Después
de la captura de Rolando González Moreno “El Compadrón”, y tras una relativa
calma de 30 días, ahora los grupos criminales recurrieron a la privación ilegal
de la libertad de sus rivales en una lucha entre José Francisco Ojeda Torres
“El Pepillo” y Felipe Eduardo Guajardo García “El 28” por el control de plaza
de la zona sur de La Paz
En
la víspera del carnaval, y cuando se presumía que la disputa entre grupos
criminales había terminado tras la captura del jefe de la plaza del
narcomenudeo en la zona norte de La Paz, Rolando González Moreno “El
Compadrón”, la lucha se recrudeció esta semana por el control de la zona sur
entre José Francisco Ojeda Torres y/o José Fernando Torres Montenegro “El
Pepillo” y Felipe Eduardo Guajardo García “El 28”.
Los
grupos delictivos volvieron al escenario, luego de 30 días de aparente calma,
solo que está vez recurrieron a los llamados levantones, desde el 10 y hasta el
12 de enero participaron en cuando menos cuatro eventos durante la noche,
madrugada y a plena luz del día en las ciudades de La Paz y San José del Cabo,
Baja California Sur.
La
disputa que las células delictivas de la zona sur sostienen a partir del 16 de
enero, cuando los sicarios al servicio de “El Pepillo” fueron y asesinaron a un
inocente de 54 años que resultó ser el padre de tres narcomenudistas de “El
28”, encendió la alerta roja, sobre todo porque –según testigos de una
privación ilegal de la libertad que obra en manos de la Procuraduría General de
Justicia del Estado (PGJE)— en los levantones participaron agentes de la
Dirección de Seguridad Pública, Policía Preventiva y Tránsito Municipal de La
Paz al mando del comisario Manuel Salvador Arce Delgadillo.
Los
testimonios recabados por los agentes de investigación confirmaron la privación
ilegal de la libertad del capitán de barco, Marco Antonio Espinoza y de su
acompañante, César Darío Liera Villavicencio, registrada la madrugada del 11 de
febrero, cuando acababan de registrarse y descansaban en las habitaciones 114 y
116 del hotel La Purísima, localizado en la calle 16 de Septiembre entre
Revolución y Aquiles Serdán en pleno corazón de La Paz.
Durante
el interrogatorio, los testigos aseguraron alcanzar a observar alrededor de las
12:40 de la madrugada, cuando un comando armado llegó al establecimiento a
bordo de dos vehículos: una camioneta color claro con quemacocos y vidrios
polarizados y un automóvil de color obscuro, vidrios polarizados y cuatro
puertas.
El
primer vehículo, es decir, la camioneta tipo vagoneta, se estacionó del carril
del lado derecho, y justamente atrás pasó y se estacionó en doble fila la
patrulla con número económico 115, y cuyos agentes de seguridad, hablan
alrededor de dos minutos con los tripulantes.
El
segundo vehículo –de acuerdo a los testigos– frenó atrás de la patrulla, y así
permaneció hasta que se retiró, y entonces fue y se estacionó en el carril
izquierdo casi en la esquina del cruce de la calle 16 de septiembre y Aquiles
Serdán.
Los
tripulantes se quedaron arriba de las dos unidades aproximadamente 10 minutos,
posteriormente los choferes descendieron de ambos vehículos, después de que por
segunda vez pasó la patrulla y los policías hicieron señas a los delincuentes y
se fueron.
Entonces
los criminales, después de bajarse, fueron y caminaron hacia el hotel, tocaron
la puerta, porque está cerrada y luego entraron a la recepción.
El
recepcionista del hotel –dijo en su declaración ministerial— que observó a los
choferes de las unidades entrar y hablaron con él, y quienes pidieron ver la
lista de los clientes hospedados.
Posteriormente,
tras leer la lista –según el recepcionista– uno de los dos pilotos del convoy,
salió del hotel y se subió a la camioneta, y duró arriba cinco minutos más,
mientras en el interior del negocio, el otro chofer desconectaba una vieja
videocámara de la recepción del hotel que no servía.
Los
testimonios recabados por la PGJE expusieron que aproximadamente a las 1:40 de
la madrugada, descendieron de la camioneta dos pistoleros, vestidos de negro
con, gorra y pechera, uno de ellos armado con un rifle de asalto, y del
vehículo acompañante, bajaron otros tres, uno de los cuales también portaba un
arma larga.
Los
cinco sujetos ingresaron al hotel, y los cuales, después de 5 minutos, salieron
con dos personas esposadas, una de ellas con shorts, y las cuales fueron
subidas a la camioneta y se fueron.
LOS LEVANTONES
Pero
el levantón del hotel La Purísima de La Paz no fue el primero ni el único
registrado durante esta semana.
Un
día antes, es decir, el 10 de febrero, dos mujeres identificadas con los
nombres de Mónica y Angélica fueron levantadas de su vivienda, localizada en la
esquina de las calles Regidores y Vicente Guerrero en la colonia Lázaro
Cárdenas de La Paz.
Las
jóvenes, que –según vecinos— “eran prostitutas”, fueron sacadas de su morada
durante la noche por un comando armado, el cual el pasado 8 de febrero ya había
baleado su domicilio particular.
Los
sicarios habían llegado a esa vivienda color rosa con portones verdes
clasificada por las autoridades de los tres niveles de gobierno, como un
picadero de un narcomenudista identificado como “El Calucha”.
La
primera, de nombre Mónica, es identificada como la pareja sentimental del dueño
de esa vivienda que –según los agentes de investigación de la PGJE— había
abandonado aproximadamente dos meses atrás, después de que habían intentado
levantarlo afuera de ese domicilio.
La
segunda, de nombre Angélica, fue identificada como pareja sentimental de uno de
los tres narcomenudistas que habrían levantado y quemado la noche del 12 de
octubre pasado en el kilómetro 38 de la carretera de La Paz a Ciudad
Constitución, Baja California Sur, y donde perecieron Mario Alberto López
García “El Júnior”, Tomás Antonio Rico Castro “El 3” y Carlos Antonio Mayoral
Hernández “El Mayoral”.
Dos
días después de este levantón, y uno luego del caso del hotel La Purísima, un
comando armando levantó, la mañana del pasado 11 de febrero, a la pareja de
nombres Miguel Ángel Bonilla Marrón y Citlalli Alejandra Ortiz Masse, cuando
estaban dentro de su domicilio particular en la colonia Vista Hermosa de La
Paz.
Los
testigos reportaron que hombres armados llegaron hasta la vivienda de la pareja
de 31 y 23 años y después ingresaron y sacaron a sus moradores y salieron a
bordo de tres vehículos. Son los siguientes:
1.- Una camioneta color blanco, línea
Suburban y marca Chevrolet.
2.- Un automóvil color rojo, modelo
Jetta y marca Volkswagen.
3.- Una camioneta color blanco.
Paralelamente,
la mañana del 11 de febrero, hombres armados levantaron al narcomenudista Luis
Alberto Martínez Cosío, hijo del propietario del negocio denominado “Carnitas
Abraham”, localizado sobre el vado de Santa Rosa en la ciudad de San José del
Cabo.
El
caso fue reportado alrededor de las 7 de la mañana, cuando –según testigos—
llegaron hasta el establecimiento tres personas armadas a bordo de una
camioneta de color negro, línea Durango y marca Chrysler.
Los
trabajadores dijeron haberse quedado impresionados unos 20 minutos después del
levantón, porque no supieron qué decir o qué hacer, por lo que lo único que
hicieron fue marcar al hermano de Luis, y quien dio aviso a las autoridades
sobre el suceso.
Después
del levantón, los testigos describieron los rasgos físicos de los delincuentes.
Son los siguientes:
1.- La primera persona –y al parecer el
jefe de ellos— es de complexión robusta, de 1.70 metros de altura, con barba
cerrada, moreno claro, acento tipo sinaloense, y quien vestía una playera negra
y una chamarra color gris con cachucha negra, y quien portaba una arma larga
con cacha color café.
2.- El segundo esa una persona delgada
con cara alargada, con bigote y poca barba, de aproximadamente 1.75 metros de
altura, y quien traía una chamarra negra.
3.- La tercera y última era de
complexión delgada, chamarra negra con gorro y siempre ocultándose de todos
para evitar ser identificado.
Los
hechos ocurrieron tan sólo a un kilómetro de la oficina de la Dirección de
Seguridad Pública, Policía Preventiva y Tránsito Municipal de Los Cabos.
Después
de 10 horas de haber sido levantado, y tras intensa búsqueda de los tres
niveles de gobierno, la víctima Luis Alberto Martínez Cosío, hizo una llamada
alrededor de las 5:44 de la tarde al celular del trabajador del negocio de
nombre David Alvarado Mateo, desde un teléfono que los maleantes habían robado
al primo de Luis de nombre Cristóbal.
Sin
embargo, por estar distraído no contestó, hasta que observó la llamada y marcó
y contestó el propio levantado, y quien textualmente dijo: “David, todo está
bien, aquí ando dando la vuelta”, y colgó.
Aun
cuando –al cierre de esta edición—los familiares de la víctima trataron de
establecer comunicación con él, no fue posible.
LUEGO DE 30 DÍAS SIN BALACERAS
Después
de la aparente calma, y tras la ola de levantones que inició el 11 de febrero,
los grupos delictivos de José Fernando Torres Montenegro o José Francisco Ojeda
Torres “El Pepillo” y Felipe Eduardo Guajardo García “El 28”, nuevamente
hicieron cimbrar el sur de La Paz tras el ataque armado y ejecución del
narcomenudista Martín Guadalupe Cota Castro en la calle de Santa Lourdes entre
Santa Ana y Santa Lucía en la colonia Santa María.
Los
vecinos reportaron disparos de arma de fuego alrededor de las 18:04 de la
tarde, cuando estaban dentro de sus viviendas y no quisieron salir hasta que
terminaron las detonaciones y se escuchó el rechinar de las llantas de un
vehículo, en señal de la retirada y huida de los asesinos.
Los
testigos dijeron estar completamente sorprendidos, porque la persona que
disparó el arma era una “mujer sicaria”, quien portaba un rifle “cuerno de
chivo”, y descendió de una camioneta tipo vagoneta, y venía acompañada por
otros tres sujetos.
Al
momento del ataque, la víctima de 39 años, había descendido de un automóvil
sedán, color crema, línea Protege y marca Mazda y con placas de circulación
014-PMN-9, quien recibió tres tiros en la cabeza.
En
la escena del crimen, los peritos de la Procuraduría General de Justicia del
Estado (PGJE) encontraron 9 cartuchos percutidos calibre 7.69 x 39 milímetros,
una gorra negra y unas sandalias a un costado de la víctima, que yacía en medio
de un charco de sangre.
Los
agentes de investigación identificaron a la víctima como un narcomenudista al
servicio de “El Pepillo”, quien tiene amplios antecedentes delictivos por los
delitos de asalto y robo a casa habitación.
(SEMANARIO
ZETA/ REPORTAJEZ BCS/ Investigaciones ZETA/ 17 de Febrero del 2015 a las 12:00:00)
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