Jones dejaba pasar droga y migrantes
SAN DIEGO, CA.- Un par de
mujeres despechadas hundieron esta semana en San Diego a quienes eran
sus esposos: un agente fronterizo corrupto que dejaba pasar droga e
indocumentados por las garita y un homicida que había permanecido impune
casi 18 años.
Una de las dos mujeres, la esposa del agente fronterizo Lorne “El
Martillo” Jones, Noni Calderón es bajacaliforniana y conoció al hoy ex
inspector aduanal durante sus actividades como contrabandista de
personas.
Por más de una década el agente fronterizo Jones pudo cometer actos de corrupción sin despertar sospechas.
Avisaba con un sistema electrónico a sus cómplices la puerta de la garita que cubría en su turno y por ahí dejaba pasar los vehículos con contrabando tanto de personas como de mariguana.
Jones cobraba una cuota de 2,000 dólares a cada indocumentado que pasaba por su puerta, ya sea por San Ysidro o por Otay.
Todo le iba bien al agente hasta que por razones que no han quedado aclaradas Noni Calderón denunció a su marido y, al hacerlo, se libró de cargos junto con el traficante de personas Alberto Sánchez Díaz.
Por su parte Charzel Shears mató en 1996 al dueño de una tienda de tabacos para robarle. Shears, quien entonces tenía 19 años de edad, dejó sin vida a Sleiman Hallak, de 65 años, e hirió gravemente a otras dos personas que sobrevivieron.
Nueve años después de cometer el asesinato, Sheasrs le dijo a la que iba a ser su esposa que él había matado a una persona en esa tienda de tabacos.
Pasaron otros cinco años y en el 2010 al parecer por una serie de disgustos la esposa fue a la tienda y platicó que si esposo había dicho que él mató ahí a una persona.
La Procuraduría de Distrito comenzó a partir de esa declaración de la esposa una averiguación que finalmente permitió a las autoridades dar con el arma que el homicida uso en el asesinato.
Esta semana Shears fue sentenciado a una doble cadena perpetua en San Diego, una por el homicidio con agravantes de Hallak y la otra por el intento de asesinato de las otras dos personas.
Por más de una década el agente fronterizo Jones pudo cometer actos de corrupción sin despertar sospechas.
Avisaba con un sistema electrónico a sus cómplices la puerta de la garita que cubría en su turno y por ahí dejaba pasar los vehículos con contrabando tanto de personas como de mariguana.
Jones cobraba una cuota de 2,000 dólares a cada indocumentado que pasaba por su puerta, ya sea por San Ysidro o por Otay.
Todo le iba bien al agente hasta que por razones que no han quedado aclaradas Noni Calderón denunció a su marido y, al hacerlo, se libró de cargos junto con el traficante de personas Alberto Sánchez Díaz.
Por su parte Charzel Shears mató en 1996 al dueño de una tienda de tabacos para robarle. Shears, quien entonces tenía 19 años de edad, dejó sin vida a Sleiman Hallak, de 65 años, e hirió gravemente a otras dos personas que sobrevivieron.
Nueve años después de cometer el asesinato, Sheasrs le dijo a la que iba a ser su esposa que él había matado a una persona en esa tienda de tabacos.
Pasaron otros cinco años y en el 2010 al parecer por una serie de disgustos la esposa fue a la tienda y platicó que si esposo había dicho que él mató ahí a una persona.
La Procuraduría de Distrito comenzó a partir de esa declaración de la esposa una averiguación que finalmente permitió a las autoridades dar con el arma que el homicida uso en el asesinato.
Esta semana Shears fue sentenciado a una doble cadena perpetua en San Diego, una por el homicidio con agravantes de Hallak y la otra por el intento de asesinato de las otras dos personas.
(EL MEXICANO/ Aldo MARTÍNEZ /21 de Diciembre 2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario