El policía
municipal Carlos Domínguez Murillo declaró no haberse dado cuenta de dónde
salió la bala que lo alcanzó, solo sintió el impacto. En el automóvil del
supuesto agresor no se encontraron casquillos, y las posibilidades son tres:
utilizó un revólver, recogió el casquillo antes de huir, o no disparó
Sobre los hechos
ocurridos el lunes 5 de enero de 2015 en Tijuana, donde un policía municipal
resultó herido, las posibilidades son varias. Pudo tratarse, como se presume,
de un atentado contra un elemento de la Secretaría de Seguridad Pública
Municipal (SSPM), pero tampoco se descarta que apresurados, los uniformados
dispararon, hiriendo a uno de los suyos.
Se sabe que en el
crucero de la Avenida Paseo de los Héroes y Sánchez Taboada hubo por lo menos
cuatro disparos. Dos de ellos impactaron, uno en el policía y otro en el
vehículo objetivo de una persecución donde aparentemente viajaba un
delincuente, un Acura color blanco con placas de California.
Por los hechos, en
la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) se abrió la averiguación
previa 25/15/20A, por el delito de homicidio en grado de tentativa.
Hasta el cierre de
edición, las pruebas recabadas eran tres
casquillos calibre 9 milímetros que se recogieron en la vía pública y una ojiva
de bala 9 milímetros dentro del automóvil, donde no se hallaron ni casquillos,
ni armas.
La bala que alcanzó
y atravesó de lado a lado el abdomen del oficial Carlos Domínguez, aún no se ha
encontrado, tampoco indicios de que el hombre que conducía el Acura blanco haya
detonado un arma, incluso de que la trajera consigo.
Ese lunes, tras un
robo en el fraccionamiento Soler, la Policía Municipal perseguía a dos ladrones
en un vehículo que se les perdió a ratos. Cuando el automóvil pasó por el
entronque de la Preparatoria Federal “Lázaro Cárdenas”, procedente de la Vía
Rápida, al menos siete policías -que arribaron en dos patrullas y tres
motocicletas- ya lo esperaban para interceptarlo.
El helicóptero
“Pegaso” sobrevolaba la zona siguiendo al carro que ubicó un kilómetro atrás, a
la altura del centro comercial Plaza Río.
Aunque se desconoce
la forma precisa en que los policías se posicionaron en el sitio -está
pendiente la recreación de hechos-, se pudo conocer que había elementos en
ambos sentidos de la vialidad.
Dentro de las
declaraciones de ocho uniformados está la de Alejandro Orihuela Guerrero, quien
asegura no haber visto que el sujeto perseguido activara su arma. Declara que
pudo ver que levantó un artefacto, quizá una pistola tipo revólver.
El mismo municipal
dijo haberse percatado de que tres de sus compañeros dispararon en el lugar con
sus armas de cargo, calibre 9 milímetros. Caso de Lilian Magdalena Murillo
Torres, que a esa hora era la acompañante del agredido y, cuando rindió su
testimonio, afirmó haber jalado el gatillo de su pistola.
El lesionado, Carlos
Domínguez Murillo, declaró también ante el Ministerio Público, aseguró no
recordar si el balazo lo detonó el sujeto perseguido, que él solo sintió el
impacto y cayó al suelo.
El hombre logró
escapar en el vehículo, a pesar de que el “Pegaso” ya lo tenía ubicado
desde la Vía Rápida, cuando se activó el
operativo Plan Alfa, según comentó a los medios de comunicación, Alejandro
Lares Valladares, titular de la SSPM.
La ruta que habría
tomado el carro no se precisó, pudo ser la del Bulevar Sánchez Taboada o Paseo
de los Héroes, pero terminó en el estacionamiento de Farmacia del Sol, en la
Avenida David Alfaro Siqueiros de Zona Río.
En un video del
establecimiento que ZETA pudo ver, se aprecia a un solo sujeto alto y delgado
que baja del auto, observa la zona y
camina en dirección al Bulevar Abelardo L. Rodríguez. Viste camiseta roja y
pantalón de mezclilla, y a simple vista, no se ve que lleve un arma.
Con la zona sitiada
-minutos antes de los disparos se ordenó cerrar vialidades y provocar una
diminución en la velocidad del tránsito vehicular-, la ubicación del carro
demoró más de 10 minutos, 20, según calculó uno de los policías que declaró
ante el Ministerio Público.
El automóvil Acura tenía un impacto de bala en
la cajuela, y en el interior, además de la ojiva -9 milímetros-, había
marihuana envuelta en papel aluminio, una pipa de vidrio -de las que se
utilizan para consumir crack-, guantes y dos pasamontañas.
En cuanto a la bala
recibida por el policía, si el agresor fuera uno de los delincuentes que huían,
los escenarios podrían acotarse a tres: utilizó un revólver, recogió el casquillo y el arma antes de huir,
o no disparó.
El subprocurador general
de justicia en Tijuana, Gilberto Cota Alanís, no descartó la posibilidad de
fuego amigo.
Durante el operativo
de búsqueda, un hombre fue detenido por la Policía Municipal y presentado ante el Ministerio Público, para
después ser liberado porque no se acreditó su participación en los hechos.
De acuerdo con el
subprocurador, el objetivo ahora es conocer de dónde salió la bala que lesionó
al policía. Pendientes están los peritajes para conocer desde qué distancia
Domínguez Murillo recibió el impacto, así como el cálculo del calibre según la
herida, ya que no se ha encontrado el tiro.
EL ORIGEN DESDE EL C4
Más o menos 30
minutos antes de que el oficial fuera herido, se reportó al Centro de
Comunicaciones, Cómputo, Control y Comando (C4) el robo de una tienda de
abarrotes en el fraccionamiento Soler de la delegación Playas de Tijuana,
mientras estaba cerrada. Por la zona, también se denunció el intento de robo de
un vehículo y se señaló a un carro con las características del Acura blanco.
Ahí inició la persecución.
Por las maniobras, los policías de la zona perdieron de vista el carro que,
después se supo, tomó la Avenida Internacional y luego la Vía Rápida Poniente,
para ser localizado nuevamente a la altura de Plaza Río.
En base al
testimonio del policía Genaro Vega Hernández, no era uno, sino dos sujetos los
que iban a bordo. Los detuvo, bajó con las precauciones pertinentes, trató de
abordarlos, pero emprendieron la huida nuevamente.
Después de ese
acercamiento, lo único que se supo entre los elementos fue que uno de sus
compañeros había caído herido y posteriormente, a bordo del carro, cuando pasó
por el crucero, solo iba un sujeto.
El hombre equivocado
Alrededor de las
3:19 pm del lunes 5 de enero, se detuvo a Ángel Santillán, de 34 años, quien se
presumió, pudo haber sido el agresor del uniformado, según el registro del
sistema de Emergencias 066. No obstante, luego de recabar los testimonios de
Domínguez Murillo y de la dueña de la tienda de abarrotes del Soler, se
determinó que no tuvo participación, y el MP lo dejó en libertad.
Una cámara del
negocio de la delegación Playas de Tijuana videograbó a un hombre más grande y que vestía otra
ropa: camiseta roja y pantalón de mezclilla color azul. Por su parte, el
policía describió la misma vestimenta.
(SEMANARIO
ZETA/ REPORTAJEZ/ SAÚL ALEJANDRO RAMÍREZ/ 12 DE ENERO DEL 2015 A LAS 12:00:00)
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