Las encuestas de salida de
las elecciones para gobernador a Puebla el 1 de julio, daban ventaja al
candidato de Morena, Miguel Barbosa, sobre la candidata del PAN, Martha Erika
Alonso, esposa del ex gobernador Rafael Moreno Valle. Alrededor de cuatro
puntos daban la victoria a Barbosa, según las encuestas de salida, que se
fueron evaporando al avanzar el programa de resultados electorales, hasta que
esos datos le dieron la victoria a su adversaria. “Fue muy extraño”, admite un
experto en opinión pública, “porque nunca se había registrado que un candidato
opositor que encabezara las encuestas de salida, terminara perdiendo”.
De hecho, es tan raro lo que
ahí sucedió, que el cuadernillo de operaciones, mediante el cual las
autoridades electorales realizarían el conteo rápido, que siempre coincide con
el PREP, diera un ganador diferente al que salió. Barbosa ha impugnado el resultado
electoral, aunque Morena y el candidato triunfador de la elección presidencial,
Andrés Manuel López Obrador, sin haberlo abandonado, tampoco han insistido
tanto en que hubiera una irregularidad electoral.
Los incidentes violentos tras
la jornada electoral, no han permitido reflexionar fríamente lo que sucedió.
Pero un profesor de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán y doctor en
Matemáticas, Arturo Ederly, hizo un ejercicio que resultó muy ilustrativo sobre
las anomalías e inconsistencias que se registraron aquél domingo en Puebla.
Ederly analizó estadísticamente tres conjuntos de datos con la información del
conteo rápido realizado por el Instituto Nacional Electoral, el Programa de
Resultados Electorales Preliminares del Instituto Electoral poblano, y los
cómputos distritales que realizó el mismo órgano electoral estatal.
El análisis que elaboró fue
publicado en días pasados en la red, donde explicó que una vez que cerró cada
casilla la votación, los funcionarios de la casilla contaron los votos y
escribieron los resultados en el llamado cuadernillo de operaciones, cuya
información fue enviada al INE para la estimación del conteo rápido.
Posteriormente, agregó, transcribieron los datos en el acta de escrutinio y
cómputo, que alimentaron al PREP y los cómputos distritales del órgano
electoral estatal.
“En condiciones ideales, la
información de las casillas de la muestra para el Conteo Rápido del INE debiera
ser exactamente igual a la de esas mismas casillas, tanto en el PREP como en
los Cómputos Distritales del IEEP”, agregó Ederly. “En condiciones más
realistas, de haber errores en la transcripción, transmisión y captura de la
información, sería de esperarse, al menos, que dichos errores sean aleatorios y
por tanto que no puedan influir significativamente en el resultado final de los
cómputos distritales. ¿Qué ocurrió en la elección de gobernador de Puebla en
2018?”.
El análisis reveló anomalías
relevantes que, cuando menos, arrojan sospecha sobre el proceso electoral y la
victoria de Alonso. Ederly encontró un desbalance “preocupante” en la muestra
para el conteo rápido en dos de los 26 distritos electorales, el 1 y el 26,
donde no hubo balance entre casillas urbanas y no urbanas, y el número de
casillas por estrato tampoco fue proporcional. Esto, a decir de Ederly, produjo
una muestra aleatoria que no fue representativa, cuyo desbalance tampoco fue
mencionado en el informe del Comité Técnico Asesor del Conteo Rápido, “lo que
pone en tela de juicio la confiabilidad de las estimaciones”.
Ederly revisó la información
de 372 casillas –el mínimo estadístico necesario para el ejercicio- que le
proporcionó el INE al Comité, que debía coincidir con la información de esas
mismas casillas en los cómputos distritales. Sin embargo, en su análisis encontró
siete casillas cuya información recibió el INE para el conteo rápido, que en
los cómputos distritales aparece en cero votos para todos los candidatos o con
la etiqueta de “información no disponible”, que lo llevó a comparar los
resultados en las 365 restantes.
“La información muestra
incrementos porcentuales inexplicables en el IEEP para todos los candidatos
excepto para el segundo lugar (Barbosa), cuando idealmente en todos los casos
esa diferencia porcentual debiera ser cero, o en su defecto muy cercana a
cero”, subrayó. “Si en un momento dado le creemos más al INE que al IEEP, y
hacemos el ajuste porcentual correspondiente para el total de votos obtenidos
en los cómputos distritales del IEEP, se obtiene que un total de 41,147 votos
estarían incorrectamente acreditados a los distintos candidatos.
“Si bien en la votación total
la candidata Alonso supera a Barbosa, Alonso pierde por poco en la votación
urbana, pero gana por una cantidad mucho mayor en la votación no urbana. Sin
embargo, al realizar nuevamente los cálculos de voto promedio por casilla,
tanto en la muestra recibida por el INE como en la parte que no recibió…
persiste un efecto de diferencia positiva (inexplicable) a favor de la
candidata Alonso en ambos casos.
“Tal pareciera que del cuadernillo
de operaciones al acta de escrutinio y cómputo algo pasó, especialmente cuando
la información del cuadernillo de una casilla en la muestra del INE por alguna
razón no llegó al INE. Y se trata de algo que, de ser sistemático en todas las
casillas, sí sería de suficiente tamaño como para que cambie el ganador de la
elección”.
Ederly comparó la información
de dos órganos electorales diferentes, el federal y el estatal, donde los
poblanos mostraron discrepancias “indebidamente favorecedoras” a Alonso. El
matemático propuso que para despejar dudas sobre la elección, lo pertinente
sería un recuento total de votos o, en su defecto, una muestra estadísticamente
representativa de casillas. Como están las cosas en Puebla, la propuesta de
Ederly es una buena idea.
Nota: Esta columna dejará de publicarse la próxima
semana.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
(EJE CENTRAL/ ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA
PALACIO /27 DE JULIO DE 2018)
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