Fachadas
tapizadas con impactos de bala y sangre en las aceras son huellas de la inédita
ofensiva contra las autoridades lanzada por el cártel Jalisco Nueva Generación,
visto ya como uno de los más poderosos de México con sellos distintivos como la
autofabricación de algunas armas.
La
emboscada del 19 de marzo en el municipio de Ocotlán, en la que murieron cinco
gendarmes, tres sicarios y tres personas ajenas al choque, ha desencadenado una
cruenta batalla entre el cártel y la policía en Jalisco (oeste), que además de
ser la cuna del Mariachi y el Tequila es el cuarto estado más rico del país.
Pero
la acción que desató las alarmas sobre la capacidad ofensiva de Jalisco Nueva
Generación fue la emboscada del 6 de abril a un convoy policial en la que
lograron asesinar a 15 agentes estatales, el peor ataque que se recuerda contra
las fuerzas de seguridad que combaten al narcotráfico.
El
cártel “estaba esperando el momento de sentirse fuerte para iniciar esta
escalada”, dice a la AFP el fiscal de Jalisco, Luis Carlos Nájera, quien revela
que esta organización ha logrado reclutar a militares desertores, algunos
extranjeros.
En
sus oficinas de Guadalajara, la segunda mayor ciudad de México, este fiscal
conocido por su mano dura califica al cártel como “innovador” por fabricar sus
propios fusiles tipo R-15 y M16.
El
año pasado fue descubierto un taller clandestino con maquinaría especializada y
un sofisticado ‘software’ para la fabricación de estas armas, que la fiscalía
ha seguido encontrando tras los enfrentamientos recientes.
El
gobierno estadounidense acabó de centrar la atención sobre Jalisco Nueva
Generación al ordenar la semana pasada la congelación de los bienes en su país
de Nemesio Oseguera alias “El Mencho”, considerado líder de esta organización
con tentáculos también en América Latina, África, Europa y Asia.
“En
los últimos años, hemos visto una tendencia al aumento en el deterioro de los
cárteles históricamente poderosos junto a la aparición de las nuevas
organizaciones de tráfico de drogas como el CJNG”, señaló el Departamento del
Tesoro que la ubicó “entre las más poderosas organizaciones del narcotráfico en
México”
- “MI CASA RECIBIÓ 138 BALAZOS” -
El
poderío de Jalisco Nueva Generación quedó exhibido en sus recientes ataques.
“Mi
casa recibió 138 impactos de bala”, dijo a la AFP una vecina de Ocotlán, cerca
de Guadalajara, donde se registró la emboscada del 19 de marzo.
Esta
mujer relata que ella y su esposo tuvieron que mantenerse tirados en una
habitación durante los tiroteos de casi dos horas.
Esa
noche unos 40 hombres armados aguardaron en 12 camionetas a que pasara el
convoy de la Gendarmería, el flamante cuerpo policial lanzado el año pasado por
el presidente Enrique Peña Nieto.
Los
sicarios dispararon desde diversos puntos, incluidas azoteas, mientras
militares que llegaron para ayudar a los gendarmes irrumpían en viviendas en
busca de los agresores, según narraron vecinos que dicen haber pasado la noche
escondidos sin luz ni comunicación telefónica.
En
la emboscada en la que murieron 15 policías, los sicarios los atacaron en una
montañosa carretera que une Guadalajara con la turística Puerto Vallarta tras
colocar barricadas para impedir que llegaran refuerzos.
- UN CUCHILLO EN EL CORAZÓN -
Para
el ataque, el grupo utilizó rifles antitanques Barrett y granadas explosivas de
alto poder, explica Francisco Alejandro Solorio, comisionado estatal de
Seguridad.
En
el lugar fue hallado incluso un campamento de los sicarios con “víveres,
alimentos, camas improvisadas” que “nos hablan de que tenían varios días”
preparando el ataque, detalla el comisionado, que también fue víctima el 30 de
marzo de un atentado del que salió ileso disparando con su propia arma.
El
jefe de seguridad del pueblo de Zacoalco, a 125 km de Ocotlán, fue el último
funcionario asesinado en la ofensiva. “Le clavaron un cuchillo en el corazón
con un mensaje” en el que sus victimarios anunciaban que irán por más
uniformados, dijo a la AFP María Huerta, que tiene una tienda frente al lugar
del crimen.
Un
gran moño negro en señal de luto está colgado en la alcaldía de este pueblo de
27.000 habitantes que parecía vivir en paz hasta que policías estatales
abatieron allí el 23 de marzo a Heriberto Acevedo “El Gringo”, jefe regional
del cártel.
Esto
fue “lo que más les dolió”, apunta Nájera, que asegura que la virulenta
ofensiva es una respuesta a golpes que les han asestado.
“Por
mucho tiempo hemos luchado solos” se lamenta el fiscal, mientras refuerzos de
la Gendarmería siguen llegando a Jalisco.
El
gobierno no ha anunciado un operativo militar especial para Jalisco similar a
los desplegados en otras partes del país en el contexto de la estrategia
militarizada contra el narcotráfico, lanzada desde 2006, que dio paso a una ola
de violencia con más de 80.000 muertos.
Agence
France-Presse (AFP)
(RIDODOCE/ REDACCION/ 16 ABRIL, 2015)
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