miércoles, 23 de noviembre de 2011

JAVIER SICILIA: SIGO HASTA LA MADRE

 “La delincuencia de Hank Rhon es conocida de todos. Ahí está. El tipo debía estar en la cárcel, no está en la cárcel”

 El poeta presentó su libro en Tijuana. “Tenemos que ciudadanizar el Estado y los partidos”, sentencia sin titubear. “Yo se lo dije al Presidente (Felipe Calderón), si el crimen está como está, es porque el Estado no está haciendo su trabajo y porque también tiene elementos criminales”. Criticó la ceguera y pequeñez política, en lugar de una actitud para abordar la problemática de una manera holística.

Enrique Mendoza Hernández
Isaí Tonatiuh Lara Bermúdez
El poeta Javier Sicilia presentó en Tijuana su libro “Estamos hasta la Madre” (Planeta, 2011), gracias al programa Rumbo a la 30 Feria del Libro de Tijuana que coordinan Pilar de Pina y el Instituto Municipal de Arte y Cultura (IMAC).

La cita fue el jueves 17 de noviembre en la Casa de la Cultura de Tijuana, donde el escritor compartió su obra, que consta de una selección de 100 textos publicados en Proceso y La Jornada entre 1997 y 2011.

Los editores de Planeta han organizado los artículos del pensador en cuatro capítulos que inmediatamente remiten a las espinosas temáticas: La Democracia: El Valor del No; Felipe Calderón, el Camino Contrario; Narcotráfico, la Barbarie y La Iglesia, esa Puta Casta.

“Estamos hasta la Madre” es, pues, una lectura fundamental para entender el pudrimiento del Estado mexicano.

El intelectual se dio tiempo para platicar con ZETA. A continuación la entrevista:

¿Cómo podría describir estos últimos meses encabezando diversas marchas por el país, dirigiendo el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad?

“Yo los describo de una manera: han sido meses muy dolorosos, pero paradójicamente, muy llenos de cierto gozo porque, así como hemos visibilizado el dolor del país, la gran herida que tiene el país, la gran deuda que tiene el Estado con tanta víctima por 50 mil muertos o más, más de 10 mil desaparecidos, más de 120 mil desplazados.

“Por otro lado, hemos descubierto a partir de la visibilización de la emergencia nacional, de la llaga del país, una gran reserva moral. La fuerza, la moral ciudadana que se ha unido al movimiento, que ha arropado al movimiento, las víctimas que se visibilizan y que se sienten nuevamente parte de un país y exigiendo justicia. Toda esta reserva moral tan importante para los momentos tan difíciles que vive el país, en que pareciera que no hay salida para el país; ahí creo que está concentrada esa paradoja y ese doble rostro que hemos podido encontrar en el país”.

“Estamos hasta la madre, de ustedes, políticos”, dijo el 3 de abril último. ¿Entendieron los políticos ese mensaje, el reclamo?

“Yo creo que no a profundidad, y no todos, porque tenemos políticos de una pequeñez inmensa, por desgracia. Todavía con estos viejos vicios que vienen de las estructuras priistas, que han hecho de la política y del Estado un motín. Ahorita hay que ver los bunkers en los que están encerrados los legisladores, no tienen ni ventanas hacia afuera en esta lejanía terrible que hay entre el Estado y la ciudadanía. Creo que no se han dado cuenta, más que algunos tímidamente, de la emergencia nacional y de la necesidad de lo que hemos estado hablando, de generar un gobierno de unidad nacional y una agenda de unidad nacional, porque el país está balcanizado por el crimen y en ello están implicados mucha gente que está en el Estado y en los partidos.
Hemos insistido que las elecciones van a ser las elecciones de la ignominia, y ya las empezamos a ver. En la forma en que salen a la elección los partidos, en que se está comportando el gobierno, los legisladores, los jueces, el propio Ejecutivo, estamos viendo que no han entendido nada. Parece que ellos viven en un país que está en paz, y esto va a poner en riesgo precisamente la frágil democracia que apenas hemos conquistado”.

¿Sigue Javier Sicilia hasta la madre?

“Sí, absolutamente. Es una palabra muy ambigua, sin embargo creo que es una palabra en la que nos reconocemos todos los mexicanos. Digo ambigua porque, sobre todo para las feministas, parece un insulto, pero no. Estar hasta la madre es que ya nos tocaron lo más sagrado. El mexicano tiene una relación muy profunda con la madre, por eso la mentada de madre es tan insultativa en este país, porque la madre es una figura sagrada. Y decir estar hasta la madre es ya nos tocaron lo más sagrado. Eso lo que concita a las movilizaciones, lo que concita a la dignidad, lo que concita a la movilización, al señalamiento y a la exigencia de la justicia y la paz; y esto sólo puede expresarse a través de esa dignidad que está en la reserva moral del país, y que el propio movimiento ha visibilizado con su dolor. Entonces, yo sigo estando hasta la madre, y estaré hasta la madre hasta que este país no encuentre su paz, su justicia”.

¿Nos ha servido estar hasta la madre?

“Sí, yo creo que se ha visibilizado la llaga porque éste no es un movimiento nuevo, es la acumulación de muchas movilizaciones. Creo que se va tomando una conciencia el ciudadano poco a poco, lentamente, de su necesidad de participar, porque si el país está como está, los ciudadanos también somos responsables, porque les hemos dado un cheque en blanco a la clase política y hemos reducido todo, de dos sexenios para acá, al voto, y no hemos contribuido a hacer gobierno. Es decir, los mexicanos apenas nos estamos dando cuenta que los gobernantes son servidores públicos, no una clase política; que los gobernantes tienen que rendir cuentas a los ciudadanos y tenemos que tener una gran participación, tenemos que ciudadanizar el Estado y ciudadanizar los partidos, romper la gran partidocracia que se ha construido después de la caída del PRI. Creo que éste es un despertar que empieza una toma de conciencia. Creo que donde se ve más claramente no es en la exigencia de las víctimas de la justicia, sino en uno de los rubros que estaba en el documento que se leyó el 8 de mayo en el Zócalo de la Ciudad de México, que es la reforma política; la reforma política es el rostro más claro de esa necesidad de que los ciudadanos tengan una participación más directa en el gobierno, ¿cómo?, pues esa reforma nos permitiría una participación ciudadana, a candidatos civiles, plebiscito, revocación de mandato; es decir, una serie de figuras, voto blanco, que hacen que el ciudadano tenga una participación y una fiscalización en los propios gobernantes. Hasta ahorita la democracia ha reducido al voto, pero quien fiscaliza a los malos funcionarios. Yo pedí la renuncia de García Luna y no pasó nada. Pedí la renuncia del gobernador de Morelos, el presidente municipal de Cuernavaca, del presidente municipal de Temixco, y no pasó nada”.

¿Qué lectura le da al hecho de que por parte del gobierno federal y legisladores no hayan aceptado estas propuestas que nos plantea?

“Lo primero que a uno le viene a la mente y después de haber hablado tanto con Gobernación, con el finado Blake, que en paz descanse y con el Presidente (Felipe Calderón), parece más una ceguera política, una pequeñez política, que una verdadera actitud de tratar de abordar la problemática de una manera holística, y ésa es la impresión que uno tiene. Pero quizá detrás de todo esto hay demasiados intereses políticos, demasiados intereses quizá con el gobierno norteamericano, no sabemos, pero la primera muestra es que parece verdaderamente una estrechez política, porque no somos nada más un movimiento que protesta, somos un movimiento que ha llenado de contenidos junto a otros actores; el movimiento trabaja, camina junto a muchas otras organizaciones civiles y con muchas agendas; entonces, no nada más nosotros hemos hecho propuestas con expertos que se han acercado al movimiento. No había por lo menos hasta ahora, antes de la muerte de Francisco Blake, una actitud de apertura a cambiar la Ley de Seguridad Nacional por una Ley de Seguridad Humana y Ciudadana que pusiera énfasis en el tejido social.

“En el segundo diálogo como que al Presidente Calderón se le movió algo, hay cosas muy inquietantes, el Presidente se sorprende que de repente, después de cinco años de guerra, las víctimas tenían nombre y apellido y había que hacerles justicia. En el último diálogo se sorprende del dolor y de la dimensión del dolor de los desaparecidos, y de crear un tejido social no desde la lógica de los programas de gobierno, sino de la lógica de trabajar con la gente; entonces, parece más estrechez política que otra cosa”.

¿Qué opina del doble discurso del gobierno del Presidente Calderón al crear la Fiscalía para la Atención a las Víctimas, pero al mismo sin otorgarle recursos de ningún tipo ni los alcances legales?

“Es otra vez esta ceguera que no se está dando cuenta de la dimensión de la emergencia nacional, ni de la dimensión de las víctimas. Es como si en la cabeza de esta gente que vive de cifras, encerrada en sus gabinetes, 50 mil el número, no les dice absolutamente nada. No son capaces, parece que carecen de una imaginación no sólo política, de imaginación humana, para poder pensar lo que significan 50 mil rostros, 50 mil personas. Todas estas muertes que además siguen impunes, que además no se han visibilizado totalmente sus rostros, sus historias, hay un montón de desplazados. Yo soy parte, mi familia es parte del desplazamiento, después de la muerte de mi hijo yo soy el único que quedo, mi familia se desplazó, se fue porque no podía enfrentar eso, no podíamos enfrentar ni la muerte ni la situación de la propia Morelos. Detrás de cada una de esas muertes, que ya es un horror, están los desplazamientos, las familias rotas, y no tienen imaginación; entonces se les hace muy fácil que una fiscalía para decir ‘estamos respondiendo a las demandas del movimiento’, pero no están respondiendo. Es como si quisieran apagar el movimiento por una demanda, pero la demanda no es del movimiento, la demanda es de la situación del país; a lo que tienen que responder es a la dimensión del problema, y eso es lo que no están viendo, por eso la fiscalía es tan pobre, por eso hay que empujarla, por eso hay que volverles a restregar y a ponerles de frente el horror que se está viviendo en el país, para que esa fiscalía adquiera rango de Estado, se le dé un buen presupuesto, porque el problema es muy grave, 50 mil personas. Creo que no hemos visto ni siquiera 50 mil cosas juntas, es muy grave que la fiscalía tenga rango de Estado, personal, está muy desequilibrada”.

¿Cuál sería el límite en los mexicanos que “estamos hasta la madre”?

“Eso no lo sabemos. A mí sí me asombra mucho la dejadez del mexicano, que su conciencia política y ciudadana no está a la altura de la circunstancia nacional. Es muy inquietante cómo ante la frase ‘estamos hasta la madre’ se convoca a una movilización nacional como hacía años no se daba, y así como se dio, que había agarrado mucha fuerza, que había mucha conciencia, así también se apagó. Los mexicanos tenemos que entender que si no nos movilizamos a esos niveles constantemente, no vamos a cambiar al país. La ciudadanía no ha tomado en cuenta que fue su movilización, esa movilización del 8 de mayo, la que hizo que se cimbrara el gobierno”.

 ¿Quién violenta primero, el crimen organizado o la fuerza del Estado?

“Yo creo que es una corresponsabilidad. Yo se lo dije al Presidente, si el crimen está como está, es porque el Estado no está haciendo su trabajo y porque tiene elementos criminales. Entonces, ya no sabemos dónde empieza el Estado y dónde termina el crimen”.

¿Debe negociar el gobierno federal con el crimen organizado?

“Todo depende de qué se entiende por negociación. Yo creo que los Estados Unidos tiene criminales y están ahí, criminales que están operando en territorio mexicano y, sin embargo, no tienen una guerra. Si hubiera un gobierno fuerte, hay una negociación con los cárteles, eso es irremediable con los criminales. Y ese gobierno fuerte acota su presencia y los contiene. Entonces, si no construimos un Estado fuerte, éticamente fuerte, verdaderamente responsable políticamente, pues entonces si hablar de negociaciones es hablar de complicidades criminales, de otra manera es acotar al crimen organizado. Los Estados Unidos sabemos que tienen mafias, pero saben que esas mafias saben que no se pueden brincar ciertos códigos; aquí se rompieron porque el Estado se rompió, porque el Estado salió a hacer una guerra equivocada. El hecho de haber sacado al Ejército es haberle dado rango a criminales de ejército; obligó a los criminales a armarse tan fuertemente como el Ejército. Pulverizó los pocos capos que más o menos podían tener códigos morales y los equilibrios se rompieron, y entonces se pulverizó el crimen organizado y ahorita ya hay una verdadera forma de que ni siquiera se puede negociar, ¿con quién se va a negociar si todos están pulverizados? El crimen brota como salir las paredes y los criminales están adentro también del Estado, ¿con quién se puede negociar en esas condiciones?

“No se trata tanto de negociar como de acotar; sólo se puede acotar cuando un Estado es sólido en ese sentido de lo que significa un Estado, el rostro moral de la política que controla y hace posible la vida ciudadana”.

“La espiral de violencia que han generado nos llevará a un camino de horror sin retorno”, refiere Usted en su libro. ¿Estamos ya en ese horror sin retorno?

“Ya estamos, y creo que va a ser sin retorno porque el gobierno no ha tomado conciencia de los partidos de la emergencia nacional; yo creo que vamos a ver, por desgracia, cosas peores. Ya empezamos a ver cosas peores, porque no se puede ir a elecciones en estas condiciones”.

Finalmente, ¿qué opina de que en el estado de Baja California Jorge Hank ha abierto la posibilidad de ser candidato a la gubernatura?

“La delincuencia de Hank Rhon es conocida de todos. Ahí está. El tipo debía estar en la cárcel, no está en la cárcel. Está apoyado por un partido. El mensaje a la nación es, ‘sabes qué – a los delincuentes-, pueden delinquir, puedes descabezar, pueden cercenar, pueden secuestrar, pueden desaparecer’; la cosa es cómo amarran el poder para que no los metan a la cárcel. Ése es el mensaje político”.

Muchas gracias.

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