A
pesar de que el lugar donde desemboca el túnel por el que escapó el líder del
Cártel del Pacífico está rodeado de viviendas, los vecinos callan en torno a la
fuga
ALMOLOYA,
Estado de México, 12 julio.- Cultivos de maíz y caminos llenos de lodo
tendieron un manto ideal para elegir la casa desde la cual se construyó el
túnel de 1.5 kilómetros que permitió la fuga del capo Joaquín Guzmán Loera de
la prisión de máxima seguridad Altiplano I, en el Estado de México.
Desde
esta vivienda a medio construir se puede trazar un línea recta hasta el penal
del que el líder del cártel del Pacífico se evadió anoche a través del túnel,
que contaba con tubería para ventilación, alumbrado y una motocicleta adaptada
sobre raíles que al parecer fue usada para sacar la tierra.
El
pasaje, en que se encontraron instrumentos de construcción, tanques de oxígeno
y recipientes con combustible, "desemboca en un inmueble que se encuentra
en obra negra al suroeste del centro federal (la prisión) en la colonia Santa
Juanita", dijo a la prensa en comisionado nacional de seguridad, Monte
Alejandro Rubido.
Como
pudo constatar Efe en dicho inmueble, sus paredes de ladrillo y un depósito de
agua en el techo permitieron disfrazar la intensa actividad que debió suponer
cavar un túnel. Los campos cercanos volvieron invisible el traslado de tierra
extraída.
Agentes
de la fiscalía revisan la casa y mantienen un cerco a varias decenas de metros,
con vehículos del Ejército y de la Policía Estatal. Ninguno de los pobladores
se ha acercado a esta zona, a la que se llega tras recorrer brechas de lodo.
En
el límite exterior de la prisión, la tierra ha sido removida. Zanjas de dos
metros de profundidad y cientos de metros de longitud rodean los muros de
concreto, con tubos del sistema de agua Cutzamala que se forman en filas para
ser sepultados.
Unos
50 miembros del personal sanitario del penal esperan a las afueras la orden de
entrada, que fue frenada por las autoridades para investigar las últimas horas
de "El Chapo" Guzmán en prisión.
Los
vecinos se asoman a la ventana, salen y observan, pero todos callan,
acostumbrados a la rutina de la prisión.
A
condición de no ser grabada, Noemí comentó a Efe que la policía le pidió a su
familia no salir de casa durante la noche porque iba a haber balazos y mejor prefirió
encerrarse; su esposo salió a trabajar con normalidad en su taxi.
Un
grupo de jóvenes pasa frente a la prisión en sus motos para observar los
movimientos de la policía.
Son
vecinos de un fraccionamiento de 8 mil viviendas en las que viven incluso
familiares de reos, pero todos dicen saber nada.
(EXCELSIOR/EFE/
12/07/2015 16:01)
No hay comentarios:
Publicar un comentario