivo y con el bajo el brazo se esperó a llegar a casa. Una vez en el hogar paternal mostró el obsequio a don Lalo, quien sin emitir opinión alguna lo oyó con atención por un lado y luego por el otro.

Después de terminado el disco, solo le dijo a Ariel: “Espérame tantito, oye esto” y acto seguido le puso en el aparato uno tras a otro discos de los grandes ejecutores del jazz, maestros de la trompeta y demás prodigios de los instrumentos de viento que don Hilario había estudiado y apenas él conocía. Estamos hablando de alguien que practicaba varias horas al día y tocaba con maestría algunos instrumentos musicales.

“¡Ya entendí, ya entendí!”, cuenta Ariel que se decía por dentro, sin atreverse a contradecir a su padre, luego de las horas en que estuvo recibiendo la lección de su vida. De ese pelo.

DE LA PERSECUCIÓN AL RECONOCIMIENTO

Con don Lalo ha pasado como con muchos grandes luchadores sociales, que por esas cosas extrañas de la vida por lo que antes fue marginado y perseguido ahora es reconocido.

Su compadre Diego Matus Félix, a raíz de su fallecimiento en 2006 informó: "Desempeñó muchos años el puesto de telegrafista en la estación del Ferrocarril del Pacífico en Empalme y la clave morse le era tan cercana y asequible como el olor de las mosquetas de los jardines del pueblo. Allá en la ciudad de México una vez fuimos a una cantina a esperar sin avisarle al periodista y poeta Renato Leduc, ya saben ustedes, el autor de la letra de la canción Tiempo y destiempo, una magistral rima de la palabra tiempo. Sentado de espaldas Renato volvió el rostro de un lado a otro cuando escuchó en morse el saludo de los sonorenses"

En el caso de Hilario tiene aplicación aquella observación que respecto a Juan Gelman hizo Hugo Gutiérrez Vega: “Por eso trabaja con palabras que son como sangre. Su ars poetica llega a un extremo solidario que supera las limitaciones del individualismo cerrado” y después remata:  “La poesía encerrada en las palabras consagradas por una retórica autoritaria, castrante, no tiene sentido alguno después de la gran revolución iniciada por Pablo Neruda. Su movimiento liberador nos enseñó que todo es poetizable, desde el misterio de las capas de la cebolla y los melancólicos anteojos rotos en un ácido basurero, hasta la violencia asesina de los dictadores y la superchería y avaricia de los dueños de los medios de producción en el capitalismo salvaje”

“Aí sigua”, era el saludo de don Hilario al entrar o al despedirse de los cafeceros de El Colón, ahí en Guaymas.


(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ COLUMNA “LA VIÑA DEL SEÑOR”/ 25 OCTUBRE 2015, 13:50)

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