¿Qué mazatleco interesado en
la política no recuerda, vivió, o leyó aquella penosa polémica que sostuvieron
en 2013 los entonces candidatos a diputados, Alejandro Higuera y Fernando
Pucheta que terminaría en insinuaciones y señalamientos mutuos sobre sus preferencias
sexuales? Los empresarios, periodistas, políticos, público que lo presenciaron
todavía lo comentan entre chunga y risotadas.
Triste papel de ambos
políticos que alimentaron el morbo y la picaresca tropical, además de mostrar
que en tiempo electoral se vale todo, incluido la ofensa personal, para lograr
alcanzar una posición de poder. Y ese bajo nivel de debate de nueva cuenta está
en circulación, pero ahora con mayor audiencia en las redes sociales. Hay memes
que intencionadamente exhiben a Fernando Pucheta, flamante aspirante priista al
gobierno municipal, donde se hace escarnio de su supuesta preferencia sexual
buscando la descalificación, en franjas de una sociedad porteña que no se ha
sacudido del todo, aun cuando ha dado pasos importantes, su cultura homofóbica.
Creo que llegado a este
punto, al margen de si Fernando Pucheta acepta o no su preferencia personal,
tiene una buena oportunidad para educar en la diversidad sexual. En nuestro
estado la comunidad lésbica y gay se ha hecho visible considerablemente y cada
vez tiene más espacio en la vida pública. Hay artistas, periodistas,
intelectuales, empresarios, profesionales o estudiantes, incluso padres de
familia, homosexuales. Algunos de ellos han llegado al matrimonio pero sigue
siendo muy grande el número de quienes no terminan por aceptar su condición
sexual. Siguen todavía como coloquialmente se dice, en el clóset, por los
convencionalismos sociales que les impide salir de él y reconocer públicamente
sus preferencias.
Sin embargo, es en el mundo
político donde pareciera haber mayor reticencia para expresar su preferencia
sexual por un calculado costo-beneficio electoral, hay en ese ámbito
seguramente gays pero ni por asomo tenemos un Harvey Milk, aquel joven político
neoyorkino quien aprovechando su condición y aceptación sexual, salió del
clóset en los años 70 para ir en defensa de los derechos civiles de lesbianas,
homosexuales y transexuales en la bahía de San Francisco, enfrentándose a una
sociedad todavía conservadora y eso le costaría la vida el 27 de noviembre de
1978, no obstante su legado es grande y no hace mucho Barack Obama hizo un
reconocimiento a este homosexual, que por cierto su vida la inmortalizó en el
cine nuestro recién conocido Sean Peen (si, el actor estadunidense que se
entrevistó con Joaquín el Chapo Guzmán, presuntamente en instalaciones de la
UAS).
Entonces, la falta de
reconocimiento de la preferencia sexual entre los políticos, aun cuando no hace
muchas legislaturas se habló sotto voce de una fracción interpartidaria rosa,
refleja mucho de su conservadurismo y el miedo de que tenga costos electorales.
Comparten ellos muchos de los prejuicios de los heterosexuales sobre la
sexualidad. Se asumen heterosexuales pero algunos de ellos tienen doble vida:
la pública y la privada.
Sin embargo, estamos
conscientes de que la sociedad ya es más tolerante y el político es una correa
de trasmisión de los intereses de la sociedad y sus grupos, con actitudes
homofóbicas, flaco favor le hacen a los gobernados al negarse a defender unos
derechos donde el primer beneficiado podría ser el propio político.
Hace falta que estos
políticos hablen con la verdad, con su verdad por lo demás por todos rumorada,
y asuman que desde su condición pueden contribuir al establecimiento de una
sociedad más abierta, más libre, reconocedora de los derechos de estas
minorías, que no son tan minorías, son multitud.
Así que este proceso
electoral en marcha, puede ser una excelente oportunidades para que lesbianas,
homosexuales y transexuales tengan su propia agenda de género y esa sea entre
los políticos su contribución a una sociedad libre de prejuicios, y para
empezar eliminando los propios, que muchas veces son los mismos de la gente de
la calle.
Esta comunidad diferente
puede ofrecer más que simples anécdotas para el morbo y el escarnio público.
Son, dado su condición de gueto como muchas veces se ha dicho, potencialmente
revolucionarios.
Y así, nos evitamos todos,
memes y espectáculos tristes como los de 2013.
(RIODOCE/ Ernesto Hernández Norzagaray/
14 febrero, 2016)
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