Imagine
un país en que se entiende a la sección amarilla como fuente de miedos y
millones porque esa es la principal fuente de extorsión. En que se planean
secuestros y se pagan asesinatos. En que la autoridad está consciente de las
redes delictivas y les facilita el trabajo contra el resto de los ciudadanos de
esa hipotética nación. Ahora piense que la mayor autoridad de ese lugar dice
que el suyo es un lugar en el que nada grave ocurre y en el que la paz se
respira. El personaje es Miguel Ángel Mancera y el país bajo su responsabilidad
es el Sistema Penitenciario del DF, donde todos los delitos que se castigan en
libertad se repiten en el encierro y bajo la mirada del Gobierno de la Ciudad
de México.
Ciudad
de México, 24 de octubre (SinEmbargo).– Existe un objeto ligero casi
despreciable en la libertad pero que, adentro de las cárceles del Distrito
Federal, es oro molido: las páginas de la sección amarilla de la guía
telefónica.
Cada
hoja son miles y miles de pesos en potencia para un predador. Nombres, parentescos,
teléfonos, direcciones, dimensión del negocio, percepción del empresario de su
establecimiento. No por nada cada papel cuesta 500 pesos.
Y,
en las prisiones capitalinas, entre 2008 y 2014, se han localizado 250 libros y
98 mil 618 páginas de las cuales, el 87 por ciento se ha ubicado únicamente en
la Penitenciaría del DF, lo que muestra el tamaño del negocio de la extorsión
en ese centro si se considera que ahí vive menos del 8 por ciento de los 37 mil
convictos de la Ciudad de México.
SinEmbargo
obtuvo datos oficiales de la Secretaría de Gobierno, oficina de la que depende
la administración carcelaria en el DF, obtenidos mediante la Ley de
Transparencia. En la serie de números proporcionados existe un claro rastro del
negocio de la extorsión en los centros de readaptación de la capital mexicana.
De
acuerdo con la respuesta dada por la Secretaría de Gobierno, de la que depende
la Subsecretaría del Sistema Penitenciario del DF, entre el 1 de enero de 2008
y el 31 de diciembre de 2014, la autoridad confiscó 14 mil 545 teléfonos
celulares.
—¿Por
qué se incautan teléfonos celulares si se puede cobrar por la renta de los
mismos? —pregunto a uno de los carceleros.
—Por
eso mismo: hay familiares que logran pasar teléfonos sin conocimiento de las
áreas de seguridad y que se utilizan sin pagar la renta. Cuando se encuentran
esos aparatos, se aseguran y se presentan para la estadística. En otros casos,
hay revisiones sorpresa hasta para nosotros y se incauta todo lo que se
encuentra, pague o no la renta.
En
el mismo lapso, el Gobierno capitalino incautó 7 mil 187 chips para teléfonos
móviles. Aquí se hace una observación: mientras en 2011, penúltimo año del
Gobierno de Marcelo Ebrard Casaubón se confiscaron 2 mil 25 piezas, en el
segundo año de la administración de Miguel Ángel Mancera Espinosa sólo se
encontraron 26 de estos componentes, es decir, 155 veces menos.
A
la par, la estadística de extorsión nacional y capitalina se ha incrementado en
ese lapso. Hasta mediados de este año, el funcionario responsable de las
cárceles de la Ciudad de México fue el operador político de Mancera, Héctor
Serrano Cortés, a quien se le ha señalado de supuestos actos de corrupción
relacionados con el comercio ambulante del DF.
Funcionarios
del sistema penitenciario aseguran que si bien el despacho de Gobierno es
ocupado por Patricia Mercado Castro, quien mantiene el control de los
reclusorios es Serrano.
Mientras
en 2010 se reporta la confiscación de 142 guías telefónicas completas de la
sección amarilla, el año pasado, oficialmente, el Gobierno de la ciudad no
encontró ninguna. En 2011, los operativos de seguridad encontraron 37 mil 807
páginas sueltas de la sección amarilla, unos, casi 19 millones de pesos a
valores descritos por los custodios entrevistados, pero en 2014 sólo se
hallaron 540 páginas.
¿Existe
reflejo de lo que se observa en la cárcel con lo que ocurre en la calle?
Sí:
mientras el Gobierno de la Ciudad minimiza el fenómeno, el año pasado la capital
fue la quinta entidad con mayor extorsión a nivel nacional.
Y
sí en cuanto a que la autoridad parece desconocer el fenómeno. No porque no se
entere de su existencia, sino porque no lo investiga: casi la totalidad del
chantaje que sufren los capitalinos no es investigado por la Procuraduría
General de Justicia del DF.
La
extorsión es uno de los delitos con mayor cifra negra debido al contexto en el
cual es cometida, a sus múltiples modalidades y los diversos sujetos activos
que la perpetran, situación común en el país y el Distrito Federal no es la
excepción.
Hay
que echar un vistazo a la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de
Seguridad Pública (ENVIPE), levantada durante 2015 por el Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (Inegi). De acuerdo con dicha fuente la cifra negra de
las extorsiones reportadas fue de 98.4 por ciento durante 2014 en el Distrito
Federal, es decir, que sólo fueron denunciadas 2 de cada 100 extorsiones.
¿Cuál
es el nivel de víctimas de extorsión reportadas en el Distrito Federal?
De
acuerdo con la ENVIPE se registró una tasa de prevalencia [1] de 8 mil 497
extorsiones por cada 100 mil habitantes en el Distrito Federal durante 2014.
Esto ubica al Distrito Federal como la quinta entidad federativa con mayor
cantidad de víctimas de extorsiones; tan solo por debajo de Guerrero, Estado de
México, Baja California y Morelos. Asimismo es importante señalar que la tasa
de prevalencia del Distrito Federal fue 26% mayor que la tasa nacional.
Estas
cifras no muestran las extorsiones cometidas contra negocios, mismos que
representan un porcentaje importante de este delito sobre todo porque una de
las modalidades de extorsión que se ha registrado durante los últimos años es
el denominado “cobro de piso”.
Así
que vale la pena recuperar la Encuesta Nacional de Victimización de Empresas
(ENVE) levantada por el Inegi, ya que da a conocer que en el Distrito Federal
se registró una tasa de prevalencia de este delito de 470 por cada 10 mil
unidades económicas durante 2013.
De
acuerdo con las estadísticas de la ENVE, el 23 por ciento de los delitos
padecidos por las unidades económicas del sector industrial del Distrito
Federal fueron extorsiones durante 2013, es decir, ocurrieron 3 mil 231 extorsiones.
En tanto, las micro y pequeñas empresas ocurrieron sufrieron mil 349 y 3 mil 62
chantajes, respectivamente.
Otro
gran negocio en el interior de las cárceles son las drogas. ¿O cómo entender
que ahí dentro, en el conjunto de 10 prisiones, se han encontrado 946 plantas
de marihuana —no envoltorios ni bolsas, sino matas enteras nacidas de la
tierra— entre 2008 y 2014?
En
el período antes referido, se localizaron 3 mil 968 kilos de la misma yerba, ya
secos y preparados para su venta al menudeo. Aquí también llama la atención que
mientras en 2010 se aseguraron 157 kilos, el año pasado sólo se reporta el
hallazgo de 1.6 kilos de hierba.
Con
la cocaína es aún más drástico el desplome. Entre 2008 y 2014 se detectaron 8.3
kilos de polvo blanco. En 2010 se logró el récord con 3.3 kilos, mientras que
en 2014 la oficina de Héctor Serrano reportó, oficialmente, que detectó 2
gramos.
El
medicamento de prescripción médica de mayor preferencia para uso recreativo e
ilegal en las prisiones es el Roche 542, un sedante: 24 mil 897 pastillas en el
lapso; 8 mil 231 aseguradas en 2008 contra 57 en 2014.
Se
recabaron 3 mil 952 litros de solventes, menos del 10 por ciento el último año
informado.
Y
se localizaron 45 mil 951 litros de licor, cerveza y fruta fermentada. El
Gobierno del DF asegura que, en todo 2014, no encontró una sola cerveza en las
10 cárceles que administra.
—¿Qué
ocurre? ¿Hay menos consumo? —pregunto a un ex convicto por fraude.
—Hay
más, pero ahora sí todo está a la venta. La cárcel está corrupta, como nunca.
—¿Cuánto
cuesta una dosis de piedra adentro? —averiguo de una sustancia no especificada
en la respuesta a la solicitud de información.
—Bueno,
hay piedras de 50 centavos, un peso, 5 pesos, 10 pesos, 50 pesos. Depende de la
calidad de la piedra y quién te la venda. Hay micro rocas que se queman por
completo antes de entrar a la boca del fumador. Hay gente que no compra
siquiera un suspiro de piedra sino la ilusión de que está fumando. Eso es casi
regalado. Casi.
—¿La
marihuana, un cigarro?
—De
20 pesos para arriba.
—¿Recuerdas
a los principales vendedores?
—En
mis tiempos había un dealer muy fuerte, Jorge Ramos, que ahora está en el
Reclusorio Norte. Ahí sigue con el negocio de las drogas y también trabaja
extorsión. Es un cabrón muy institucional que siempre mantiene tranquilo su
dormitorio. Las autoridades lo cuidan porque evita riñas y homicidios, aunque
sí extorsiona y aterroriza a los nuevos.
—¿Cuánto
cuesta una prostituta adentro de la cárcel?
—Como
300 pesos, más o menos.
—¿Y
suele ser una prostituta de la calle?
—Bueno,
todas son de la calle. Si te refieres a una prostituta de oficio, sí las hay,
entran. También hay esposas de algunos internos que se prostituyen, hay mamás
de internos que se prostituyen, hijas de internos que se prostituyen. Los
mismos internos se prostituyen. Se prostituyen psicólogos y trabajadoras
sociales. Se prostituyen subdirectoras y también custodios. La prostitución es
un universo en las cárceles. ¡Está ca-bron-sísimo!
[1]
Total de víctimas de este delito por cada 100 mil habitantes.
(SIN
EMBARGO.MX/ Humberto Padgett octubre 24, 2015 - 00:04h)
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