domingo, 18 de diciembre de 2011

ATROPELLOS ÉLITE EN SINALOA



Martín Durán   
Encabezado por el mayor Alfredo Mejía Pérez, —otrora coordinador del tristemente célebre Grupo Centauro— el Grupo Élite de la Policía Estatal Preventiva ha sido señalado en su campaña contra la delincuencia en Navolato de atropellos sin cuento, arrestos ilegales, cateos extrajudiciales y sobre todo de sembrar el temor entre la población civil que, mientras ve el paso de los comandos ejecutando a personas, resiente las vejaciones y los abusos de la corporación.


A María del Carmen le pareció que aquellos policías vestidos de azul marino y con el rostro cubierto le dispararían delante de su hijo de tres años, a mediados de noviembre, cuando irrumpieron en su casa de la colonia Las Vegas buscando armas y drogas.

Aterrorizada vio cómo tumbaron la puerta, cómo revolvieron el domicilio y ella misma sintió cómo la maltrataron verbalmente, exigiéndole que dijera en dónde estaba la droga, las armas. Su marido, Israel Vargas, no se encontraba esa tarde de noviembre y ella solo recuerda cómo lloraba el niño rodeado de los hombres que portaban fusiles.

Desde entonces, asegura, su pequeño hijo cada que ve una patrulla rondar suelta el llanto, entra en pánico. A Israel lo detuvieron días después, afuera de un taller mecánico no muy lejos de su casa.

La mujer relata que lo golpearon a culatazos hasta hacerlo vomitar sangre, pero el Grupo Élite envió un comunicado en el que indicó que Vargas vendía drogas a los “viciosos del barrio”. No dice que se resistió al arresto ni que lo golpearon, solo que portaba 15 gramos de “cristal” en el pantalón y que lo detectaron al ver al sujeto sospechoso arriba de una camioneta.

María del Carmen cuenta otra cosa distinta. “Me cuidas mucho a mi hijo”, recuerda que le dijo su esposo cuando alcanzó a llegar, descalza y corriendo, con apenas un hilo de aire, hasta el taller donde lo tenían y donde otras personas vieron la detención. “De su boca le salió sangre y así lo subieron a una patrulla y se lo llevaron”, refiere la mujer.

Más de 20 horas después de que se lo llevaron, ella no sabía dónde estaba hasta que la Secretaría de Seguridad Pública envió en comunicado donde señalaba que Israel vendía drogas en la colonia.

“Yo les voy a abrir”
A Isabel le detuvieron a su hijo de 16 años en Limontita junto con sus dos hermanos más chicos que él. Después de “jalonearlo” se lo llevaron y le achacaron que traía droga. Lo golpearon y más tarde lo boletinaron. Al día siguiente los periódicos publicaron que era un narcomenudista más de Navolato.

Pero Isabel, al contar la historia a Ríodoce, relata que un par de noches antes irrumpieron en su domicilio. A pesar de que les gritó desde adentro horrorizada, que ella abriría la puerta, los élites prefirieron forzarla y destrozarle la chapa.

“¿Por qué me tumban la puerta si yo les dije que les iba a abrir?”, les espetó la mujer una vez que se tranquilizó. Los policías, por fortuna, no revolvieron su casa, solo llamaron a su marido y platicaron con él afuera. Buscaban a una persona que alguien les dijo que vivía en esa casa.

Los habitantes del domicilio dijeron que al que perseguían no tenía domicilio ahí, pero los policías se empecinaron en que un informante les avisó que vendían drogas. Del hombre por el que preguntaron traían una foto y al no ubicarlo se marcharon. “Siempre fueron como siete patrullas y eran más de 20 policías encapuchados”, comenta Isabel.

Fue cuando ocurrió el arresto de su hijo en Limontita. Era domingo. Después de llevárselo lo pusieron a disposición del Tribunal de Menores. Ya el lunes, tras declarar, fue dejado en libertad, refiere la madre. Según ella, no coincidía la versión de los policías, pues en el parte pusieron que lo habían detenido en un lugar muy distinto y bajo distintas circunstancias.

“Me preocupa que le va a quedar esa mancha, el antecedente de que lo involucraron, y en Internet aparece que vendía droga”.

Las ambigüedades de la lucha
Nunca antes como ahora, tras ocho meses de haber sido creado por el Gobierno del Estado para abatir los índices delictivos en zonas más conflictivas del estado, le habían llovido quejas al Grupo Élite de la Policía Estatal.

Ni en su paso por Mazatlán o por Guamúchil, las fuerzas estatales habían estado en el foco de la atención de los organismos de derechos humanos. La Comisión de la Defensa de los Derechos Humanos de Sinaloa (CDDHS), presidida por Leonel Aguirre Meza, informó que en estos tres meses que lleva este cuerpo policiaco en Navolato ha registrado siete quejas contra los agentes.

Aguirre Meza, en entrevista, afirmó que su organismo está a favor de que el Estado, como autoridad, entre a las zonas más afectadas de Sinaloa para combatir el crimen, pero también buscando la legalidad, apegado a derecho en todo momento.

“La actuación de la Policía Élite en Navolato está dando mucho de qué hablar, estamos viendo que la Policía no actúa en el marco legal que está estipulado”, remarcó el titular de la CDDHS.

Dijo que a este organismo no gubernamental han estado llegando quejas, pero hay otras en donde las personas no se atreven a denunciar por temor a ser blancos de ataques, porque en Navolato no solo hay que cuidarse de los delincuentes, sino también de los policías.

María del Carmen Gaspar, al momento de hacer la denuncia pública, apuntó que vía telefónica fue intimidada por supuestos agentes del Grupo Élite. Le marcaban desde el celular de su esposo para molestarla.

Leonel Aguirre explicó que en ningún momento la CDDSH se opone a los operativos, incluso que estos se dieron a raíz de la casi desaparición de la Policía Municipal. “La respuesta a la inseguridad que había en el municipio fue el Grupo Élite, cosa que nos pareció algo bueno, pero en el límite de los derechos humanos no están actuando bien”, calificó el defensor.

La transmutación de la Policía Élite

Por un lado, los agentes élites comandados por el mayor Mejía, director de la PEP, detienen y encarcelan a ladrones de comercio, de vehículos, ejecutan órdenes de aprehensión, inhiben los robos y capturan presuntos narcomenudistas.

Por otro lado, el uso excesivo de la fuerza pública contrasta con lo que oficialmente sostienen los mandos policiacos y funcionarios del área de seguridad.

Testimonios recogidos por este semanario revelan que al principio de la llegada de la Policía Élite los navolatenses agradecieron al menos las caravanas de patrullas que se paseaban por las calles del municipio. Pero tres meses después esa lucha del Estado comienza a desvirtuarse, según opinión de vecinos de Navolato.

“A todo mundo los ven como halcones, como informantes, nadie puede acercarse a ver un muerto que tiraron porque ya son parte de los delincuentes”, señaló una persona que fue testigo de cómo algunos policías insultaban a civiles cuando pasaban por la escena de un crimen.

“Llegaron bien, se miraban las patrullas en las calles y a uno eso le daba confianza, mucho Gobierno en las calles da confianza, pero ahora la actitud de la gente del Grupo Élite cambió, no queremos que se salgan, sino que vayan por los que de verdad la deben”, continuó el navolatense entrevistado.

Y a pesar del operativo instalado, los homicidios no disminuyen, pues estadísticas de la Procuraduría General de Justicia del Estado revelaron apenas la semana pasada que Navolato subió del tercero al segundo lugar dentro de los municipios con más crímenes, siendo superado por Culiacán, donde se concentran la mayoría de los asesinatos.

En octubre se registraron 16 homicidios en el municipio cañero, a diferencia de noviembre que cerró con 18. Mazatlán fue desbancado al tercer sitio durante el mes pasado y Ahome relegado al cuarto lugar, pese a ser ciudades con mayor número de habitantes.

“No tenemos ninguna queja”: Córdova

“Yo invito a todos los ciudadanos que se sientan agraviados por alguna corporación de esta Secretaría a que vengan y levanten una queja, y suplico a cualquier organización no gubernamental que defienda derechos humanos que se acerque y nos entregue las quejas que pudieran tener en su institución, no hemos recibido ninguna queja de ninguna comisión, incluyendo la Comisión Estatal de los Derechos Humanos”, declaró Francisco Córdova Celaya, secretario de Seguridad Pública al ser cuestionado sobre el tema.

Cuando se le confirmó que la CEDH que preside Juan José Ríos Estavillo sí recibió una queja contra la Policía Élite, indicó que de manera oficial no se les ha notificado nada.

“No nos han notificado, ¡que nos notifiquen!, puede haber cien quejas pero si no nos notifican no podemos saber de qué se trata”, exclamó Córdova Celaya.

“Tenemos tres meses en Navolato, estos policías han de tener contacto con mil personas diariamente”, argumentó.

—¿Andan estresados los policías? —le preguntó Ríodoce.


—No andan estresados, nuestros policías traen la camisa bien puesta; vayan a Navolato y pregúntele a la sociedad, nunca vamos a atropellar los derechos de nadie.

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