miércoles, 1 de abril de 2015

LA CONEXION CHINA

Esta semana se dio una de esas noticias que suelen pasar desapercibidas pese a lo importante que son.

Un juez federal en el Estado de México sentenció a 20 años de prisión a Juan José Escandón Paz, acusado de ser el principal distribuidor de pseudoefedrina –utilizado para la fabricación de las metanfetaminas–, de la organización criminal que encabezaba Zhenli Ye Gon, un empresario que nació en Shanghai, que se encuentra en Estados Unidos en espera de ser deportado a México, donde adquirió la nacionalidad.

Importante en su momento, hoy se recuerda poco de ese caso que comenzó en 2006, cuando se decomisaron 20 toneladas de esa pseudoefedrina en el puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán, cuya investigación llevó a la casa de Ye Gon, en la Ciudad de México al año siguiente.

No estaba ahí, pero encontraron en un cuarto 250 millones de dólares y 18 millones de pesos, en efectivo.

Ye Gon fue detenido por la DEA, según la versión oficial, en un restaurante en Silver Spring, Maryland, un suburbio al norte de Washington, a finales de julio de 2007. La captura, sin embargo, no fue ahí.

Hasta hoy no se sabe con precisión dónde y cómo fue detenido Ye Gon, pero antes de que reapareciera en Silver Spring, estuvo dos meses en una casa de seguridad en Vancouver, Canadá, donde lo interrogó la CIA, según ex funcionarios mexicanos. El entonces subprocurador José Luis Vasconcelos, viajó a esa ciudad para hablar con Ye Gon y ampliar la investigación mexicana, pero lo encontró inservible como testigo. La CIA lo había secado, dijo Vasconcelos poco antes de morir en un accidente de aviación.

Mucha de la especulación en México del porqué no lo extraditaban se centraba en la información que podía estar dando sobre sus relaciones con funcionarios.

En realidad, lo que buscaba la CIA era la red de contactos en China que le permitían importar desde Hong Kong la pseudoefedrina. Aquella fue la primera vez que apareció China en el radar del narcotráfico en México. Ye Gon trabajaba con el Cártel del Pacífico –antes de Sinaloa–, y de manera directa con el Cártel del Milenio y el grupo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, que recogía el precursor en Lázaro Cárdenas y lo llevaba por tierra hacia los laboratorios de Jalisco por Tepalcaltepec, la zona donde empezaron los grupos de autodefensa civil en Michoacán, con la ayuda de los hermanos Juan José y Uriel Farías Álvarez, “El Abuelo” y “El Paisa”, fundadores de los paramilitares.

Una de las vertientes investigadas por la CIA era la red de contactos dentro del aparato militar y político chino, sin cuyo involucramiento era imposible que fluyera el negocio criminal.

Ye Gon y el Cártel de los Valencia fueron los pioneros de esa ruta asiática, retomada por Los Caballeros Templarios años después.

Hasta ahora se sabía que el cártel michoacano exportaba hierro a China, que obtenía de las minas bajo su control en ese estado, y generadora de envidias por sus altos márgenes de utilidad.

Una de las motivaciones de los paramilitares, en especial del ex líder José Manuel Mireles, era quitarle ese negocio a Los Caballeros Templarios.

Fuera de ese, no se sabía de otro tipo de negocio templario en China.

Documentos decomisados a los líderes Templarios en el último año revelan que los negocios con los chinos eran mucho más amplios de lo que jamás se habían imaginado las autoridades mexicanas.

Las áreas de inteligencia de la Policía Federal continúan analizando toda la documentación en su poder, que muestra a un cártel que se expandió y abrió mercado para sus drogas en otras partes de China.

No está claro aún cuáles fueron los mercados que abrieron los Templarios, pero un funcionario federal dijo que no era Hong Kong –donde se encuentra una de las mejores policías asiáticas, y que enfatiza al mismo tiempo el nivel de contactos de Ye Gon–, sino que buscaron otras grandes ciudades chinas.

Se conoce poco en México que el consumo de drogas en China ha crecido de manera importante en los últimos años, principalmente en las regiones costeras y fronterizas alrededor, precisamente, de Hong Kong.

Las áreas de mayor consumo y negocio de droga, según la Oficina de Drogas de Naciones Unidas, son Cantón (Guangdong), que es vecina de ese puerto, Guangxi, que hace frontera con Cantón y Vietnam, y Yunnan, que tiene puentes fronterizos con Laos, Mianmar y Vietnam –el viejo Triángulo Dorado del opio–, además de Tíbet.

Un funcionario federal con acceso a la documentación, dice haber quedado muy sorprendido por la diversificación de Los Caballeros Templarios y la forma como estaban expandiendo su negocio en Asia.

Los cárteles mexicanos controlan el mercado en Estados Unidos, pelean el centroamericano y han abierto rutas hacia África occidental.

En China sólo se tenía el registro de la adquisición de los precursores para las metanfetaminas por parte de la organización de Ye Gon, compras de piratería de Los Zetas, y los precarios intentos del Cártel de Sinaloa desde 2011 para entrar al mercado asiático con su cocaína a través de Hong Kong. Pero en ningún caso, de acuerdo con funcionarios federales, se había nadie percatado de la visión empresarial y criminal de Los Caballeros Templarios, frustrada inopinadamente, por su cacería y desmantelamiento durante 2014.

(ZOCALO/ Columna Estrictamente Personal de Raymundo Riva Palacio/ 01 de abril 2015)


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