lunes, 13 de junio de 2016

PRETENDE GRUPO MÉXICO DAR CARPETAZO AL ECOCIDIO Y DEJAR SU COCHINERO EN RÍO SONORA


 
Opera equipo legal la cancelación del fideicomiso
 
Buscaría el emporio de la Familia Larrea Mota Velazco ´echarse para atrás´  a través de la extinción del Fideicomiso Río Sonora. Por lo pronto, en una actitud de soberbia se niega a reparar la potabilizadora de Bacanuchi inoperante al día de hoy, y construir la 29 potabilizadoras más y el hospital en Ures porque "ya no hay dinero".
 
Hermosillo, Son.- La Instalación de 30 plantas potabilizadoras para dotar de agua de calidad a los habitantes del Río Sonora y la construcción  de la clínica en Ures para atención a afectados por el derrame del 2014, son los dos grandes compromisos incumplidos por el Grupo México como parte del programa de  remediación del daño causado por lo que se ha considerado el desastre ambiental y ecológico más grande en la historia del país, como fue la contaminación de los ríos Bacanuchi y Sonora, por el derrame de sulfato de cobre acidulado y otros tóxicos emanados de la mina Buenavista del Cobre, subsidiaria del segundo consorcio minero más grande del mundo, propiedad de Germán Larrea Mota-Velazco y familia.
 
Grupo México ha dicho que el fondo financiero que aportó al fideicomiso resarcitorio de daños por dos mil millones de pesos ha quedado agotado y pretende desentenderse de los daños que aún persisten, tanto en la salud humana como en calidad de agua y reactivación de pozos de abastecimiento.
 
Los  problemas que trajo consigo la irresponsabilidad de la empresa minera al contaminar dos y sus cuencas que dan vida a toda una región productiva de Sonora, no solo son irreversibles en no pocos casos, sino que en otros, se han  potencializado los efectos perniciosos para el medio ambiente, la ecología y la salud de los más de 27 mil habitantes que continúan en latente riesgo de toxicidad.
 
Mientras el pulpo empresarial sustituye el equipo negociador inicial por un grupo de abogados que estaría siendo encabezado por Daniel Muñiz y Jorge Lazalde, pretende dar carpetazo legal al asunto y dejar en el abandono a la población que dañó por su ambiciosa irresponsabilidad, nuevos y muy alarmantes casos de problemas de salud de niños y adultos aparecen por la región; más aún, reportes de investigadores independientes alertan de altos índices de toxicidad en la sangre de al menos 500 personas analizadas ex profeso, cuyos resultados arrojaron la presencia en la sangre de altas concentraciones de arsénico, aluminio, cadmio y otros elementos letales.
 
Daniel Muñiz Quintanilla es un joven abogado que según las fuentes consultadas por Dossier Político se ha venido ganando la confianza de Germán Larrea, gracias a sus habilidades como abogado y director de administración y finanzas, puesto que todavía ocupa en el equipo directivo de GM que aparece en la página web (http://grupomexico.com/equipo-directivo/funcionarios-principales) del consorcio minero.
 
Por su parte, Jorge Lazalde, vicepresidente y asesor general de Asarco  empresa que Grupo México adquirió originalmente en 1999, en lo que fue entonces una de las mayores inversiones mexicanas en el extranjero.
 
Sin embargo, el corporativo mexicano perdió el control de la minera estadunidense al caer ésta en bancarrota en 2005 a consecuencia de una larga huelga y una serie de fallos adversos que la sentenciaron a pagar cientos de millones de dólares por violaciones ambientales.
 
Asarco, que tiene su base en Tucson, Arizona, figura como la tercera principal productora de cobre en Estados Unidos al refinar al año más de 200 mil toneladas de este mineral.
 
La compañía posee tres minas en Arizona y una fundidora en Texas.
 
LOS RIESGOS DE LA CONTAMINACIÓN
 
Los científicos independientes han revelado que, de no atenderse con prontitud la contaminación de la sangre de una parte de la población ribereña, se corre el riesgo de que los tóxicos afecten órganos vitales como ojos, páncreas, hígado y riñones, entre otros, cuyas consecuencias serían funestas.
 
A la aparición de nuevas complicaciones en la salud de los habitantes del Río Sonora de lo que Grupo México está obligado moral y legalmente a resarcir y paliar, se le suma el estancamiento de la vida económica de los siete municipios  afectados  por el derrame.-
 
Por más esfuerzos que se han hecho desde los gobiernos, es hora de que la región del Río Sonora no logra despuntar en sus actividades productivas agroalimentarias, pecuarias, acuícolas, del comercio y la prestación de servicios.
 
No en vano el hartazgo ha hecho mella en el ánimo de la gente, particularmente cuando caen en cuenta que sus problemas aparecieron con el derrame y no desaparecen gracias al desgano y desprecio por la dignidad de los ribereños de quien fue el responsable de provocarlos: El poderoso Grupo México.
 
Los problemas de salud, económicos, medio ambientales y ecológicos que arropan a la noble gente ribereña, no solo están lejos de su cabal solución, sino que tienden a potencializarse, generando un riesgoso  caldo de cultivo para la desestabilización de la paz social y la tranquilidad de los ribereños.
 
Como ha sucedido en otras latitudes del país, la inacción de los gobiernos y la soberbia de los emporios trasnacionales ante conflictos que inciden sobre las masas sociales le dan pronto el rostro del hartazgo social que nada bueno podría acarrear para la minera de Cananea, su dueño, el Grupo México y los gobiernos locales y federal.
 
Mientras todos los riesgos subyacen y maduran, Grupo México pretende dar por extinguido el Fideicomiso Público que, hoy por hoy, constituye el único documento legal que lo compromete  a reparar todos los daños -en todas sus modalidades- que generó su irresponsabilidad del manejo de residuos tóxicos de sus minas y jales.
 
Aun cuando Germán Larrea ha enviado toda su jauría legal a atacar y echar abajo la continuidad del Fideicomiso y defender su extinción, tendrá poco margen de posibilidades de que una sentencia en juicio de amparo le otorgue la razón, aunque si ganaría tiempo para emprender alguna campaña o estrategia para, finalmente, evadir su responsabilidad de pago ante daños causados.
 
El Contrato que da vigencia al Fideicomiso Río Sonora establece que el mismo podrá extinguirse solo cuando no exista ningún daño sin resarcir y ninguna persona presente secuelas de afectaciones en su salud juicios al ambiente o a la salud de los habitantes afectados la presencia de los Especialistas Técnicos en la región, costo de remediación y atención medica continuará bajo responsabilidad financiera del Fideicomiso.
 
El documento fiduciario aclara que si los equipos técnico y financiero que integran el Fideicomiso Río Sonora estiman necesario continuara su operación ´por el tiempo que se estime prudente y las empresas fideicomitentes están obligadas a re fondear el monto del Fideicomiso.
 
LARREA MOTA VELAZCO PRETENDE ´ECHARSE PARA ATRÁS´
 
Como ha sido ampliamente documentado en este medio, a casi dos años del desastre ambiental más grande registrado en México por  el derrame de tóxicos de la minera de Cananea a los ríos Sonora y Bacanuchi, los habitantes de esta región ven que las secuelas en la salud de niños y adultos producto de la exposición o ingesta de contaminantes en suelo y agua de la zona afectada va en aumento antes que desaparecer.
 
Otro sentimiento de frustración embarga a las familias ribereñas al ver que por primera vez en la historia sus municipios y comunidades registran una alta deficiencia en los servicios de distribución de agua potable de calidad, para consumo humano, actividades agropecuarias y acuícolas,
 
Desde un año atrás, Grupo México, (GM), garante del Fideicomiso Rio Sonora (FRS), fondeado con dos mil millones de pesos para resarcir los daños totales, paulatinamente se ha ido desentendiendo de los compromisos más sentidos para la población afectada y pactada en el contrato fiduciario.
 
A la fecha, el Fideicomiso instituido ha canalizado alrededor mil 200 millones de pesos, para la perforación de 11 pozos, rehabilitación de otros cinco  y la sustitución de otras fuentes de abasto hídrico, en indemnización monetaria a productores agropecuarios, comerciantes y prestadores de servicios, instalación de tinacos y en labores de remediación ecológica, ambiental, monitoreo permanentes y medios de comunicación.
 
No obstante que se gastaron 94 millones de pesos en la perforación de  nuevos pozos para sustituir el abasto de los que resultaron contaminados y garantizar el abasto a la población, estos recursos fueron gastados en vano.
 
Y es que las nuevas fuentes de abastecimiento han resultado todo un fiasco y al menos cinco han agotado su gasto de agua y otro tanto presentó averías irreparables en su sistema de bombero derivado del escaso gasto del vital líquido que se obtiene.
 
Es decir, que desde hace unos días, el comité de técnicos del fideicomiso ha iniciado de cero para garantizar el abasto de agua a la población, recurriendo incluso, a la reconexión de los pozos cancelados. No dan con bola con los pozos nuevos y no ven el momento  para iniciar con la construcción de las 30 plantas potabilizadoras comprometidas para los siete municipios de la región afectada.
 
Suena lógico. Al no obtener los resultados esperados en los volúmenes de extracción de los nuevos pozos perforados, incluso arrastrados o quemado el sistema de bombeo en otros,  no hay vital líquido susceptible de potabilizar y, por lo tanto, de esta necesidad humana se genera un círculo vicioso que Grupo México hoy busca evadir, presionando al mismo gobierno federal.
 
Como lo confirmo Dossier días atrás, únicamente en la comunidad de Bacanuchi, municipio de Arizpe, se ha logrado construir  una de las 30 planta potabilizadoras de agua.
 
Nadie sabe cuándo estarán en operación las restantes 29 “plantas robustas”, como les llamaría el subsecretario de SEMARNAT y presidente del FRS, Rodolfo Lacy Tamayo.
 
La modorra de Grupo México como fideicomitente  y responsable del atentados ambiental, no es de ahora, sino de mediados del año pasado, cuando el Fideicomiso Público tuvo que apegarse a la llamada veda electoral que norma la legislación mexicana de cara al anterior proceso electoral donde se eligió al  ejecutivo estatal, ayuntamientos, legislatura local y federal y que vivió Sonora.
 
Esta disposición legal obligó al FRS -como entidad pública- a suspender la entrega de apoyos económicos indemnizatorios a la los afectados, reactivándolo pasado el proceso electoral para quedar concluido el objetivo en su primera fase durante el primer trimestre del año en curso.
 
Pero lo que quedó en el limbo, además de la construcción de  las plantas potabilizadoras, sería justamente la construcción de la Clínica llamada Unidad de Vigilancia Epidemiológica y Ambiental en el Estado de Sonora (UVEAS), proyectada para iniciar su construcción el mes de febrero.
 
El pasado mes de mayo, el presidente del FRS y subsecretario de Semarnat, Rodolfo Lacy Tamayo, anunció que se recaldearizaban los trabajos de construcción del hospital en Ures y se definía el mes de octubre venidero.
 
El Motivo: “Por problemas internos de “Grupo México”, justificaría el funcionario.
 
Pareciera que la danza de los millones que ordenó interpretar Grupo México como  fideicomitente y responsable de los daños pudo más que la voluntad de garantizar un real y eficiente abasto de agua a la población afectada, incluso, que la salud misma de niños y adultos.
 
Los cañazos de billetes disparados a quien se les atravesara logró bajar la guardia entre la población y actualmente es temerosa de elevar la voz para exigir agua de calidad y la clínica de atención a las enfermedades derivadas de la toxicidad del agua y el suelo productivo.
 
DINERO POR AGUA,  TRUEQUE PERVERSO
 
Lo que a la fecha se ha erogado del fondo financiero del Fideicomiso Río Sonora se registra en su último estado financiero de la siguiente manera:
 
Apoyo a productores agropecuarios   292.9 millones de pesos (mdp); apoyo a unidades económicas (comercio) 159.7 mdp; pago a jornaleros 5,4 mdp; pago a prestadores de servicios 7,6 mdp;,  Instalación de tomas de agua, 193.2 mdp; dotación de  tinacos 203.6 mdp.
 
Le sigue  pago a pipas de agua 64.5 mdp; Rehabilitación de Pozos 91.1 mdp; Organismos de agua municipales  48.0mdp;   Diagnóstico ambiental /Estudios topo batimétricos 60.1 mdp; Salud 39.9 mdp.
 
Cabe destacar que en el rubro de “Comunicación Social” en el 2014 el Fideicomiso Río Sonora gastó 23. 9 millones de pesos, de los cuales, 4.2 millones de pesos fueron trasferidos a cuentas personales depositarias financieras de la entidad jurídica denominada “Foro Sonorense de Periodistas A.C.”.
 
Pese a que se buscó exhaustivamente el destino último de los recursos para comunicación social, o la identidad del o los que usufructuaron parte del fondo financiero del Fideicomiso Río Sonora, la información no está disponible  en los informes  públicos del instrumento fiduciario,  menos se detalla el uso y destino de tales recursos.
 
En un escueto apartado, el Fideicomiso  informa sobre la adquisición de un proyecto de estrategia de comunicación social  aunque no explica la decisión de la adjudicación directa o convocatoria previa a efecto de seleccionar las mejores propuestas y del porqué del costo tal elevado del mismo.
 
Una de las quejas de medios informativos y reporteros asignados a dar seguimiento al desarrollo de los compromisos contraídos en el clausulado del contrato del FRS fue justamente las deficiencias en la fluidez de la información pues todos los representantes de las partes Fideicomitentes con voz y voto tenían su domicilio y localización en la capital del país.
 
Al día de hoy, el FRS no ha demostrado que cuenta con una estrategia de comunicación social efectiva, pues los pobladores perjudicados con el derrame no cuentan con un canal de comunicación eficiente y directo con el Fideicomiso y ante este vacío han sido suplidos por las delegaciones federales de las secretarías de estado involucradas en las tareas de remediación, incluso, por los alcaldes.
 
De los dos mil millones de pesos se han gastado mil 200 millones en los conceptos anteriores y el resto -800 millones de pesos- ha quedado como reserva para la construcción de las 30 potabilizadoras cuyo costo estimado es de 200 millones de pesos y la clínica UVEAS de Ures, proyectada financieramente en 400 millones de pesos.
 
Sin embargo, los números difícilmente cuadran partiendo de   que la clínica de especialidades estará bajo la operación financiera del Fideicomiso Río Sonora o quien este designe hasta año 2029, o bien, hasta que se haya comprobado que no existen secuelas de daño en la salud de los afectados.
 
Es decir, partiendo de que el Costo de operación de la UVEA se estima en  2.9 millones de pesos mensuales y la inversión de su construcción será de 5.9 millones de pesos, difícilmente los 400 millones de pesos comprometidos en el Fideicomiso resultarán insuficientes si de llegar al año 2029 bajo su tutela financiera se pretende.
 
Y mire que no será cualquier clínica rural a las que nos tiene acostumbrados los gobiernos. Esta clínica contara con un recurso humano de 19 personas que serán, a saber:
 
Un Epidemiólogo, un biólogo, un psicólogo, 4 médicos generales, un  dermatólogo, 4 enfermeros, un trabajador social, un abogado, un  informático y 4 administrativos, en tanto que los recursos materiales constarán del edificio y dos camionetas para transporte de personal y dos pick up de monitoreo, además de todo el mobiliario y equipo que requiera.  Sus servicios no tendrán costo para la población del Río Sonora.
 
Sin embargo, esto permanece solo en la lista de buenos deseos del Fideicomiso y sus responsables porque a la fecha todo indica que por parte del consorcio minero no existe la voluntad de cumplir cabalmente con un contrato de carácter público que establece sanciones civiles y penales a quien lo incumpla.
 
No por ocio, la opinión de algunos habitantes y conocedores del tema, habla de que la intención del gobierno federal de exigir al Grupo México la recapitalización del fondo resarcitorio del daño en la cuenca, el acuífero y las aguas superficiales de los ríos afectados por el derrame. Quizá sea esa la razón por la que el poderoso Grupo México haya sustituido el equipo negociador original por un despacho legal aquí en México e incluso en la Unión Americana, donde también enfrenta demandas por contaminación. 
 
Conservadoramente se podría calcular, y a eso se aboca a impedir Germán Larrea con su equipo legal, que en el caso del derrame de tóxicos sobre los ríos de Sonora, el nuevo fondo para el Fideicomiso podría alcanzar otros dos mil millones de pesos, a efecto de garantizar la construcción adecuada y segura de la UVEAS en Ures y el desarrollo de un mega proyecto hidráulico que garantice el abasto de agua para el consumo humano, uso agropecuario y acuícola de los siete municipios que contempla la región afectada.
 
ALGO PESTILENTE EMANA EN CONSTRUCCIÓN DE LA UVEAS
 
La UVEAS está proyectada como una clínica médica y de investigación, única en su tipo en el noroeste del país que brindará atención especializada pacientes con secuelas de toxicidad en sus cuerpos derivado de la ingesta de metales y elementos nocivos disueltos en el agua provocado por el derrame al lecho de los ríos Sonora y Bacanuchi por la minera Buena Vista del Cobre, subsidiaria del Grupo México.
 
El gobierno del Estado, que comanda Claudia Pavlovich Arellano, al carecer de atribuciones en la toma de decisiones para los trabajos de remediación ecológica y ambiental, así como para la reactivación de las actividades productivas de cara a las secuelas de la contingencia del 2014 prácticamente está contra la pared.
 
La autoridad local  prácticamente se ha convertido en el muro de contención de las inconformidades ciudadanas de la región ribereña, pero también en su muro de lamentaciones, así como todo oído, solo eso, de las exigencias de los alcaldes de los siete municipios afectados.
 
Las autoridades  que ya no hayan a quien acudir implorando por el agua potable de calidad para sus gobernados.
 
Los pobladores del Río Sonora sienten que han sido dejados en el abandono por parte del  Gobierno Federal y que han sido burlados por el poderoso Grupo México. Pero el problema, al parecer, es la negativa del GM de cumplir cabalmente su compromiso.
 
Algunos habitantes se han organizado en un movimiento ciudadano con sede en el municipio de Ures y que dirige don Apolonio Fimbres Bartolini, un líder natural de la región y afectado en sus actividades por la contaminación toxica.
 
Apolonio desde siempre se dedica a la elaboración de carne machaca y  dulces de frutas de estación que cosechaba en su huerto. Los últimos dos años le ha ido como en feria, pero no se ha quedado cruzado de brazos.
 
El grupo, bajo el liderazgo del don Apolonio ha alzado la voz para exigir la cabal atención a los compromisos plasmados en el contrato fiduciario por las partes.
 
Esto es, que exigen al consorcio responsable de la tragedia ambiental y al Gobierno federal que dejen de jugar con los habitantes del Río Sonora y les hablen claro y de frente.
 
Al no obtener respuestas por la vía institucional el grupo ciudadano optaron por hacer las cosas por iniciativa propia y recientemente realizaron una manifestación de protesta y evitaron que continuaran los trabajos de construcción de la clínica UVEAS en Ures.
 
Esto,  por las irregularidades  encontradas en su fase inicial, según asegura Apolonio Fimbres Bertolini.
 
Es que la edificación de la UVEAS es irregular porque su ubicación quedaría  a escasa distancia de la laguna de oxidación que opera el ayuntamiento local, fue el válido argumento del movimiento civil y que, según se ha sabido, la medida del grupo fue bien vista en palacio de gobierno por la certeza de su razón de ser.
 
Nadie en la región urense se explica quién o quienes permitieron que quedara proyectada la construcción de la UVEAS de una manera por demás expuesta a la contaminación de las aguas negras provenientes del alcantarillado de la ciudad.
 
Alguna hipótesis popular sostiene que el comité técnico del Fideicomiso Río Sonora dejó en manos del Grupo México la elección del terreno donde quedaría la UVEAS; el consorcio pudo haber pactado con la autoridad municipal o con un particular la selección y adquisición del  terrenos mediando alguna oscura negociación a espaldas del clausulado del Fideicomiso.
 
Por eso, de pronto, toman sentido las declaraciones del Presidente del Fideicomiso y subsecretario de SEMARNAT, Rodolfo Lacy Tamayo el pasado 16 de mayo, cuando reconoció “que por problemas internos del Grupo México” se decidió suspender la construcción del hospital en Ures
 
Lo cierto es que en estos dos años ha sido más la inacción de Grupo México y donde ha actuado, ha tomado decisiones muy temerarias y sin consultar a la población o, al menos, escuchar opiniones de grupos ambientalistas locales e investigadores independientes.
 
Por ejemplo, sin mediar explicación el equipo técnico de Grupo México ha decidido paralizar los trabajos de apertura de 11 nuevos pozos abastecedores de agua potable para la región. Temerariamente los “técnicos” han optado por hacer uso de los pozos cancelados por el riesgo de contaminación para extraer agua que registraban y solventar así la crisis por la demanda social.
 
Este tipo de acciones tomadas a espaldas del colectivo mantiene en la incertidumbre a la población y en un ambiente de impotencia a las autoridades locales que son los que dan la cara a sus gobernados. Pero carecen de una explicación convincente para ofrecer a sus representados, menos una solución pronta a sus demandas.
 
Ello está generando, a la par del grave problema de suministro de agua para las familias de los municipios de Aconchi, Arizpe, Baviacora. Huepac, San Felipe de Jesús y Ures y sus comunidades rurales, un conflicto político-social entre población, autoridades locales y las estatales, pues al carecer de poder decisorio sobre el fideicomiso solo les queda el papel de espectadores.
 
A eso hay que agregar que el problema de abasto de agua a la población se ha agravado  con las altas temperaturas que registra todo el estado por estos días lo cual envuelve al gobierno federal en un ropaje de insensibilidad social para con esta productiva región de Sonora y su gente. De Grupo México no es de extrañar su actitud arrogante.
 
GRUPO MÉXICO Y SU INOCULTABLE SOBERBIA
 
En consecuencia del alejamiento de Grupo México, los pobladores del Río Sonora lamentan que no se haya continuado con la construcción de 30 plantas potabilizadoras en los siete municipios que comprende la región afectada en sus aguas y suelos por la contaminación provocada por la minera de Cananea, Buena Vista del Cobre en agosto de 2014.
 
Solo en la comunidad ejidal de Bacanuchi, municipio de Arizpe operaba la única planta potabilizadora construída hasta la fecha por el fideicomiso pero inoperante hasta el dúa de hoy, según ha revelado el jefe de esa municipalidad, Mario Alberto Castro Acosta porque empezó a registrar problemas en el sistema de bombeo ocasionado por el escaso volumen de agua extraído. Para otros la planta no funciona porque el proveedor retiró el transformador que la abastece de energía eléctrica al no ser cubierto por Grupo México el costo del equipo.
 
Por si eso no bastara, el programa de cancelación de pozos contaminados y la reapertura de nuevas fuentes abastecedores del vital líquido ha resultado un total fracaso al no cumplir con las expectativas de extracción de agua esperadas y la reapertura de al menos cinco fuentes de las clausuradas a la vera del rio no garantiza un agua de calidad para toda la población. Por el contrario, son in peligro emimente  para la salid de los pobladores que lo corren por no haber otra alternativa: o toman de esa agua o se mueren de sed.
 
Por desgracia, ni el llamado de la representación local del gobierno federal, ni el clamor ciudadano  ha logrado que el poderoso Grupo México, responsable del derrame de tóxicos en los ríos Sonora y Bacanuchi en agosto de 2014, reactiven la construcción de las 30 plantas potabilizadoras comprometidas para abastecer de agua potable y limpia a los más de 27 mil habitantes afectados y echar a andar la actividad económica de la región.
 
Desde el mes de enero de este año, el delegado en Sonora de la Secretaria de Gobernación del gobierno de la república, Wenceslao Cota Montoya lanzó la primera señal de alerta por la desesperación de muchas  familias afectadas por continuar con las carencias de agua potable y otras que registraban afectaciones en su salud por la presencia de tóxicos en su sangre, específicamente erupciones cutáneas, afecciones oculares y de la vías respiratorias.
 
De los dos mil millones de pesos aportados  por Grupo México para resarcir daños a la salud, sociales,  económicos, ambientales y ecológicos por el derrame toxico, el Fideicomiso Río Sonora ha dispuesto a la fecha casi del total de esos recursos y sin embargo, según se desprende del último informe financiero difundido por el garante, los daños en la salud de al menos 500 habitantes  siguen latentes y los compromisos sobre la calidad del agua para consumo humano y uso agropecuario no se han cumplido a cabalidad y la posibilidad de contar con un hospital regional para atender a las victimas está cada vez más lejos de la realidad…y de la legalidad.
 
 
(DOSSIER POLITICO/ FERNANDO GUTIÉRREZ R. / 2016-06-12)

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