A
lo largo de su trayectoria, el director de la Policía Ministerial del Estado
(PME), Jesús Antonio Aguilar Iñiguez ha estado envuelto en escándalos, como
cuando la PGR ofrecía una recompensa a quién diera informes de su paradero
luego de haber sido señalado de vínculos con narcotraficantes. Al grupo que él
dirige en la Policía Ministerial se le imputa incurrir en tortura; al
comandante se le cuestiona por seguir al frente de la corporación policiaca aun
cuando no aprobó el examen de control de confianza. Ahora se le critica por
altercado con un periodista local.
Faltaban
unos minutos para iniciar el acto protocolario de inauguración del nuevo
edificio de la Unidad Especializada Antisecuestros, el miércoles pasado. Sólo
se esperaba, en cualquier momento, la llegada del gobernador y algunos
invitados especiales como Renato Sales, coordinador Nacional Antisecuestros, e
Isabel Miranda de Wallace, presidenta de la Asociación Civil Alto al Secuestro.
El
lugar lucía lleno, custodiado por agentes de la propia unidad
antisecuestros. La mayoría de los
periodistas invitados se refugiaba del calor, bajo una gran carpa blanca.
Justo
a un costado de la puerta principal del edificio de la nueva sede de la UEA,
sonriente se encontraba Aguilar Íñiguez, más conocido como Chuytoño, platicando
con un agente de la policía que lo acompañaba, cuando se acercó un reportero a cuestionarlo.
—Usted
estaba reprobado —le preguntó un reportero refiriéndose al examen de control de
confianza.
—No,
no, yo ya no opino nada, hijo, ya lo que dio el gobernador a conocer ya lo dio
a conocer, sale — respondió, todavía tranquilo el jefe policiaco.
—Pero
¿usted cree que es correcto comandante?
—Lo
que el gobernador decida yo tengo que acatar, listo, ya —dijo el director
levantando el tono de voz.
Los
demás comunicadores, al ver que Chuytoño estaba siendo cuestionado, se
abalanzaron para obtener una respuesta del director de la Policía Ministerial,
en torno al hecho de haber reprobado el examen de control de confianza,
situación que lo obligaría a comenzar un proceso administrativo y por ende
darse de baja de la corporación.
Al
estar la mayoría de los reporteros alrededor de Aguilar Iñiguez, el reportero
Enrique Gil Vargas, corresponsal de Televisa, le insistió:
—Pero
¿usted pasó el examen comandante?
—Ya,
ya déjese de cosas, déjese de eso, déjese de eso, aquí estoy trabajando. El
examen del señor gobernador lo pasé y aquí estoy, punto, listo, listo…
—respondió Aguilar, levantando la voz y con el ceño fruncido, como si el sol le
calara fuerte.
—Bájale
—le advirtió Chuytoño al reportero
—No,
bájele usted
—Bájele…
no te metas conmigo
—Yo
me meto con el que me de mi gana ¿Cómo la ve?
Otro
reportero intercedió y cuestionó al jefe policiaco: “¿Por qué amenaza, comandante?
¿Por qué amenaza a los reporteros?”
—A
ti no te estoy amenazando— dijo el jefe policiaco.
—¿Me
va a torturar?— Insistió Gil Vargas.
Ante
la situación y molestia con que se hablaban el director de la Policía
Ministerial y el reportero, Moisés Melo García, coordinador de Seguridad
Publica en el Estado, y Sergio Martel Ríos, coordinador de giras del
gobernador, tuvieron que intervenir jalando a Aguilar Iñiguez para retirarlo de
la escena e intentar calmarlo.
Antes
de que lograran retirarlo el director de la PME, molesto, le dijo al reportero:
“Solitos tu y yo…”
—Cuando
quiera— insistió el reportero.
—Ponle
fecha y hora— reviró Chuytoño.
A
Chuytoño lo retiraron por un momento del lugar, llevándoselo a la parte de
atrás del edificio de la UEA.
“Bueno…
yo en realidad no sabía cómo estaba la situación, pero vi que desgraciadamente…
había pues una fricción y llegué a ver de qué se trataba, a calmar como debe
ser los ánimos”, dijo el general Moisés
Melo García.
El
evento inició con la llegada del gobernador y demás acompañantes que
recorrieron las instalaciones del nuevo edificio, donde no dejaron entrar a los
reporteros, y continuó con el acto protocolario.
Aguilar
Iñiguez se incorporó al evento y se sentó en la parte posterior lejos de los
demás funcionarios, acompañado por un agente policial; al término del acto se
levantó de su silla y sin decir una palabra se retiró antes que los demás
funcionarios del lugar.
Después
del altercado, el gobernador pidió una disculpa a nombre del funcionario, asegurando
que el incidente no pasaría a mayores y que todo se debió a “un mal momento”.
“Yo
mismo le pedí una disculpa personal (refiriéndose al reportero), y creo que
también Chuytoño se disculpó con él, espero que este incidente quede superado y
no lo llevemos a dimensiones que no debe de tener, porque si ustedes piensan
que corren peligro al desempeñar su función con nosotros, no, este será un
incidente que debemos de aprovechar para que no vuelva a ocurrir”, dijo Malova.
El
gobernador aseguró que es la primera vez que Aguilar Iñiguez pierde los
estribos, “yo creo todo mundo nos calentamos, y bueno fue un mal momento, se
calentaron y eso que ojalá no llegue a mayores, pero yo les doy la garantía que
no pasará a mayores por nosotros”.
CUANDO LA PLAZA SE CALENTÓ
A
unos metros del edificio recién inaugurado, dentro del estacionamiento de Plaza
Cinépolis, hay un cenotafio. Es a la memoria de Rodolfo Carrillo Fuentes y su
esposa Giovanna Quevedo, asesinados a balazos el 11 de septiembre del 2004,
quienes en aquel entonces eran escoltados por elementos de la PME, cuyo
director era precisamente Aguilar Íñiguez.
La
muerte del llamado Niño de Oro no solo marcó la separación entre los cárteles
de Juárez y Sinaloa; también evidenció la protección por parte de la policía a
miembros del crimen organizado.
Aquella
tarde, la plaza Cinepolis lucía llena. Alrededor de las 15:00 horas llegaron
Rodolfo Carrillo y su esposa, escoltados por Pedro Pérez López, comandante de
la Policía Ministerial del Estado.
Al
salir de la plaza comercial fueron atacados por un grupo de gatilleros. La
pareja terminó asesinada y el comandante Pérez López herido.
Agentes
de diferentes corporaciones llegaron al lugar y según los archivos
periodísticos, la persecución de los sicarios terminó atrás del Seminario —en
la salida norte de la ciudad—, donde cinco presuntos involucrados fueron
ejecutados.
Tras
el asesinato del Niño de Oro, la entonces Subprocuraduría de Investigación
Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) confirmó que investigaba a
Aguilar Iñiguez, junto con otros ocho jefes policiacos, por supuesta protección
a narcotraficantes.
El
16 de septiembre de ese mismo año, Aguilar Iñiguez se separó de su cargo justificando no entorpecer
las investigaciones, declarando que estaría en su casa por si las autoridades
lo necesitaban, sin embargo por algunos años se desconoció su paradero.
El
28 de mayo del 2010, la Procuraduría General de la República publicó en el
Diario Oficial un acuerdo en el que se ofrecía una recompensa de hasta cinco
millones de pesos por información que permitiera localizar a Jesús Antonio
Aguilar Iñiguez.
2004
EN PLAZA CINÉPOLIS. Se abre la cloaca.
DE REGRESO A LA ESCENA
Aguilar
Iñiguez reapareció a finales de marzo del 2011 en un operativo policiaco, respaldado por el Gobernador del estado,
Mario López Valdez. Ante los cuestionamientos de su expediente, el mandatario
aseguró que Chuy Toño había demostrado que ya había quedado exonerado de los
cargos que se le imputaban.
“Nosotros
hemos dicho que Sinaloa es tarea de todos y aquí lo que necesitamos nosotros es
que toda la sociedad participe contra la inseguridad y él es un ciudadano que
se ha acercado con la intención de participar y de apoyar a la administración.
“Con
blancas palomas no podemos enfrentar a la delincuencia en una lucha encarnizada
como la que se trae, no sólo en Sinaloa sino en gran parte del país”, dijo el
gobernador, luego de la polémica por el ingreso de Aguilar Iñiguez al gabinete
de seguridad.
“A
mí me parece que es un hombre respetado dentro de los cuerpos policiacos. Mandé
hacer un cuestionario así rápido y todos, la mayoría le tiene un enorme
respeto, un enorme reconocimiento a su valor, a su entrega, a su desempeño,
dentro de los cuerpos policiacos”.
“Y
así como está él ayudándonos, asesorándonos en darnos información, porque tiene
25 años de policía, él es un policía de carrera. Cualquiera que se pueda
acercar o desea acercarse en ese tema es bienvenido y creo que nadie le puede
cerrar la puerta a un hombre que ha dedicado su vida a ser policía”, señaló
Malova a finales de marzo del 2011.
Meses
después, en julio de ese mismo año, Aguilar Iñiguez regresó oficialmente como
Comandante de la PME, el mismo procurador confirmó la noticia a los medios de
comunicación. Luego sería nombrado director.
“ESTE TRABAJO ES… UNA TORTURA”
A
pesar de que Aguilar Iñiguez ha señalado en reiteradas ocasiones que la
corporación que dirige siempre ha sido respetuosa de los derechos humanos, la
CEDH y otros organismos han señalado actos de tortura en diferentes casos.
En
el 2014, Juan Carlos Cristerna Fitch, acusado del asesinato de su novia Perla
Lizeth Vega, maestra de la UAS, quedó libre al comprobar a los jueces que su
declaración la obtuvo la Policía Ministerial mediante tortura.
El
7 de septiembre del 2014, Ríodoce publicó la nota “Juan Carlos Cristerna sale libre
al probar que fue torturado”, donde
narra lo ocurrido aquel 8 de enero del 2013, cuando el propio Aguilar
Iñiguez cuestionó frente a los medios de comunicación a Cristerna Fitch.
“Aquel
día de enero de 2013, se le pregunto al director de la Ministerial por un par
de heridas visibles que mostraba Cristerna Fitch en la nariz. Aguilar Íñiguez
dijo que era el frío y que una bufanda con la que se protegía Juan Carlos le
raspó el rostro. Pero ya ante el juez, además de retractarse de lo dicho al
Ministerio Publico y luego a los medios, sostuvo que había sido torturado antes
de la declaración y durante el trayecto de Baja California a Sinaloa”.
El
pasado mes de enero la CNDH emitió una recomendación que reiteraba la emitida
en el 2013 por la Comisión Estatal, en la que se señalaron actos de
tortura por parte de elementos
ministeriales en contra de Yesenia Armenta Graciano, acusada de asesinar a su
esposo Jesús Alfredo Cuén Ojeda, hermano de ex alcalde de Culiacán y hoy
diputado local y dirigente del Partido Sinaloense (PAS), Héctor Melesio.
Según
el informe, mediante actos de tortura se consiguió que Armenta Graciano se
declarara culpable en el caso del asesinato de su esposo. Al respecto el
gobernador declaró que mientras durara el proceso de averiguación ninguno de
los elementos, incluidos Aguilar Iñiguez, sería
retirados de sus cargos.
En
febrero de este año Antonio Aguilar Iñiguez declaró: “Vamos a seguir
combatiendo la delincuencia, que no se equivoquen y que no les quede la menor
duda y lo hacemos con absoluto respeto a los derechos humanos, aun a costa de
la vida de los policías, lo vamos a seguir haciendo y que nos investiguen
porque estamos limpios”.
(RIODOCE/
Cristian Díaz/ 15 marzo, 2015)
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