Mientras que la Policía Ministerial del Estado opina que ‘en un
momento dado’ los desplazados por la violencia tienen que regresar a sus
pueblos, el alcalde de Concordia pide al Ejército que destruya las
casas abandonadas en los pueblos serranos, porque los delincuentes las
utilizan como refugio.
El 20 de agosto, 16 días después de que tres personas originarias de
la comunidad de Palmillas, Concordia, fueron asesinadas y decapitadas,
en Aguacaliente del Aguaje, el presidente municipal, José Eligio Medina
Ríos, dijo que se trataba de gente desplazada que había regresado a
cuidar su ganado abandonado intempestivamente por causa de la violencia
criminal en la zona.
“Es la estrategia de ellos (los delincuentes) expulsar a la gente y
luego apropiarse de esos espacios; aunque no se quedan a vivir allí de
forma permanente los gavilleros los usan (las casas de los pueblos) como
refugios, y por eso ya ni siquiera puede ir a echarle a vuelta al
ganado, ahorita nadie quiere regresar porque es un riesgo y la prueba
está en las víctimas (tres personas decapitadas) que tuvimos hace unos
días”.
“El Ejército, agregó, tiene que entrar y destruir todo lo que pudiera
servirle a los delincuentes, y la presencia de ellos (los militares)
tiene que estar en todas las comunidades, hacer un trabajo sistematizado
de atención en esa ruta, que está muy bien delimitada”.
Pero hay quienes no piensan lo mismo, y estos son los desplazados:
“Estamos jodidos y a dos fuegos, por un lado los gavilleros nos
desplazan de nuestros pueblos a sangre y fuego, y por otro, las
autoridad municipal que debe darnos seguridad pública pide prácticamente
que el Ejército destruya nuestras casas donde están nuestras raíces”,
dijo una familia desplazada de El Platanar de los Ontiveros, que salió
de su pueblo desde aquél fatal 24 de diciembre de 2012.
El regreso
En ese contexto, un día antes, el lunes 19 de agosto, Ríodoce
entrevistó en Mazatlán, al comandante Jesús Antonio Aguilar Íñiguez,
director de la Policía Ministerial del Estado (PME) sobre los
desplazados y las tres personas decapitadas el cuatro de agosto.
“Afortunadamente para la zona norte de Choix, en la Cieneguita de los
Nuñez, el lunes pasado, pidieron que los lleváramos a sus casas, esa
gente ya regresó. Y la mayoría de la gente de la zona norte de Choix, ha
estado ya regresando a sus pueblos; esperemos en un tiempo no muy
lejano que aquí (en la zona sur) sea lo mismo”, dijo Aguilar Íñiguez.
—¿Se han acercado con la autoridad los deudos de las tres personas que fueron asesinadas y mutiladas, la semana pasada?
—Sí ha habido acercamiento con el presidente de Concordia, él es el que está manejando todas esas cosas, la cuestión social.
—¿Qué escenario vislumbra para esta gente que abandonó sus pueblos ante la violencia?
—No, no pues el escenario es que tienen que regresar a sus pueblos, tienen que regresar. Hay gente que se viene y ya prefiere quedarse acá, por muchas comodidades, más comodidades que hay allá, pero el que quiera regresarse pues lo va a poder hacer.
Los “Mazatlecos”
El martes 13 de noviembre de 2012, en la carretera nueva de La Puerta
de San Marcos, un grupo delictivo, que después la PME identificaría
como “Los Mazatlecos”, emboscó a la Policía Estatal Preventiva, donde
murieron los agentes Iván Daniel García Chávez y Urbano Contreras
Valenzuela, y quedaron heridos cinco policías, uno de ellos en estado
crítico.
En esa ocasión, la PME también los relacionó con la masacre de ocho
personas, perpetrada el 21 de octubre en Las Iguanas, Concordia.
Por el ‘modus operandi’ de dicho grupo, ahora lo relacionan con la
muerte y decapitación de tres personas en Aguacaliente del Aguaje,
Concordia.
—¿Qué pasó en la zona serrana de Concordia que se ha estado desangrando?- se le pregunta a jefe policíaco.
—Fíjate que la zona esa, lo que pasa con esos delincuentes es que se mueven de la zona límites del estado de Durango, para acá, a los últimos homicidios que hubo hace como cerca de un mes en Concordia, donde privaron de la vida a tres personas. Pero los tenemos plenamente identificados, estamos solicitando órdenes de aprehensión, en su momento, verdad, que sea posible esperar el mejor momento para detener a esas personas, y presentarlas ante la autoridad correspondiente…
—¿Ya los tienen plenamente identificados?
—Sí.
—¿Por el ‘modus operandi’, como se dice en la policía, la
gavilla identificada tiene relación con otros atentados en esa zona
serrana?
—Por el modus operandi sí tienen relación con otros que hubo para acá por el otro lado para el lado de San Marcos y para acá para arriba.
—¿El atentado contra los policías estatales en la carretera nueva de La Puerta de San Marcos?
—Ándale, ándale, por ahí va, la que hubo en la Picachos, es la relación que puede haber ahí.
—Allí en la zona serrana se están cometiendo puros delitos de alto impacto…
—Mira, hemos incursionado nosotros para allá y hemos llegado hasta el Tecomate y más adelante del Tecomate de la Noria, en coordinación con el Ejército, y no hemos encontrado ahorita ninguna evidencia que nos diga que por ahí estuvieron. Pero se mueven, porque ven que va la autoridad y se mueven más para lo alto de la sierra. Pero toda esa información nos sirve para nosotros ir alimentando la averiguación previa y solicitando de un momento a otro las órdenes de aprehensión correspondiente.
—¿Es un grupo muy numeroso?
—No, no, y son gentes que vienen de otros estados y se juntan.
‘La zona del miedo’
Los pueblos serranos tomados por asalto y el terror de los sicarios,
que colindan con el estado de Durango, en riesgo de desaparecer,
golpeados por la violencia criminal de los grupos delictivos que están
en constante movimiento para burlar a la justicia, son El Tiro, La
Cieneguilla, Aguacaliente del Zapote, El Llano, Zaragoza, El Platanar de
los Ontiveros, El Naranjito y El Pueblito.
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