Hay una expresión que viene
del corazón del malovismo: “Basta con ver las caras de comemierdas que traen
todos para concluir que nos fue de la chingada con la designación de Quirino
Ordaz”.
Más allá de los números, de
las posiciones otorgadas a esta corriente —si es que se le puede dar esta
categoría— que nació en 2010, los estados de ánimo se imponen. Tal vez no en la
cúpula, donde debieron prepararse, incluso para un escenario peor, sino en los
cuadros medios.
Los malovistas se van del
gobierno y lo hacen prácticamente sin nada. O con migas en las manos, que viene
siendo lo mismo. Y aparte calladitos, porque les está prohibido siquiera andar
de bocones. Más aún, algunos se han integrado al equipo de campaña del
mazatleco, con la consigna de ganar la elección a costa de lo que sea. Si un
escenario no puede concebirse en el malovismo ahora, a pesar de esos rostros,
es que Ordaz Coppel pierda la elección.
Así, como muestra icónica de
esta mansedumbre abrupta, en el trébol de cuatro hojas que tanto se esgrimió
como símbolo de la nueva era de este malovismo pretendido, a través del
secretario General de Gobierno, Gerardo Vargas Landeros, se ha montado el
nombre del precandidato del PRI. ¿Así o más humillante?
Podría hablarse de
pragmatismo, pero no. Eso ocurrió en 2010, cuando estos priistas se unieron a
una coalición opositora para lograr la candidatura. Ahora se trata de una
imposición de Estado porque estamos frente a una elección de Estado en la que
se están poniendo en movimiento todos los mecanismos que éste tiene para
sacarla adelante. Y lo que falta por ver.
Si el candidato de la alianza
PAN-PAS es Martín Heredia o Roberto Cruz, la campaña de Quirino será como un
paseo bicicletero, cansado el pedaleo pero sin estrés. Pero si el candidato es
Héctor Melesio Cuen Ojeda echarán mano de todos los recursos para asegurar la
elección, aun con las contradicciones que su candidatura pueda generar en el
panismo tradicional.
Por lo pronto, a la
estructura del PRI puede sumársele la de los ayuntamientos que controla este
partido. En el norte, una de las zonas más disputadas, Ahome está en manos del
tricolor pero, además, siendo de allá Mario López Valdez, no puede darse el lujo
de que Ordaz Coppel tenga menos votos que la coalición PAN-PAS pues sería su
tumba. (Como lo fue para Aarón Irízar López el no haber logrado contener la
avalancha malovista hace cinco años y que le costó el veto de Jesús Vizcarra en
este proceso interno).
En los municipios del centro
todo indica que la candidatura de Quirino Ordaz no tendrá muchos problemas. La
plaza principal, Culiacán, va amarrada con dos candidaturas centrales, la de la
alcaldía, con Jesús Valdez y la del distrito 13 con Aarón Rivas, lo cual le da
solidez al voto priista, dado el liderazgo de éstos en el llamado grupo
Culiacán, que se dio el gusto de trabajar contra el candidato priista a la
diputación federal por el distrito 05 en la elección federal pasada, Ricardo
Hernández, permitiendo que ganara la elección Manuel Clouthier Carrillo, como
independiente.
Y en el sur las cosas parecen
más definidas para el aspirante priista por su origen, a pesar de que hay ahí
un panismo histórico muy leal a sus colores, con liderazgos, aunque regionales,
muy fuertes, con estructuras que no han dejado de estar activas en los últimos
años y que pueden funcionar a la perfección en pos de la causa aliancista si se
respeta el acuerdo de civilidad firmado sea quien sea el candidato.
Pero los escenarios están
todavía en proceso y dependerá mucho de lo que ocurra en el PAN, PAS y, por su
cuenta, en el PRD, para saber qué rumbo tomarán las campañas, con qué intensidad, la orientación de los discursos,
y si será necesario o no que algunos de los protagonistas echen mano de la
guerra sucia que en otros procesos, aquí mismo, en Sinaloa, ha dado tan buenos
dividendos.
BOLA Y CADENA
SI QUIRINO ORDAZ COPPEL
quisiera emular el discurso de Malova, no tendría dudas para identificar a su
“padre empresarial”, en la figura de Eleovigildo Carranza, dueño de Pinsa, una
de las empresas atuneras más importantes de América Latina y ahora metido
también en negocios turísticos (es dueño del complejo Estrella de Mar y compró
al menos 400 hectáreas en el megaproyecto de Teacapán, el CIP). Carranza fue
uno de sus principales promotores y financiadores en la campaña para diputado
federal y, hace días, anfitrión del mismísimo Presidente de la República, en su
reciente visita a Mazatlán. En esa misma línea, el padre político sería sin
duda Antonio Toledo Corro, quien fue compadre de Quirino Ordaz Luna (qepd) y
alcalde de Mazatlán precisamente cuando Toledo fue gobernador.
SENTIDO CONTRARIO
AHORA JAIME RODRÍGUEZ
CALDERÓN, el Bronco, sabe que no es lo mismo estar enfrente del gobierno,
criticando a sus anchas su ejercicio, que ser gobierno. Lo ocurrido en el penal
de Topo Chico, donde murieron casi 50 internos en medio de un enfrentamiento,
habla de sus deficiencias como gobernante. Y no hay pretextos. Él es el
gobernador de Nuevo León y a él le corresponde ofrecer cuentas. Fue un
excelente candidato que reivindicó la figura de las candidaturas
independientes. Pero ya en la silla puede ser igual o peor. Ya se verá.
HUMO NEGRO
FALTA MUCHO PARA ESO, SI
OCURRE, pero es posible que las próximas confrontaciones de Joaquín Guzmán
Loera y Alfredo Beltrán Leyva, se den en una corte de los Estados Unidos.
Aunque hay ahí lazos familiares que amainarían el temporal. Por lo pronto, el
Mochomo enfrentará, entre otros, un careo con Reynaldo Zambada García, el Rey,
quien, al parecer, se acogió al programa de testigos protegidos. Beltrán Leyva,
a diferencia de otros capos que han caído en manos de la justicia
norteamericana, se declaró inocente de los cargos que se le imputan.
(RIODOCE/ COLUMNA “ALTARES Y SÓTANOS” DE
ISMAEL BOJÓRQUEZ/ 14 febrero, 2016)
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