lunes, 15 de febrero de 2016

SALIR DEL CLÓSET


¿Qué mazatleco interesado en la política no recuerda, vivió, o leyó aquella penosa polémica que sostuvieron en 2013 los entonces candidatos a diputados, Alejandro Higuera y Fernando Pucheta que terminaría en insinuaciones y señalamientos mutuos sobre sus preferencias sexuales? Los empresarios, periodistas, políticos, público que lo presenciaron todavía lo comentan entre chunga y risotadas.

Triste papel de ambos políticos que alimentaron el morbo y la picaresca tropical, además de mostrar que en tiempo electoral se vale todo, incluido la ofensa personal, para lograr alcanzar una posición de poder. Y ese bajo nivel de debate de nueva cuenta está en circulación, pero ahora con mayor audiencia en las redes sociales. Hay memes que intencionadamente exhiben a Fernando Pucheta, flamante aspirante priista al gobierno municipal, donde se hace escarnio de su supuesta preferencia sexual buscando la descalificación, en franjas de una sociedad porteña que no se ha sacudido del todo, aun cuando ha dado pasos importantes, su cultura homofóbica.

Creo que llegado a este punto, al margen de si Fernando Pucheta acepta o no su preferencia personal, tiene una buena oportunidad para educar en la diversidad sexual. En nuestro estado la comunidad lésbica y gay se ha hecho visible considerablemente y cada vez tiene más espacio en la vida pública. Hay artistas, periodistas, intelectuales, empresarios, profesionales o estudiantes, incluso padres de familia, homosexuales. Algunos de ellos han llegado al matrimonio pero sigue siendo muy grande el número de quienes no terminan por aceptar su condición sexual. Siguen todavía como coloquialmente se dice, en el clóset, por los convencionalismos sociales que les impide salir de él y reconocer públicamente sus preferencias.

Sin embargo, es en el mundo político donde pareciera haber mayor reticencia para expresar su preferencia sexual por un calculado costo-beneficio electoral, hay en ese ámbito seguramente gays pero ni por asomo tenemos un Harvey Milk, aquel joven político neoyorkino quien aprovechando su condición y aceptación sexual, salió del clóset en los años 70 para ir en defensa de los derechos civiles de lesbianas, homosexuales y transexuales en la bahía de San Francisco, enfrentándose a una sociedad todavía conservadora y eso le costaría la vida el 27 de noviembre de 1978, no obstante su legado es grande y no hace mucho Barack Obama hizo un reconocimiento a este homosexual, que por cierto su vida la inmortalizó en el cine nuestro recién conocido Sean Peen (si, el actor estadunidense que se entrevistó con Joaquín el Chapo Guzmán, presuntamente en instalaciones de la UAS).

Entonces, la falta de reconocimiento de la preferencia sexual entre los políticos, aun cuando no hace muchas legislaturas se habló sotto voce de una fracción interpartidaria rosa, refleja mucho de su conservadurismo y el miedo de que tenga costos electorales. Comparten ellos muchos de los prejuicios de los heterosexuales sobre la sexualidad. Se asumen heterosexuales pero algunos de ellos tienen doble vida: la pública y la privada.

Sin embargo, estamos conscientes de que la sociedad ya es más tolerante y el político es una correa de trasmisión de los intereses de la sociedad y sus grupos, con actitudes homofóbicas, flaco favor le hacen a los gobernados al negarse a defender unos derechos donde el primer beneficiado podría ser el propio político.

Hace falta que estos políticos hablen con la verdad, con su verdad por lo demás por todos rumorada, y asuman que desde su condición pueden contribuir al establecimiento de una sociedad más abierta, más libre, reconocedora de los derechos de estas minorías, que no son tan minorías, son multitud.

Así que este proceso electoral en marcha, puede ser una excelente oportunidades para que lesbianas, homosexuales y transexuales tengan su propia agenda de género y esa sea entre los políticos su contribución a una sociedad libre de prejuicios, y para empezar eliminando los propios, que muchas veces son los mismos de la gente de la calle.

Esta comunidad diferente puede ofrecer más que simples anécdotas para el morbo y el escarnio público. Son, dado su condición de gueto como muchas veces se ha dicho, potencialmente revolucionarios.

Y así, nos evitamos todos, memes y espectáculos tristes como los de 2013.


(RIODOCE/ Ernesto Hernández Norzagaray/ 14 febrero, 2016)

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