Esta semana se dio una de esas noticias que suelen
pasar desapercibidas pese a lo importante que son.
Un juez federal en el Estado de México sentenció a 20
años de prisión a Juan José Escandón Paz, acusado de ser el principal
distribuidor de pseudoefedrina –utilizado para la fabricación de las
metanfetaminas–, de la organización criminal que encabezaba Zhenli Ye Gon, un
empresario que nació en Shanghai, que se encuentra en Estados Unidos en espera
de ser deportado a México, donde adquirió la nacionalidad.
Importante en su momento, hoy se recuerda poco de ese
caso que comenzó en 2006, cuando se decomisaron 20 toneladas de esa
pseudoefedrina en el puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán, cuya investigación
llevó a la casa de Ye Gon, en la Ciudad de México al año siguiente.
No estaba ahí, pero encontraron en un cuarto 250
millones de dólares y 18 millones de pesos, en efectivo.
Ye Gon fue detenido por la DEA, según la versión
oficial, en un restaurante en Silver Spring, Maryland, un suburbio al norte de
Washington, a finales de julio de 2007. La captura, sin embargo, no fue ahí.
Hasta hoy no se sabe con precisión dónde y cómo fue
detenido Ye Gon, pero antes de que reapareciera en Silver Spring, estuvo dos
meses en una casa de seguridad en Vancouver, Canadá, donde lo interrogó la CIA,
según ex funcionarios mexicanos. El entonces subprocurador José Luis
Vasconcelos, viajó a esa ciudad para hablar con Ye Gon y ampliar la
investigación mexicana, pero lo encontró inservible como testigo. La CIA lo
había secado, dijo Vasconcelos poco antes de morir en un accidente de aviación.
Mucha de la especulación en México del porqué no lo
extraditaban se centraba en la información que podía estar dando sobre sus
relaciones con funcionarios.
En realidad, lo que buscaba la CIA era la red de
contactos en China que le permitían importar desde Hong Kong la pseudoefedrina.
Aquella fue la primera vez que apareció China en el radar del narcotráfico en
México. Ye Gon trabajaba con el Cártel del Pacífico –antes de Sinaloa–, y de
manera directa con el Cártel del Milenio y el grupo de Joaquín “El Chapo”
Guzmán, que recogía el precursor en Lázaro Cárdenas y lo llevaba por tierra
hacia los laboratorios de Jalisco por Tepalcaltepec, la zona donde empezaron
los grupos de autodefensa civil en Michoacán, con la ayuda de los hermanos Juan
José y Uriel Farías Álvarez, “El Abuelo” y “El Paisa”, fundadores de los paramilitares.
Una de las vertientes investigadas por la CIA era la
red de contactos dentro del aparato militar y político chino, sin cuyo
involucramiento era imposible que fluyera el negocio criminal.
Ye Gon y el Cártel de los Valencia fueron los pioneros
de esa ruta asiática, retomada por Los Caballeros Templarios años después.
Hasta ahora se sabía que el cártel michoacano
exportaba hierro a China, que obtenía de las minas bajo su control en ese
estado, y generadora de envidias por sus altos márgenes de utilidad.
Una de las motivaciones de los paramilitares, en
especial del ex líder José Manuel Mireles, era quitarle ese negocio a Los
Caballeros Templarios.
Fuera de ese, no se sabía de otro tipo de negocio
templario en China.
Documentos decomisados a los líderes Templarios en el
último año revelan que los negocios con los chinos eran mucho más amplios de lo
que jamás se habían imaginado las autoridades mexicanas.
Las áreas de inteligencia de la Policía Federal
continúan analizando toda la documentación en su poder, que muestra a un cártel
que se expandió y abrió mercado para sus drogas en otras partes de China.
No está claro aún cuáles fueron los mercados que
abrieron los Templarios, pero un funcionario federal dijo que no era Hong Kong
–donde se encuentra una de las mejores policías asiáticas, y que enfatiza al
mismo tiempo el nivel de contactos de Ye Gon–, sino que buscaron otras grandes
ciudades chinas.
Se conoce poco en México que el consumo de drogas en
China ha crecido de manera importante en los últimos años, principalmente en
las regiones costeras y fronterizas alrededor, precisamente, de Hong Kong.
Las áreas de mayor consumo y negocio de droga, según
la Oficina de Drogas de Naciones Unidas, son Cantón (Guangdong), que es vecina
de ese puerto, Guangxi, que hace frontera con Cantón y Vietnam, y Yunnan, que
tiene puentes fronterizos con Laos, Mianmar y Vietnam –el viejo Triángulo
Dorado del opio–, además de Tíbet.
Un funcionario federal con acceso a la documentación,
dice haber quedado muy sorprendido por la diversificación de Los Caballeros
Templarios y la forma como estaban expandiendo su negocio en Asia.
Los cárteles mexicanos controlan el mercado en Estados
Unidos, pelean el centroamericano y han abierto rutas hacia África occidental.
En China sólo se tenía el registro de la adquisición
de los precursores para las metanfetaminas por parte de la organización de Ye
Gon, compras de piratería de Los Zetas, y los precarios intentos del Cártel de
Sinaloa desde 2011 para entrar al mercado asiático con su cocaína a través de
Hong Kong. Pero en ningún caso, de acuerdo con funcionarios federales, se había
nadie percatado de la visión empresarial y criminal de Los Caballeros
Templarios, frustrada inopinadamente, por su cacería y desmantelamiento durante
2014.
(ZOCALO/ Columna Estrictamente Personal de Raymundo Riva Palacio/ 01 de abril 2015)
(ZOCALO/ Columna Estrictamente Personal de Raymundo Riva Palacio/ 01 de abril 2015)
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