martes, 11 de junio de 2013

SAN IGNACIO RÍO MUERTO ( X )



Levántate y mira la montaña de donde viene el viento, el sol y el agua, tú que manejas el curso de los ríos, tú que sembraste el vuelo de tu alma.

Levántate y mírate las manos para crecer estréchala a tu hermano, juntos iremos unidos en la sangre hoy es el tiempo que puede ser mañana

Víctor Jara
 
Rubén Duarte Rodríguez / Dossier Politico
Al general Francisco Arellano Noblecía, Jefe del Estado Mayor Policial con el gobierno perredista de Marcelo Ebrard, comandante de la Policía Federal Preventiva (PFP) con el presidente Vicente Fox, entre muchos otros cargos que ha desempeñado, se le acusa de ser el responsable directo de la masacre de siete campesinos sonorenses conocidos como los mártires de San Ignacio Río Muerto.

El crimen, que fue cometido el 23 de octubre de 1975, ocasionó la caída fulminante del gobernador Carlos Armando Biebrich y encendió la mecha de las grandes movilizaciones campesinas que desembocaron al año siguiente en el decreto presidencial de Luis Echeverría, mediante el cual se expropiaron 100 mil hectáreas en los valles del Yaqui y del Mayo para entregarlas a los campesinos de los grupos solicitantes de tierra, en el que, a la postre, sería el último acto significativo de la malograda reforma agraria.

En su libro “Biebrich, crónica de una infamia”, publicado a finales de 1978, el periodista Jesús Blancornelas relata que, una madrugada, la dirigente campesina Rosa Delia Amaya le avisó por teléfono los planes para la invasión de las tierras en San Ignacio Río Muerto.

“Rosa Delia encabezó uno de los grupos –muy numerosos por cierto- que entre la noche del 19 de octubre y la madrugada del 20 invadieron grandes, muy grandes extensiones agrícolas propiedad de los hombres pudientes de Cajeme... Otro de los líderes en la invasión fue Juan de Dios Terán, quien además había sido el enlace entre Celestino (Salcedo Monteón, líder de la CNC) y los estudiantes normalistas de El Quinto, famosos en aquel entonces por su radical línea izquierdista que llegaba a los linderos de la guerrilla” , escribió entonces el co-director del semanario Zeta de Tijuana.

 La obra, escrita por encargo para probar la inocencia del ex gobernador Carlos Armando Biebrich frente a la matanza que finalmente lo obligó a “renunciar” a su puesto, es rica en detalles que acusan directamente a Arellano Noblecía como el principal orquestador y ejecutor de ese crimen.

Blancornelas nos cuenta que el gobernador, presionado por los organismos de agricultores, dio instrucciones al Procurador de Justicia del Estado, Miguel Ángel Cortés,  para organizar el desalojo y la aprehensión de los campesinos invasores.

“Luego Biebrich llamó a su jefe de la Policía Judicial, el joven teniente coronel Francisco Arellano Noblecía... (que) partió hasta San Ignacio Río Muerto acompañado de unos setenta agentes judiciales a los que se sumaron otros tantos militares al mando del coronel de caballería Juan de Dios Calleros Aviña” , prosigue el relato.

El desalojo se inició a las cinco de la mañana y al llegar los policías y soldados al Block 717, Arellano Noblecía amenazó a los dirigentes del movimiento Juan de Dios Terán Enríquez y a Heriberto García Leyva, que representaban a unos trescientos solicitantes de tierra y quienes acudieron desarmados a parlamentar.

-Traigo una orden de aprehensión para ustedes y también para que desalojen estos terrenos- fue la orden del jefe judicial.

-¡No señor, de aquí no saldremos!- le respondió García Leyva

-¡No, de aquí no salimos!- se le unieron en coro los demás campesinos.

Blancornelas cita una nota del periódico Excélsior de la ciudad de México, firmada por el reportero Guillermo Mora Tavares, que incluye declaraciones del campesino sobreviviente Miguel Ángel Robles, que le dijo a Arellano: “No queremos pleito, estamos desarmados. Lo que queremos es la tierra, pero si quieren matarnos, si vienen a eso, aquí estamos, mátenos como perros. Se alejaron un poquito y empezaron a disparar... Juan de Dios Terán alzó los brazos en señal de rendición y se acercó hacia el coronel Arellano Noblecía a expresarle que abandonaría el predio para no exponer a la gente. Pero no lo dejó hablar. Lo acribilló”.

La balacera duró dos minutos. Los muertos y heridos cayeron de un solo lado, acribillados por balas disparadas por rifles M-1, arma reglamentaria del ejército. Los muertos fueron Juan de Dios Terán, Rafael López Vizcarra, Gildardo Gil Ochoa, Miguel Gutiérrez, Rogelio Robles Ruiz, Benjamín Robles Ruiz y Enrique Félix Félix.

 “Unos recibieron el disparo en la nuca, cuando los tenían hincados. Otros en la sien. A Manuel Gutiérrez en el costado izquierdo, a la altura de la cintura. A Rogelio Robles Ruiz en la cabeza, de arriba hacia abajo. Le salió poco arriba de la nuca. Otro en el pecho, también de arriba a abajo” , detalla Blancornelas de acuerdo con los certificados de autopsia emitidos por los doctores Gustavo Ayala Leyva y Eduardo Escalante, del Cuerpo Médico Legista de Ciudad Obregón.

“Adolfo Hernández, otro de los invasores, narró cómo Juan de Dios Terán, líder del grupo y de 27 años, fue ametrallado cuando estaba rendido con las manos en alto. A los otros los ametrallaron por la espalda. A Benjamín Robles lo tiraron como un perro. Lo dejaron desangrarse hasta que murió” , consigna el reportaje citado.

Blancornelas asegura que el gobernador le ordenó a Arellano el desalojo y la aprehensión de los dirigentes de la invasión advirtiéndole que no utilizara la violencia y no respondiera a las agresiones. Culpa entonces al general de División Hermenegildo Cuenca Díaz, en ese tiempo secretario de la Defensa Nacional, quien supuestamente ordenó al jefe de la Zona Militar, General Juan Belmonte Aguilar, la evacuación “a como diera lugar”. En apoyo a estas afirmaciones asegura que tanto Arellano como Belmonte le confesaron “bajo presión” a Biebrich haber recibido esas órdenes del general Cuenca Díaz. Otro argumento que presenta como prueba de sus aseveraciones, es que al día siguiente, sin haber renunciado a la jefatura de la PJE, Arellano fue dado de alta en las Guardias Presidenciales. En esta misma línea, el periodista menciona a Augusto Gómez Villanueva, entonces Secretario de la Reforma Agraria (SRA); a Celestino Salcedo Monteón,  Alfonso Garzón, Humberto Serrano y Juan Rodríguez, quienes formaban parte del llamado “Pacto de Ocampo”, y al subsecretario de la SRA, Félix Barra García. A todos ellos los consideró parte de la conspiración que fraguó la matanza con el único objetivo de quitar a Biebrich de la gubernatura.

Los testimonios coinciden en que Arellano Noblecía asesinó a traición a Juan de Dios Terán y que, como jefe del operativo, fue también el que dio la orden a los policías y soldados de disparar sobre los campesinos inermes. Pero ¿a quién obedecía Arellano Noblecía? ¿No eran acaso sus jefes el gobernador Carlos Armando Biebrich y el procurador de justicia del estado Miguel Ángel Cortés?

¿Los asesinatos de los campesinos de San Ignacio Río Muerto no fueron acaso la continuación de la misma política de mano dura de Biebrich que condujo en febrero de 1974 a los asesinatos de los estudiantes José Shepperd y Andrés Peña?

El general VS El Imparcial

Un reportaje de Juan Ruiz Healy[1] publicado en noviembre de 2001 señalaba que el diario La Crónica de Hoy publicó una entrevista con el comisario general y coordinador de las Fuerzas Federales de Apoyo de la Policía Federal Preventiva (en el sexenio de Fox), el general Arellano Noblecía, en la que éste último acusó al periódico El Imparcial de Sonora de haber recibido dos cheques girados por el narcotraficante Rafael Caro Quintero, a nombre de Impresora S.A. de C.V., razón social del diario, por 66.6 millones de pesos y 2.6 millones de dólares, en 1981 y 1983, respectivamente. Al día siguiente, José Santiago Healy Loera, declaró que la acusación era "una burda maniobra del general que pretende desviar la atención de un hecho histórico aún no esclarecido". Se refería ni más ni menos que a la matanza de San Ignacio Río Muerto. El Imparcial hizo una serie de investigaciones sobre la participación de Arellano en ese hecho sangriento; según Healy Loera, esa fue la razón por la que decidió arremeter contra la cadena periodística de la que entonces era presidente y director general.

Arellano Noblecía argumentó en la entrevista de La Crónica de Hoy que el trabajo del diario sonorense es parte de una campaña orquestada por el narco en contra suya. En entrevista le preguntaron al general:

-¿Por qué sólo murieron campesinos y ningún agente resultó herido (en la masacre de San Ignacio)?

-Porque los campesinos saben arar la tierra, no combatir, y nuestra gente estaba preparada-respondió.

-¿Quién se lo ordenó?

-El gobernador (Carlos Armando Biebrich), y el procurador Miguel Ángel Cortés Ibarra, que ahorita es procurador otra vez (en el sexenio del gobernador Armado López Nogales.

-¿Qué pasó después de las muertes?

-Nada, si lo que querían era que cayera Biebrich.

Dice Ruiz Healy que el caso de los campesinos asesinados en San Ignacio Río Muerto llegó a Los Pinos, cuando el entonces secretario particular del presidente Vicente Fox, Alfonso Durazo Montaño, recibió a una comitiva de familiares y testigos que le exigieron se castigue a los culpables de la masacre, y obtuvieron la promesa de que habría solución justa para los que murieron en San Ignacio, pero especialmente, que no habría impunidad.

Por su parte, el general declaró que le "llamaron personajes muy importantes del Congreso de la Unión para proponerme que me reúna con los señores (de El Imparcial), pero no veo para qué, ya dijeron de mí lo que quisieron en sus periódicos… ni modo que vayamos a hablar como cuates, con un apretón de mano y un abrazo y que cada quien se quede con sus golpes."

Lo cierto es que un jefe policiaco con la trayectoria criminal y represiva de Arellano Noblecía lo mismo ha servido a gobiernos priistas, panistas y perredista.

Prueba de ello fue su participación en el diseño de la estrategia del operativo represivo del 1° de diciembre de 2012, ejecutado con lujo e violencia en la toma de posesión de Enrique Peña  Nieto como presidente de la República (1DMX).

 Lo cierto es que un jefe policiaco con la trayectoria criminal y represiva de Arellano Noblecía lo mismo ha servido a gobiernos priistas, panistas y perredistas, y lo ha hecho por más de 45 años en la más completa impunidad, durante los cuales ha sido Coordinador General de las Fuerzas Federales de Apoyo y Comisario General de la Policía Federal, Jefe del Estado Mayor Policial de la SSPDF, agregado militar en las Embajadas de México en Argelia, Siria e Irak. De hecho el general fue el formador de las primeras Fuerzas Federales de Apoyo en la extinta Policía Federal Preventiva, que en su momento estuvo integrada por militares y marinos.

Entre los operativos en que Arellano estuvo al frente de las Fuerzas Federales de Apoyo destacan la recuperación de las instalaciones de la UNAM en el 2000; la reunión del Foro Económico Mundial en el 2001 y la reunión de la Organización Mundial del Comercio en el 2003 –ambas en Cancún–, y la Cumbre de las Américas que se realizó en Monterrey en el 2004.

http://www.veinformativo.org/revelan-que-dario-chacon-y-luis-rosales-gamboa-eran-los-mandos-del-operativo-del-1d/

(DOSSIER POLÍTICO/ Rubén Duarte Rodríguez / 2013-06-10)

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