Los gobiernos de Chihuahua, incluido el
de César Duarte, se preocuparon más por negar el grave problemas de las
desapariciones de personas que por asumir estrategias y protocolos de búsqueda,
o al menos apoyar a los familiares en sus denuncias e investigaciones. Como
resultado, el municipio de Cuauhtémoc ocupa el primer lugar nacional en
incidencia de ese delito y una de las pocas esperanzas de las familias para
encontrar a sus ausentes es la labor de Equipo Argentino de Antropología
Forense. Esta investigación forma parte de la serie sobre las desapariciones
forzadas en el país, que se inició en la edición 2114 con el reportaje sobre
Coahuila.
CUAUHTÉMOC, CHIH. (Proceso).-
Guillermina Aguilar y Jesús Roberto Chávez tuvieron que esperar cinco años para
reunirse con su hijo, Julián Iván, quien se “comunicaba” en sueños con su madre
para que no desfalleciera en su búsqueda e informarle que estaba “en los
primeros tres montones de Tamaulipas”.
Julián Iván Chávez Aguilar
desapareció el 8 de marzo de 2012, luego de ser detenido por policías
municipales de Cuauhtémoc cuando manejaba ebrio. El auto, un Grand Marquis 86,
apareció en el corralón municipal, pero los agentes no dejaron rastro del
ingreso o la salida del joven de los separos.
Después de 20 días de
búsqueda y de interponer una denuncia, Guillermina recibió una llamada de su
hijo desde Nuevo Laredo, Tamaulipas, para pedirle que retirara la denuncia. Por
llamadas sucesivas muy cortas, la mujer supo que Iván fue llevado a mil kilómetros
de Cuauhtémoc junto con otros 20 jóvenes y que a todos se les obligó a
deshacerse de sus identificaciones.
Gracias a los abogados del
Centro de Derechos Humanos de las Mujeres (Cedehm), Guillermina y su esposo,
Jesús Roberto, lograron reactivar la denuncia que ya se había archivado en la
delegación de Fiscalía General en Cuauhtémoc. Además, en 2013 se integró un
expediente de búsqueda en Tamaulipas y a la pareja se le tomaron muestras de
ADN que supuestamente fueron cotejadas con otros estados.
En 2014 personal de la
Fiscalía en Chihuahua les sugirió que ya no lo buscaran, pues creían que “se
había integrado a Los Zetas”. Entonces empezaron los sueños: “Iván me insistía
en sueños que buscara en los montones. Yo vivía con la angustia de no saber de
qué se trababa”, relata Guillermina en entrevista.
En enero pasado, tras la
firma de un contrato entre el gobierno de Javier Corral y el Equipo Argentino
de Antropología Forense (EAAF), Guillermina supo dónde quedó su hijo, gracias a
un diente que se le cayó a Iván cuando era pequeño y que ella guardó
celosamente.
Con trabajo previo de
identificación de restos en Tamaulipas, la coordinadora del EAAF, Mercedes
Doretti, tomó el caso de Guillermina tras advertirle que usaría el diente de
Iván.
Fragmento del reportaje especial publicado en Proceso
2126, ya en circulación
(PROCESO/ REPORTAJE ESPECIAL/ GLORIA LETICIA DÍAZ /29
JULIO, 2017)
No hay comentarios:
Publicar un comentario