Hay un vacío tan grande
dejado en las últimas semanas por el Presidente Enrique Peña Nieto, que sus
colaboradores lo están jugando las contras. Esta nueva historia de traiciones
comienza en Nassau, capital de Bahamas, el 8 de diciembre de 2016, once meses
después que en una visita a los Emiratos Árabes Unidos, atestiguó junto con el
jeque Mohammed Bin Rashid Al Maktoum, vicepresidente y Primer Ministro emirato
y gobernante de Dubái, la firma de acuerdos de colaboración para fortalecer las
relaciones bilaterales y promoción para una mejor conectividad con México.
La reunión en Nassau produjo
un Memorando de Entendimiento entre los dos países, firmado por Rodrigo Planas
Rego, director general adjunto de Transporte y Control Aeronáutico de la
Secretaría de Comunicaciones y Transportes, y Saif Mohammed Al Suwaidi,
director general de la Autoridad de Aviación Civil General de los Emiratos. En
el memorando se comprometían a que Emirates Airlines, considerada como una de las
cuatro mejores aerolíneas del mundo, iniciaría un vuelo entre Dubái y México,
con escala en Barcelona, otorgándosele todos los derechos de las Quintas
Libertades, que permite tomar y desembarcar pasajeros, correo y carga con
destino o procedente de terceros estados.
Acto seguido, la Autoridad de
Aviación Civil General emiratí presentó el 4 de abril pasado la solicitud
formal a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes para tener una
frecuencia diaria a partir del primero de noviembre de 2018, por lo cual
Emirates realizó una inversión en preparación para el vuelo, y designó los
aviones y las tripulaciones que emplearía. Según la aerolínea, proveería la
conectividad de potencialmente 88 destinos en el Medio Oriente, Asia, África y
Australia, que actualmente no cubre ninguna línea mexicana. Con ello se abriría
la puerta al creciente turismo de India y a la exportación de productos
agrícolas mexicanos que desean -salvo dátiles, todos los alimentos los tienen
que importar-, así como a las actuales exportaciones de oro hacia esa región,
que tienen que pasar por Europa, elevando sus costos de intermediación.
Dos semanas después de
presentada la solicitud, la Dirección General de Transporte y Control
Aeronáutico les informó que lo firmado no iba a poder ser, y que el compromiso
adquirido, no se iba a cumplir. La razón esgrimida fue que las condiciones de
operación en esa ruta habían cambiado y que los derechos de tráfico aéreo
acordados no se enmarcaban en el Acuerdo de Servicios Aéreos firmado entre los dos
países el 10 de octubre de 2012. En pocas palabras, que la conectividad
comprometida por el Presidente Peña Nieto no se iba a dar. Desde entonces, las
autoridades de ambos países han sostenido conversaciones en la Ciudad de México
e intercambiado documentos. Inclusive, los emiratíes hablaron con el
subsecretario de Relaciones Exteriores, Carlos de Icaza, quien de acuerdo con
fuentes diplomáticas, quedó en el entendido que aceptarían la contrapropuesta
que les hizo la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
Esta contrapropuesta fue
hecha el 5 de junio pasado, donde le ofrecían tres frecuencias por semana,
martes, jueves y sábado, en lugar de una diaria. También les dijeron que los
horarios que deseaban, llegada a las 16.25 horas y salida a las 19 horas, no
serían posibles por la congestión en el aeropuerto, y que tendrían como hora de
llegada las 22 horas, y salida a las 23:55. Emirates, cuya política es
frecuencia diaria o nada, propuso que aceptaría, pero con la petición de que le
permitieran cambiar del equipo 777 que pensaba utilizar en el vuelo a México,
al 380 -que ya opera a la Ciudad de México Air France-, para poder incrementar
su capacidad de pasajeros y carga, y permitir que esas frecuencias soportaran
la viabilidad de la nueva ruta. Las autoridades mexicanas respondieron que no
era posible, sin saberse con certeza cuál fue la razón por la cual tampoco
aceptaron un cambio de cabina.
Uno de los argumentos
internacionales contra las Quintas Libertades es que afecta a las empresas
nacionales. En caso de que Emirates volara a México, con la frecuencia diaria,
tendría el 0.5 por ciento de los vuelos internacionales. Otro argumento que
siempre se esgrime, es que son empresas subsidiadas con lo cual la competencia
no es justa para las demás compañías aéreas. El argumento de Emirates al
rechazar esa imputación, son los estados financieros auditados por
PricewaterhouseCoopers, que se ajustan a los estándares internacionales y que
pueden consultarse en línea, y que desmantelan el argumento que la financia el
gobierno emiratí.
Empresa y autoridades
emiratíes han buscado hablar con otros funcionarios del gobierno mexicano, con
éxito relativo. Hace unas semanas pidieron una cita con el Presidente Peña
Nieto, cuya oficina, de acuerdo con fuentes de Los Pinos, los refirió con el
Secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, con quien no
se han entrevistado. La postura de la Dirección General de Transporte y Control
Aeronáutico es el equivalente, con salidas plausibles, a la negación del
permiso de la ruta, al negarse a respetar el Memorando de Entendimiento firmado
en Nassau y argumentar razones que nunca expuso antes.
Hay un daño potencial al
turismo y el comercio bilateral, que Peña Nieto se comprometió a fortalecer,
pero también a la imagen de México, que queda como un país donde lo acordado se
incumple, afectando la certidumbre jurídica. Al final, no serán los
funcionarios, sino el Presidente quien salga más afectado, por omisión o
negligencia en el cierre de administración, aunque quizás una raya más al
maltrecho tigre, ya no le haga mucha mella.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
(NOROESTE/ ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA
PALACIO/ 13/07/2018 | 04:02 AM)
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