martes, 11 de junio de 2013

LOS JUICIOS ORALES, UNA FALACIA

Martín Ávila. Desastre en puerta.
Sinaloa innova en su sistema judicial sobre patrañas mediáticas

En Sinaloa, la evolución al nuevo sistema penal acusatorio, que mediáticamente se ha denominado juicios orales, transita sobre mentiras legales, mitos institucionales, e incompetencias gubernamentales, en fin, simulación pura, afirmó el decano de la defensoría de oficio, Martín Ávila Miramontes.

Por ello vaticinó que el nuevo modelo de justicia que se instalará en la entidad a partir del 2014, está condenado al fracaso. “A un irremediable descalabro, al abismo, porque no hay un trabajo de fondo, de sustento académico, sino solo de ocurrencias, en donde cada quien opina y ejecuta planes y proyectos, siendo perfectos ignorantes del caso. Pobre de nuestro estado, pobre de los ofendidos, de los acusados, porque será un fiasco. Si hoy estamos fritos con un sistema judicial, de procuración de justicia caducos, con la innovación estaremos calcinados, porque nadie sabe cómo funciona con exactitud”.

Con una década de experiencia en el estudio nacional e internacional  y práctica del Sistema de Litigación en Materia Penal en los Juicios Orales, Controversiales y Públicos en el Instituto Federal de Defensoría Pública, incluso en Chile, donde nació la modalidad de juicios orales, Ávila Miramontes comentó que este fue tan exitoso que se replica en el mundo entero bajo un modelo ya probado y que incluso resulta más económico que los juicios por jurado.

“Pero en Sinaloa solo hay improvisación”, advierte.

Sin embargo, reconoció que no está todo perdido, porque aún hay tiempo para retomar el rumbo, trabajar a marchas forzadas, sin descanso, y modificar lo hecho hasta ahora. Para ello, el gobernador Mario López Valdez debe dar un “golpe de timón” en su política sobre los juicios orales, callar a los necios que solo lo engañan y lo conducen a ser ejemplo nefasto para la justicia, escuchar nuevas opiniones, rectificar y acelerar los cambios”.

Muchos de los funcionarios del gobierno actual no saben lo que hablan, pero opinan y se hacen escuchar, y lo peor es que les hacen caso.

El nuevo sistema penal acusatorio es un cambio tal que los litigantes, ministerios públicos y jueces, deben de estudiar español y lenguaje corporal (teatro), como materias básicas, porque los alegatos serán eso, con argumentos precisos, sin ambigüedades, y en donde el que no sepa expresarse hundirá a su defendido o exonerará a su acusado. “Aquí rodeamos todo, repetimos todo, cantinfleamos todo, y eso demuestra incapacidad para comunicar eficientemente… sería una pifia atroz”.

Explicó que contra lo que se cree, los juicios orales son expresión y actuación, en donde el juez, defensor, fiscal, el imputado y la víctima, tendrán un rol, y deberán estar presentes, porque desde el arranque habrá polémica, negociaciones y acuerdos. Todos tendrán el mismo nivel, y accederán a las pruebas que uno y otro presenten, para desvirtuarlas, pues el defensor tendrá acceso a la carpeta informativa de investigación policial, que en México será aportada por la gendarmería, pero que en Chile lo hacen los carabineros. Esta es una policía totalmente científica, incluso, superior, en estos momentos, al FBI u Scotland Yard, dijo.

Alrededor de ellos, estará el público.

La investigación policial, las pruebas testimoniales y peritajes tendrán el mismo valor, y podrán ser desvirtuados por contradicciones de los autores, que deberán de defenderlos de memoria, sin asesoría de ninguna clase y ni apuntes, por lo que todos ellos deberán ser expertos. En caso de engaño o de manipulación, la indemnización es procedente, ya sea por el Estado o por el particular.

Para conseguir esos expertos, las escuelas de Derecho debieron haber modificado sus retículas hace años, pues aún enseñan derecho penal bajo el sistema inquisitorio, en donde el Ministerio Público aporta pruebas, el juez se va con ella y se llega al caso en que el acusado es detenido sin tener derecho a la defensa, y luego, accede a ella estando privado de la libertad, comentó.

Ese estudio ya se encuentra desfasado, pues esos abogados no tendrán cabida en los juicios orales, porque desconocen lo que en ellos ocurrirá.

“Y ante una mala defensa, el abogado puede ser acusado por el cliente.

Para aliviar el desfase en la enseñanza, las escuelas con carrera de derecho están haciendo barbaridades, como diplomados, cursos de titulación, maestrías, entre otras posibilidades de estudios, pero sin conocer a cabalidad lo que son los juicios orales, porque no se han empeñado en conocer a fondo el tema.

Afirmó que una década atrás, la UNAM se preocupó en contratar a los mejores asesores en juicios orales para modificar sus materias, y en esa actualización se sustentó el Instituto Federal de Defensoría Pública, que inició a la par con su capacitación profesional.

Frase:
“Sinaloa hace barbaridades con los juicios orales”.
—Martín Ávila. Decano de defensoría pública.

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