La marejada de violencia que sacude al país carece de
una respuesta ciudadana. A diferencia de la indignación que provocan las
matanzas en países europeos o Estados Unidos, las ejecuciones grupales en
México de la última semana, que dejaron más de 70 muertos, se quedaron sin
traducirse en reclamos y menos en movilizaciones sociales.
Especialistas en seguridad consideran que con el
inicio de la guerra contra el narcotráfico en el 2006 también se aceleró un
proceso de normalización de la violencia. Sostienen que la falta de reacción de
la sociedad deriva de que el Gobierno federal nunca escuchó a los movimientos
que en su momento salieron a las calles, y de que en algunas comunidades del
país, los grupos delincuenciales cumplen con tareas que le corresponden al
Estado –creación de empleos, obra pública, seguridad, etcétera–, por lo que el
crimen se socializa.
México es cada vez más bárbaro y
desigual, y alarma su Estado de derecho, coinciden especialistas
Ciudad de México, 10 de julio
(SinEmbargo).– La sociedad mexicana ha normalizado la violencia ante un
Gobierno que no la toma en cuenta o la obstaculiza en sus políticas de
seguridad, y deja que el crimen organizado ocupe el espacio que les corresponde
al Estado en materia de generar oportunidades económicas a los ciudadanos,
destacaron diversos analistas.
“El Gobierno ha abierto meses
de diálogos, foros, con la participación de la sociedad civil pero son
simulaciones de escuchar, porque las propuestas que vienen de la sociedad civil
no son tomadas en cuenta”, dijo Héctor Cerezo Contreras, fundador del Comité
Cerezo México, quien asegura que a la hora de investigar un crimen, la
autoridad arrecia las trabas para que grupos civiles puedan coadyuvar.
Tan sólo en la última semana
hubo asesinatos colectivos en Mazatlán, Sinaloa, que dejaron 19 muertos;
Madera, Chihuahua, 14 muertos; Huehuetlán, Puebla, nueve muertos; Yuriria,
Guanajuato, seis muertos; y en el Penal Las Cruces, Acapulco, 28 muertos.
“La esperanza es que el
próximo Gobierno haga una revisión profunda, y haya un cambio radical, en donde
se priorice la seguridad y se pueda frenar estos procesos de militarización y
la impunidad”, sostuvo Cerezo.
La cantidad de vidas pérdidas
que despertarían en otros lugares indignación y protestas, que no tiene aún
cabida en México.
“Es un reflejo de la
normalización de la violencia. De verla como parte de la vida cotidiana.
Segundo, hay una idea de que probablemente esto pasa, pero no tenemos un
mecanismo, que nos dé certeza” , destacó Édgar Cortez Morales, investigador del
Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia AC.
Las últimas grandes
manifestaciones que se dieron en el país ocurrieron a finales de 2014, en el
momento más álgido de las marchas por la desaparición de los 43 estudiantes de
la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, que a la
postre derivaron en enfrentamientos con policías y detenciones arbitrarias.
Hasta la fecha no se sabe a ciencia cierta el paradero de los jóvenes.
El 98 por ciento de los
delitos en México se queda en la impunidad, de acuerdo con el informe de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos “Situación de Derechos Humanos en
México”, publicado en marzo del 2016.
El profesor Ricardo Espinoza
Toledo, profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM),
expuso que los casos revelan que la seguridad de la ciudadanía se deterioró en
la actual administración de Gobierno federal.
Las familias de las víctimas cuentan con
pocos espacios de participación en las decisiones del Gobierno, apuntó Cerezo.
Foto: Margarito Pérez Retana, Cuartoscuro
La situación no mejora para
el Presidente Enrique Peña Nieto. Mayo fue el mes con mayor número de carpetas
de investigación por homicidios dolosos (intencionales) en los últimos 20 años,
fecha en la que inició este registro oficial.
“Esto revela que la
estrategia del Gobierno fuye errada de principio a fin. La misma que empezó
Felipe Calderón, cuando declaró la guerra contra el narcotráfico, para intentar
acabar el tráfico de drogas y la delincuencia organizada. Pero esa estrategia se
ha vuelto la razón del incremento de la delincuencia, es un círculo perverso, y
la gente ya no cree ni tampoco se moviliza”, criticó Espinoza Toledo.
Un proceso, explicó el
especialista en políticas del Estado mexicano y la relación entre poderes, que
se ha dado con la atomización de los grupos delictivos en células más pequeñas.
Hacia junio, el Secretario de
Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong contabilizaba la neutralización de 107 de
los 122 capos prioritarios, que el Gobierno enlistó al principio de su mandato.
En tanto que mayo fue el mes
con más homicidios. La violencia inédita también está plasmada en el cúmulo de
los primeros cinco meses del año.
Entre enero y mayo se han
reportado 9 mil 916 averiguaciones por homicidio doloso, cifra que superó la
tasa más alta hasta el momento de este periodo, registrada en el 2011, con 9
mil 466 averiguaciones.
La falta de apertura de las
autoridades a las demandas de seguridad se han convertido en un objeto de
desaliento para las movilizaciones sociales.
“Hay un proceso de
naturalización de la violencia, que inicia hace más de 10 años, cuando lanza la
llamada guerra contra el narcotráfico”, dijo Cerezo.
“Hubo momentos en el 2011
–con el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad– en los que la gente
salió a querer frenar la violencia. Desgraciadamente no tuvo como resultado el
cambio de políticas de seguridad, y también hay una frustración de que no lo
hicieran aún movilizándose. El resultado es la apatía, la indiferencia, y ahora
sólo queda esperar que otro Gobierno resuelva el caos”, agregó.
La autoridad ha dicho en
ocasiones que las víctimas corresponden a sicarios, quienes han arreciado los
enfrentamientos entre ellos. Así sucedió en Mazatlán, donde 17 personas, y dos
policías murieron en un enfrentamiento.
Precisamente contra este tipo
de justificaciones es que la sociedad civil se agrupó, encabezada por el
escritor Javier Sicilia Zardain, y que logró sentar al entonces Presidente
Felipe Calderón Hinojosa y a parte de su Gabinete para debatir sobre la política
de seguridad nacional.
Tras dos reuniones y una ley
de víctimas vetada, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad acusó a la
administración federal de traicionarlos y posteriormente el diálogo se canceló.
La violencia en México se ha normalizado,
coincidieron especialistas. Foto: Cuartoscuro
Sin embargo, este tratamiento
de la autoridad a las víctimas, sin que se agote una investigación sobre su
participación en el lugar de la masacre, es utilizado como un escudo ante las
preguntas de la opinión pública, dijo Espinoza Toledo.
“Esa era la justificación del
gobierno de Vicente Fox para no actuar de manera efectiva. y de aquel han
pasado muchos años y han habido muchos muertos, no sólo del lado de la
delincuencia, sino que del que de manera impropia llamó Felipe Calderón ‘daños
colaterales’ ”, recordó Toledo.
En el país operan nueve
cárteles, de acuerdo con la Procuraduría General de la República (PGR). Una
presencia que desde hace décadas se ha enraizado en algunas comunidades.
Tomás Guevara Martínez,
profesor de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), consideró que la
incapacidad de generar políticas públicas ha dado lugar a que el narcotráfico
se gane la simpatía de ciertos sectores.
“Ante un Estado que no genera
los empleos se unen varios fenómenos. La población tiene que encontrar una
manera para subsistir y el crimen lo ha utilizado muy bien. Por ejemplo, estos
criminales no son grupos que llegan y monopolizan, sino que socializan, en
ocasiones, e integran a la sociedad a estos delitos”, dijo Guevara.
Un fenómeno que ha pasado en
el triángulo rojo de Puebla, a través del robo del combustible, pero que ha
tenido antecedentes en otros puntos del país, aclaró.
“En Sinaloa los capos siempre
fueron parte del pueblo, y no se olvidaron de ellos. El pueblo se entregó a
ellos por que los recompensaban la posibilidad de que pavimentaran, o con pagos
de servicios. Procesos en los que poblaciones se favorecían”, dijo el profesor
de la UAS; beneficios que sumados al miedo impiden a las poblaciones
movilizarse públicamente contra la violencia que azota el país.
2017 podría ser el peor año para México
desde que Calderón lanzó esta guerra, calculan analistas
(SIN EMBARGO.MX/ JUAN LUIS GARCÍA HERNÁNDEZ/ JULIO 10,
2017, 8:00 PM)
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