En Michoacán,
los acontecimientos violentos de las últimas semanas, así como varios
michoacanos entrevistados por Proceso, indican que el “virrey” Alfredo Castillo
fracasó rotundamente en su encomienda “pacificadora”. Hay quienes afirman que,
lejos de apaciguar la entidad, el comisionado del gobierno federal pactó con
uno de los grupos delincuenciales más poderosos en la región de Tierra Caliente
–Los Viagras–, lo que multiplicó los problemas. El padre Gregorio Goyo López,
vicario de la catedral de Apatzingán, va más lejos en los señalamientos: afirma
que, según versiones locales, Castillo recibió 7 millones de dólares para que
dejara delinquir a Los Viagras, sus consentidos que están ahora fuera de
control.
MÉXICO, D.F.
(Proceso).- El martes 16 por la tarde, durante dos horas, dos grupos provistos
con armas de alto poder se disputaron a balazos el control de La Ruana, en
Tierra Caliente, Michoacán, una localidad clave en la producción de drogas
sintéticas y paso obligado de cargamentos de cocaína, mariguana y goma de opio
hacia Estados Unidos, de acuerdo con documentos oficiales.
Ese día, los
seguidores de Hipólito Mora y de Luis Antonio Torres, El Americano,
intercambiaron disparos de metralletas calibre 50, rifles de asalto y pistolas
de alto calibre, y se lanzaron granadas de fragmentación. El saldo: 11 muertos.
Y mientras eso
ocurría en territorio michoacano, el comisionado del gobierno federal, Alfredo
Castillo, se encontraba en la Ciudad de México. Estaba comiendo en un
restaurante de Polanco y luego hizo compras en una relojería de lujo de esa
zona, según afirmaron los senadores panistas Luisa María Calderón y Javier
Lozano.
Cuando se enteró de
la refriega, Castillo sólo atinó a decir que se debía a diferencias personales
entre Mora y El Americano. Sin embargo, pobladores de La Ruana, municipio de
Buenavista Tomatlán, sostienen que en el fondo se trata de una pelea por el
dominio de esta zona importante en la producción de drogas sintéticas, y paso
estratégico para el trasiego de otros enervantes.
Al principio, dicen
a condición de que se omitan sus nombres, la región estuvo controlada por Jesús
El Chango Méndez, fundador de La Familia Michoacana y oriundo de ese municipio.
Los habitantes de la
comunidad de Felipe Carrillo Puerto –conocida como La Ruana en honor a una
yegua blanca con manchas de gris y bayo–
comentan al reportero que tanto La Familia Michoacana como Los Caballeros
Templarios han utilizado desde hace tiempo ese lugar para instalar laboratorios
de producción de droga sintética.
(Fragmento
del reportaje que se publica en la revista Proceso 1990, ya en circulación)
(PROCESO/ JOSÉ
GIL OLMOS/ 20 DE DICIEMBRE DE 2014)
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