De la Redacción
(APRO).- MÉXICO, D.F.
De acuerdo con el semanario financiero londinense
The Economist, los legisladores mexicanos son los mejor pagados de toda América
Latina, después de los brasileños, y también son los que trabajan menos días:
Sólo 195 al año.
Un artículo de la versión impresa de esa
publicación indica que en los últimos seis años diputados y senadores se han
caracterizado por su negativa a aprobar reformas cruciales para el país, lo cual
contrasta con los salarios privilegiados que perciben: 11 mil 200 dólares
mensuales.
“Aún cuando exista consenso, el Congreso se las
ingenia para estar en desacuerdo (…) las reformas languidecen mientras los
legisladores subtrabajan”, señala The Economist en su artículo titulado La
siesta del Congreso, la legislatura de no hacer nada.
Agrega que el rechazo a las propuestas de
reformas impulsadas por el presidente Felipe Calderón y el Partido Acción
Nacional (PAN), se debe en gran parte –según lo consideró el semanario– a que
“los congresistas están casados con sus partidos”.
También destaca: “Después de una quincena de
fiestas navideñas, los mexicanos volvieron a trabajar hace dos semanas. O más
bien, la mayoría de ellos lo hizo. Los 500 diputados y 128 senadores terminarán
sus vacaciones en febrero”.
Afirma que en el Senado “muchos legisladores del
PRI tienen deudas políticas con el aspirante presidencial Enrique Peña Nieto, y
éste no quiere dar al PAN ninguna victoria antes de las elecciones de
julio”.
Y remata: “Cuando votan, lo hacen más para
bloquear a los rivales que para aprobar reformas”.
“El estancamiento en San Lázaro explica en parte
por qué la Presidencia de Felipe Calderón, que termina en diciembre, ahora se ve
como pólvora mojada de seis años.
Calderón ha identificado muchos de los cuellos
de botella en México pero la mayoría de sus propuestas han fracasado en el
Congreso. Una modesta reforma fiscal aprobada en 2007 sólo se facilitó a cambio
de una ley electoral favorable a la oposición”, refiere.
The Economist cita igualmente la reforma laboral,
que el PRI rechazó en 2010 “para proponer una similar después, así como el
retraso de 14 meses en el nombramiento de tres consejeros electorales, mientras
que para elegir un ministro de la Suprema Corte de Justicia, los diputados se
tardaron ‘sólo’ 15 meses”.
“El futuro de México es incierto, pero sus
legisladores tienen mucho tiempo para reflexionar en sus vacaciones de verano,
que comienzan en abril”, señala el semanario.
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